San José.— La carencia de oxígeno continuó agravándose en 2021 en Brasil y en Perú para atender el aumento de la demanda por el ataque del .

Con prolongadas penurias ante la falta de oxígeno que recrudeció en noviembre y diciembre de 2020, las escenas de desesperación de parientes de enfermos proliferaron en enero de 2021 a las afueras de los atiborrados centros de salud de Manaos, pujante capital del norteño estado de Amazonas y un nervio económico de Brasil.

En una respuesta típica de su decisión de minimizar a la epidemia, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, se deslindó de cualquier obligación de su gobierno de surtir ese tipo de gas medicinal a Manaos.

“No es nuestra competencia y no somos responsables de llevar oxígeno ahí”, alegó el capitán ultraderechista en retiro el sábado anterior, en un mensaje que generó inquietud en un país que, según distintas previsiones, debería disponer de unos 340 mil cilindros adicionales de diversa capacidad al día.

La actitud del gobernante abrió la posibilidad de abrirle un juicio para que enfrente el impacto legal por la afectación a la salud. Las Fuerzas Armadas de Brasil surtieron de oxígeno a Manaos en cantidades insuficientes.

“No queda la menor duda de que el presidente Bolsonaro atentó, en reiteradas oportunidades, en contra del derecho a la salud”, denunció el abogado brasileño Elival Ramos, catedrático de la Facultad de Derecho de la (estatal) Universidad de Sao Paulo y exprocurador de ese sureño estado.

En declaraciones al periódico Folha de Sao Paulo, Ramos y la también abogada brasileña Eloísa Machado, profesora de Derecho de la (no estatal) Fundación Getulio Vargas, de Sao Paulo, cuestionar legalmente la actuación del presidente. Fiel a su libreto, Bolsonaro ignoró las advertencias.

“Cuando la gente observa una acción deliberada, repetida y coordinada, una acción propandemia, claramente tenemos un delito de responsabilidad, porque el gobierno está actuando completamente, y no eventualmente, fuera del rango constitucional”, planteó Machado.

Brasil, que el 25 de febrero del año pasado se convirtió en el primer país de América Latina y el Caribe con Covid-19, se consolidó ayer en la mañana en el segundo puesto mundial por muertos, con cifras oficiales de 225 mil 99 y un acumulado de 9 millones 229 mil 322 pacientes. Estados Unidos superó a Brasil en ambos renglones, mientras que India en total de contagios.

Al ahondarse el problema… a Brasil le surgió un auxilio inesperado: Venezuela.

Con su sistema de salud hundido en más de siete años de caos financiero, incesante y severo déficit de medicinas e insumos de bioseguridad y en deterioro general, Venezuela dio la apariencia de que logró cubrir sus necesidades de oxígeno y, sorpresivamente, socorrió a Brasil.

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, autorizó a mediados de enero el envío de seis camiones cisterna con oxígeno para Brasil. En un acontecimiento con la peculiaridad de que Maduro y Bolsonaro son rivales políticos, el convoy pasó del sureño estado venezolano de Amazonas al norteño estado brasileño de Amazonas, que marcan parte de la frontera de ambos países.

En una entrevista difundida el lunes por la televisión estatal venezolana, Maduro dijo que Bolsonaro le tiene miedo y “no quisiera verme a los ojos” para resolver los líos en Manaos.

El sindicalista venezolano Pablo Zambrano, secretario ejecutivo de la Federación de Trabajadores de la Salud, informó a EL UNIVERSAL que la ayuda de Maduro a Bolsonaro se registró pese a que el oxígeno también falta en centros de salud de Venezuela.

“No ha sido una escasez terrible. En algunos sitios hay, aunque tampoco en todos en la cantidad necesaria. En nuestro sistema público de salud falta todo: no sobra nada como para entregarle a otro país. No se puede regalar lo que no se tiene. Con un salario mínimo de menos de un dólar al mes, ¿a quién le puede regalar Venezuela cuando nos falta todo?”, recalcó.

Venezuela registró ayer en la mañana un total oficial de 127 mil 346 portadores y mil 196 muertos.

Alarma

Perú, con datos oficiales de 1 millón 142 mil 716 infectados y 41 mil 181 muertos para ayer en la mañana, entró en un segundo faltante de oxígeno en pandemia, con filas interminables de familiares en los establecimientos distribuidores del producto y cuadros de dolor en los hospitales sin el apetecido gas.

La (estatal) Defensoría del Pueblo de Perú previó que ese país deberá aumentar su producción diaria de 800 metros cúbicos a un mínimo de un millón de metros cúbicos y a más de 3 millones en una eventual complicación.

El Ministerio de Salud de Colombia reportó a este diario que ese país “produce suficiente oxígeno”, pero que el “reto” es la distribución como líquido directamente a los hospitales, cuyo “alto consumo” obliga por la crisis a un más frecuente llenado de tanques.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) calculó que uno de cada cinco enfermos necesitará oxígeno y que los requerimientos aumentarán a tres de cada cinco en graves.