Más Información
Comando irrumpe en vivienda de Irapuato y mata a 4 personas que preparaban una posada; es la segunda masacre en menos de 24 horas
Rentería Schazarino ha operado contra CJNG, Viagras y Templarios; es el zar de la seguridad en Sinaloa
Más de 200 niños huérfanos por el crimen organizado en Sonora, disfrutan su posada; "queremos que su Navidad sea más feliz"
Designan a nuevo Secretario de Seguridad en Sinaloa; gobernador agradece apoyo de Sheinbaum y Harfuch
Claudia Sheinbaum pide respeto para Maru Campos; gobernadora anuncia acuerdo para transporte público
Tras denuncias en Infonavit, revelan fraude en Yucatán; resurge caso del Cártel Inmobiliario de los Mañé
Tras nota de EL UNIVERSAL, Senado va por regular venta de drones; darán 40 años a quien los utilice como arma
Bogotá.— El periodista del diario estadounidense The New York Times Nicholas Casey salió de Colombia argumentando que recibió “acusaciones falsas” del oficialismo, debido a una publicación de su autoría que compromete a las fuerzas militares.
“He tomado la medida de mantenerme fuera del país por las acusaciones falsas que fueron lanzadas ayer [sábado] en Twitter por [la senadora oficialista] María Fernanda Cabal y replicadas por varios políticos en las últimas 24 horas”, señaló ayer Casey en un mensaje enviado a la prensa.
En el reportaje Las órdenes de letalidad del ejército colombiano ponen en riesgo a los civiles, según oficiales publicado el sábado, el periodista denunció que el ejército colombiano estaba exigiendo a sus tropas “duplicar” las bajas y capturas en combate, sin pedirles “perfección” ni total “exactitud” en el momento de “ejecutar ataques letales”. El periodista se basó en órdenes escritas, así como entrevistas con altos oficiales. En el artículo, se señala que el gobierno estaría ejecutando “otra encarnación” de los llamados “falsos positivos”, como se conoce al escándalo de ejecuciones extrajudiciales de civiles cometidas por la fuerza pública entre 2002 y 2008 para hacerlos pasar por guerrilleros caídos en combate.
Las reacciones no se hicieron esperar. La congresista María Fernanda Cabal, del partido político del gobierno, tuiteó fotos del corresponsal y escribió “Este es el ‘periodista’ Nicholas Casey, que en 2016 estuvo de gira con [la guerrilla de] las FARC en la selva ¿Cuánto le habrán pagado por este reportaje? ¿Y por el de ahora, contra el ejército de Colombia?”.
El Times le respondió a la senadora en la misma red social. “The New York Times no toma partido en ningún conflicto político en ninguna parte del mundo. Informamos de manera precisa e imparcial... En este caso, informamos de lo que dicen los documentos escritos por el ejército, así como información proveniente de los mismos oficiales colombianos”, señaló.
El presidente Iván Duque aseguró que su gobierno tiene “tolerancia cero” con las violaciones de derechos humanos por parte de miembros de las Fuerzas Armadas y de la policía.
El ministro de Defensa, Guillermo Botero, afirmó que el artículo del Times “está lleno de inconsistencias” en cuanto a fechas, informes y unidades militares citadas, y que en vista de que “se informa o se insinúa que hay servidores de la fuerza pública que consideran que recibieron una orden que eventualmente ha podido ser ilegal”, pidió a la fiscalía investigar el caso.
El director para las Américas de la ONG Human Rights Watch (HRW), José Miguel Vivanco, se pronunció temprano el sábado sobre el artículo del diario estadounidense. “Estas prácticas sugieren que el actual ejército y el Ministerio de Defensa no han aprendido nada de uno de los capítulos más oscuros de la historia de Colombia, el de los falsos positivos”, tuiteó. Según HRW, “más de 3 mil civiles” habrían sido asesinados de esa forma en ese periodo.
Sobre las acusaciones de Cabal contra Casey, la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) dijo que “los señalamientos injustos de funcionarios o líderes políticos que vinculan a periodistas con acciones ilegales con el propósito de desacreditar su trabajo son muy peligrosos ya que pueden ser entendidos como instigaciones o apoyos a las agresiones en contra de la prensa”.