Kabul.— Tras dos días de intensos combates, las autoridades afganas afirmaron ayer que han rechazado los intentos de los talibanes de capturar Herat, donde volvieron a atacar la oficina de la ONU en la ciudad.
“Los talibanes lanzaron ataques desde el este y el oeste y tenían planeado entrar en la ciudad de Herat, pero las fuerzas de seguridad y grupos de civiles armados rechazaron los ataques del enemigo, que sufrió numerosas bajas”, declaró el gobernador de Herat, Abdul Saboor Qani, en un comunicado. Aseguró a los ciudadanos de Herat de que la villa “está segura y los talibanes no pueden entrar”, aunque el ambiente sigue tenso.
Los talibanes lanzaron una serie de ataques desde el distrito de Guzara, situado en el norte de la provincia de Herat.
Tras ser rechazados de la ciudad, los choques se trasladaron a la zona de Pul-e-Malan de Guzara, considerada como la vía norteña de acceso a Herat.
“Las fuerzas de seguridad están despejando las zonas en torno a Pul-e-Malan, pero las operaciones de limpieza se están desarrollando con lentitud debido a la presencia de los talibanes en edificios residenciales”, dijo a EFE el portavoz del gobernador de Herat, Jailani Farhad.
Al menos un guardia de seguridad de la ONU murió ayer y otros agentes resultaron heridos durante el ataque a la oficina de la agencia, y de nuevo fue atacado el recinto.
Los talibanes “atacaron las oficinas de la ONU en el distrito de Guzara de Herat. Las fuerzas de seguridad afganas están luchando contra los terroristas y rechazarán el ataque”, afirmó en un comunicado el portavoz adjunto del Ministerio de Defensa, Fawad Aman. Un portavoz de los talibanes, Qari Yousuf Ahmadi, declaró en Twitter que los insurgentes han capturado algunas zonas y siguen luchando en Pul-e-Malan y otros frentes en torno a Herat.
La formación insurgente ha afirmado, en varios mensajes de audio compartidos en las redes sociales, que no atacará a los civiles residentes en Herat y que sus propiedades permanecerán seguras cuando capturen la ciudad. Los talibanes han aumentado su ofensiva en Afganistán en los últimos meses y han capturado al menos 125 de los 407 distritos del país, algo inédito en dos décadas de conflicto.
El aumento de la violencia coincide con el comienzo de la fase final de retirada de las tropas de Estados Unidos y la OTAN, el pasado 1 de mayo, que Washing- ton espera finalizar este agosto. El inspector especial general para la Reconstrucción de Afganistán (SIGAR) afirmó el pasado viernes en un informe de que el gobierno afgano está luchando por su “existencia” y podría enfrentar una crisis existencial en la lucha contra el resurgimiento talibán, puesto que sus fuerzas parecen no estar preparadas.
También ayer la fuerza aérea afgana bombardeó un hospital, con un saldo de un muerto y tres heridos, informó el propietario del complejo médico, quien agregó que el espacio fue blanco del ataque debido a que el ejército creyó erróneamente que combatientes insurgentes eran atendidos en el lugar.
“Pero no había ningún talibán en el hospital”, aseveró el doctor Mohammad Din Narewal, dueño del Hospital Afgano de Especialidades Ariana, de 20 camas, señaló a The Associated Press. El Ministerio de Defensa no respondió a múltiples intentos de la AP para que algún portavoz hiciera declaraciones sobre el incidente. El jefe del consejo provincial, Attaullah Afghan, confirmó que la fuerza aérea atacó el centro.