Como todo lo que se está viviendo en un mundo en plena emergencia por el nuevo coronavirus , también este Jueves Santo será totalmente atípico. En la jornada que recuerda la última cena que tuvo Jesús, cuando lavó los pies a los apóstoles, por primera vez en los siete años de pontificado de Francisco I no habrá el tradicional lavado de pies y la ceremonia será sin fieles, transmitida por streaming en directo a los más de mil 300 millones de católicos del planeta.
Como hacía siendo arzobispo de Buenos Aires , desde su elección, en marzo de 2013, el Papa llevó al Vaticano su costumbre de salir de la catedral primada el Jueves Santo para ir a lavarle los pies a presos de una cárcel, a enfermos de un hospital, a ancianos de un hogar o a refugiados de un centro de acogida.
En medio de la pandemia por el Covid-19, así como el resto de la Semana Santa, que comenzó el domingo con una misa de Ramos sin fieles y sin procesión, adentro de la Basílica de San Pedro, todo será distinto este Jueves Santo.
Tal como informó el Vaticano, el Papa esta vez no podrá salir de los muros del Vaticano y celebrará la misa "en la cena del Señor" en el altar de la Cátedra de la Basílica de San Pedro a las 18:00 horas local.
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Como ocurrió en la misa de domingo de Ramos, no habrá fieles, sino tan sólo un mínimo número de prelados que lo asisten en la celebración, así como un reducido número de miembros del coro de la Capilla Sixtina, todos por supuesto, respetando la distancia interpersonal.
La procesión inicial será desde el altar de la Confesión hasta el de la Cátedra pasando al lado del altar de San José. En el curso de la celebración no tendrá lugar el rito del lavado de pies, que el Vaticano recordó que de todos modos siempre fue facultativo, ni la procesión ofertorial. Se omitirá también la reposición del Santísimo.
Mañana, Viernes Santo, aunque sin fieles, como siempre el Papa presidirá a las 18:00 horas en la Basílica de San Pedro la celebración de la Pasión del Señor, en la que cumplirá la prostración en el suelo después de la procesión inicial. Como es tradición, el acto de adoración será precedido por el tríplice descubrimiento de la Cruz. "El beso a la Cruz es limitado solo al celebrante", indicó el Vaticano, que detalló que, como suele ocurrir normalmente, pronunciará la homilía el padre Raniero Cantalamessa, Predicador de la Casa Pontificia.
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Más tarde, a las 21:00 horas no tendrá lugar el tradicional Vía Crucis en el Coliseo -evento más que sugestivo, que suele atraer a miles de peregrinos y turistas de todo el mundo-, sino que se hará en el sagrato de la Basílica de San Pedro. El camino de la cruz será conducido por dos grupos de cinco personas casa uno: uno será de la Casa de Reclusión de Padua -la cárcel en la que detenidos prepararon las meditaciones- y otro de la Dirección de Sanidad e Higiene del Vaticano.
El camino de la cruz comenzará cerca del obelisco que se levanta en el centro de la Plaza de San Pedro y girará a su alrededor por 8 estaciones y luego procederá hacia las escalinatas que van hasta la plataforma donde el Papa suele tener los miércoles las audiencias generales. Como ocurrió en la oración extraordinaria por el fin de la pandemia del 27 de marzo pasado y en la misa del domingo de Ramos, volverá a tener un lugar protagónico el crucifijo de la Iglesia de San Marcello al Corso, que fue milagroso durante una "peste negra" que aquejó Roma en el siglo XVI.
El sábado santo, como siempre el Papa presidirá la Vigilia Pascual a las 21:00 horas local, en la Basílica de San Pedro, aunque la celebración será muy distinta no solo porque no habrá fieles, sino tampoco tendrán lugar los tradicionales bautismos, aunque sí se renovarán las promesas bautismales.
El domingo de Pascua Francisco celebrará la misa de la Resurrección del Señor, una vez más sin fieles, en el altar de la Cátedra de la Basílica de San Pedro a las 11:00 horas local, celebración en la que se omitirá el rito del "Resurrexit" (un acto de devoción del Pontífice que suele darse antes de la celebración, ante un ícono). Terminada la misa, luego de quitarse sus paramentos Francisco pronunciará su mensaje pascual al mundo desde la Basílica -no desde el balcón central, como suele ocurrir, ante multitudes- e impartirá la indulgencia plenaria y la "bendición urbi et orbi", a la ciudad y al mundo, otra vez, por streaming.
lsm