Bruselas.— Cuando se trata de evaluar los sistemas de salud de la Europa rica, el modelo danés, utilizado regularmente por la autoridad mexicana como referente, suele sobresalir por sus buenas notas, aunque no necesariamente es el más aplicado de la clase.
Si bien la gran mayoría de los europeos goza de la fortuna de vivir en países donde el sistema de salud puede cuidarlos cuando enferman, la atención y los tratamientos que reciben ante un malestar difiere de una nación a otra.
Esto se debe a cuestiones que tienen que ver con la inversión pública, el tamaño de la fuerza laboral responsable de brindar el servicio, la capacidad de las naciones a adaptarse a nuevos desafíos y los costos que tiene el cuidado médico para el bolsillo ciudadano.
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La esperanza de vida en Dinamarca ha aumentado en promedio más rápido que en el resto de la Unión Europea (UE) desde 2010, con excepción de una ligera caída en 2020 debido al Covid-19, como ocurrió en la gran mayoría de los socios comunitarios.
Durante dicho periodo, la esperanza de vida aumentó de 79.8 a 81.6 años, en comparación al nivel comunitario, 79.3 y 80.6, respectivamente.
No obstante, al comparar a Copenhague con otras naciones europeas, 10 países comunitarios, Liechtenstein, Suiza, Islandia y Noruega sacan mejores notas. Quien nace en el Principado de Liechtenstein goza de la mayor esperanza de vida en Europa, 84.4 años, seguido por los suizos, con 84 años, y los españoles, con 83.3 años, de acuerdo con la Agencia Europea de Estadísticas (Eurostat).
Todos los residentes daneses están automáticamente cubiertos por el sistema nacional de salud, el cual es financiado predominantemente a nivel estatal.
El gasto en sanidad en Dinamarca se ha mantenido ligeramente por encima de la media de la Unión en la última década; creció a un ritmo medio de 2% por año en términos reales entre 2015 y 2019, mientras que aumentó en 5% en 2020 como respuesta al Covid-19.
La nación escandinava destaca entre los cinco Estados del Viejo Continente que más gastan en salud por habitante, 5 mil 642 euros por ciudadano en 2020, detrás de suizos, liechtensteinianos, noruegos y luxemburgueses.
En Europa no hay quien le haga sombra a Berna y Vaduz, que destinan 9 mil y 8 mil 892 euros por habitante.
En términos de Producto Interno Bruto (PIB) Dinamarca ocupa la novena posición en la UE. Nadie gasta más en salud, en términos absolutos, que Alemania y Francia, que destinaron 12.8% y a 12.2% de su PIB en 2020. La cifra equivale a 432 mil millones de euros y 281 mil millones, respectivamente. Les siguen Austria (11.5%), Suecia (11.4%), Países Bajos (11.1%) y Bélgica (11.1%).
A pesar de que la UE tiene la mayor densidad de trabajadores sanitarios de todas las regiones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), muchos Estados europeos sufren de escasez de fuerza laboral, en gran medida por problemas relacionados a la retención de personal y la falta de renovación de la planilla. Italia tiene la mayor proporción de médicos de 55 años o más.
En la Unión Europea hay aproximadamente 1.75 millones de médicos en activo y 3.9 millones de enfermeras. La nación nórdica tiene más médicos y enfermeras per cápita que la media de la UE, 4.2 médicos y 10.1 enfermeras por mil habitantes.
Una quinta parte son médicos generales, similar a la media comunitaria.
Tomando en consideración al bloque en su conjunto, Dinamarca ocupa el décimo peldaño en la lista con mayor densidad de médicos, enfermeras y profesionales de la obstetricia por 10 mil habitantes. Irlanda, Alemania y Fin- landia se ubican en los primeros tres puestos en este renglón.
Para contener la deserción y aumentar la oferta de médicos y enfermeras, el gobierno de la socialdemócrata Mette Frederiksen creó un grupo de trabajo especializado en junio de 2020. Los trabajos resultaron en una lista de 23 recomendaciones para fortalecer la planilla laboral del sector salud. Para este año, deberán aumentar las plazas de formación de médicos especializados en 8%.
El aumento de las consultas a distancia también ha contribuido a disminuir la carga de trabajo del personal médico y ampliar la cobertura sanitaria. En 2020 las consultas de los médicos de cabecera por video, teléfono o mensajería electrónica crecieron 9% en comparación al año previo.
De acuerdo con una encuesta de Eurofound, 46% de los daneses recibieron una consulta médica en línea o por teléfono durante los primeros 12 meses de la pandemia, más que la media de la Unión: 39%.
A pesar de la amplia cobertura médica, para millones de europeos enfermarse significa decidir entre pagar el tratamiento médico, la comida, la educación u otras necesidades básicas.
Los pagos directos realizados por los hogares representan la tercera fuente más importante de financiamiento, detrás del presupuesto gubernamental y los esquemas de seguros. En el caso de Holanda el seguro es privado, obligatorio y en 2022 tuvo un costo de 129 euros mensuales por la cobertura básica.
Los búlgaros son los que tienen que poner la mayor cantidad de dinero para recibir atención médica antes de que el seguro comience a cubrir los costos; 35.5% del gasto no es reembolsado. Les siguen Malta, 34.1%, y Grecia, 33.4%.
Del otro lado de la balanza se encuentran Holanda, Francia y Luxemburgo, los únicos miembros donde los gastos de bolsillo representan menos de una décima del pago sanitario, 9.3%, 8.9% y 8.4%, respectivamente.
La parte del gasto en salud que sale del bolsillo danés antes de la cobertura social equivale a 12.8%, inferior a la media de la Unión, que es alrededor de 15%.
De acuerdo con el último informe de la Comisión Europea sobre el estado de la salud en Dinamarca, en ese país no se requieren copagos para visitas de atención primaria u hospitalaria, incluyendo los medicamentos prescritos durante la estancia. El desembolso extra está asociado a medicamentos fuera de consulta, servicios dentales y fisioterapia.
Si bien existen subsidios para estos servicios, aproximadamente cuatro de cada 10 daneses compran un seguro complementario para cubrir estos costos, al tiempo que casi un tercio adquiere seguros suplementarios para acceder a proveedores privados y servicios optativos.
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