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Washington
La tensión mundial está aumentando por momentos. Estados Unidos y Rusia decidieron romper con su tratado de no proliferación de armas nucleares (INF); India y Pakistán recordaron que su vecindad no es amistosa y saltan chispas de la nada, y no es menor el deseo atómico de Irán o Corea del Norte. Por poner algunos ejemplos.
Ante tanta amenaza latente, la duda es cuán cerca se está de que se convierta en realidad, que haya un conflicto nuclear, que la carrera armamentística que están dispuestos a librar Washington y Moscú pueda acabar en catástrofe.
En el bando contrario está Kanishkan Sathasivam, experto en proliferación de armas nucleares de la Salem State University, poniendo como ejemplo un tema que conoce bien: las tensiones entre India y Pakistán. “Es la más peligrosa de todas las posibles luces de advertencia”, avisa para este diario.
La reciente escalada de las rencillas entre ambos países ha puesto en relieve la explosividad en esa región. Como apunta Kreps, están en permanente estado de “casi guerra”, además del desarrollo constante de sus arsenales.
“Esta vez parece que han evitado la guerra, pero dadas las discrepancias desde tiempos inmemoriales entre estos dos países es inevitable que van a volver a la misma situación una y otra vez en el futuro y, en algún momento, no será posible evitar la guerra. Y si una guerra a gran escala ocurre entre ellos, hay una gran posibilidad de que escale hacia el uso de armas nucleares tácticas”, resume Sathasivam.
Otro tema que genera duda es qué va a pasar con el fin del INF. “El fin del tratado eliminará una herramienta muy valiosa de verificación”, apunta a este periódico Dinshaw Mistry, experto de la Universidad de Cincinnati en armas nucleares y su proliferación.
Sathasivam, quien considera el tema del INF “complejo”, teme que hay una “gran posibilidad” de una carrera armamentística nuclear en Europa entre la OTAN y Rusia. “Las armas que Rusia ha desarrollado y está desarrollando en violación al tratado son seriamente desestabilizadoras, y la OTAN no puede simplemente ignorarlas”, argumenta.
Kreps ve más importante esperar si Estados Unidos y Rusia son capaces de renegociar una extensión del New Start, tratado de la era Obama para la reducción de armasnucleares. Al fin y al cabo, el INF “tenía una efectividad limitada”, asegura.
Las amenazas de Corea del Norte (y el reciente descubrimiento de actividad nuclear en una base que se creía desmantelada) e Irán (y la retirada de EU del pacto atómico con Teherán), con sus deseos eternos de convertirse en potencias nucleares, son todavía una incógnita real.
“Siempre está la pregunta de si estos actores actuarán de forma racional con armas nucleares. Creo que tienen incentivos para no destriparse con armas nucleares y no usar sus propias armas de forma ofensiva”, reflexiona Kreps.
Añade: “Y también creo que las armas nucleares dan a un país capacidad negociadora, que augura poca opción de que Corea del Norte se deshaga de sus armas nucleares”.
En caso de que algo esté a punto de estallar: ¿habría alguien capaz de frenarlo? “Es una muy buena pregunta”, dice Sathasivam, que mantiene su postura pesimista: “Actualmente no creo que haya nadie en el mundo en esta posición. Estados Unidos es el que estaría más cerca, pero incluso la influencia de EU tiene su límite”. “Si algún país ha llegado al punto de estar realmente preparado para usar armas nucleares, probablemente también ha superado el punto de ser capaz de razonar sobre ellas”, dice.
Kreps, por su parte, apunta que EU es todavía “el único país” para calmar las aguas, si bien necesitaría de un contexto internacional favorable, añadiendo “actores relevantes” como Francia, Reino Unido, Alemania, Rusia, Japón o Corea del Sur.
Mistry, sin entrar el detalle, lo deja todo a la capacidad de la “diplomacia” para reducir riesgos.