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Un joven argentino que vive en México quedó en medio de una balacera narco y ahora su vida corre peligro. Se trata de Nahuel Alejandro Tagliaferro, de 25 años, que vive en Playa del Carmen y trabaja como cocinero.
Su odisea comenzó de la manera menos pensada: el 21 de agosto iba caminando y hablaba por videollamada con su tío, que vive en la Argentina. Cuando pasaba cerca de un bar un adolescente empezó a los tiros. Era un “soldadito” narco que tenía la orden de amenazar a los dueños, que no habían pagado el “derecho de piso”, según pudo reconstruir LA NACION.
Su tío escuchó los disparos a través del celular, los gritos de la gente al pasar y los de su sobrino, que intentó tirarse al piso para protegerse, aunque fue demasiado tarde: a Nahuel lo rozaron dos balas en su mano y cola y otras dos le impactaron en su pie derecho y su pierna izquierda. Esta última marcó el comienzo de su pesadilla: la bala rompió su fémur y lo astilló. Al caer tan cerca de la arteria femoral, generó un aneurisma. Dicha herida le dio inicio a una cuenta regresiva. La operación es compleja y requiere de un especialista en angiología para que remueva la bala sin que la arteria explote. Aún así, en Playa del Carmen no hay nadie capacitado y los expertos se encuentran en Cancún, lugar a donde Nahuel no puede trasladarse: un simple movimiento podría causar que reviente.
Hace más de 10 días que Nahuel espera que algún especialista pueda viajar desde Cancún hasta Playa del Carmen para operarlo. Solo, aislado en un hospital desconocido sin su familia y donde no puede usar el teléfono por una política de los hospitales de la ciudad para pacientes en internación, Nahuel, su familia y amigos pegan un grito de auxilio a cualquiera que pueda ayudarlos, más que nada en la cuestión económica. Aunque el hospital público le cubre la cirugía para tratar el aneurisma, no cubrirá todas las operaciones que se vienen para su recuperación si pasa esta etapa. Su pierna necesita reconstrucción, que le coloquen una prótesis interna en aquellas parte donde su fémur ya no existe y rehabilitación. Todo eso deberá hacerlo en la Argentina, pero enfrenta un grave problema. Ni él ni su familia pueden costear los altos montos que se requieren para pagar los traslados. Tampoco tienen el dinero para operarlo en México: una cirugía de este estilo ronda entre los 50 mil dólares y 60 mil dólares (entre 800 mil más de un billón de dólares).
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Desde el Consulado argentino en Playa del Carmen brindaron asistencia en algunos aspectos -como el pedido de dadores de sangre- pero no económica porque la asistencia consular que le brindan no está incluida en sus funciones. Además, argumentaron a la familia y amigos de Nahuel que no hay fondos suficientes para tratar a todos los argentinos que tienen problemas de salud en México: hace poco, en ese mismo hospital, otro argentino se encontraba internado por la misma situación. Había quedado en medio de los disparos de los narcos, pero dicho impacto le quitó la vida.
“Eso debería cubrirlo un seguro. Desde el Consulado brindarán la ayuda que corresponda”, dijeron de la Cancillería argentina a LA NACION. Ahora, Nahuel requiere de una cirugía urgente porque cada día que pasa implica un riesgo mortal. Aislado, incomunicado con su familia y con la ayuda de solo dos amigos que consiguieron los permisos suficientes -y eternos- para visitarlo, Nahuel lucha por su vida y por regresar a su país.
Tratado como un delincuente e incomunicado: el comienzo del terror
Cuando Nahuel recibió el impacto de las balas, quedó tirado en el piso mientras la gente pasaba. Podía ver como su pierna, frágil, se movía como un papel frente a sus ojos. Nadie se dignaba a ayudarlo: pensaban que formaba parte de los narcos o estaba metido en el negocio. Esa desconfianza se trasladó, también, a la policía. Emmanuel, amigo de Nahuel a quien había ido a visitar cuando ocurrió el incidente, narró a LA NACION los malos tratos que recibió el argentino. “La policía le secuestró el teléfono y lo trataban como un delincuente. Todos desconfiaban de él”, relató. Fueron largos esfuerzos e intervenciones del Consulado donde le aseguraron a las fuerzas de seguridad que Nahuel solo era una víctima y no parte de los victimarios.
Finalmente cuando lo trasladaron al hospital, Nahuel permaneció aislado, sin visitas ni contacto con el exterior por una semana entera. El hospital, como muchos en Playa del Carmen, tiene la política de que los internados no pueden usar dispositivos electrónicos en el lugar. Sin su familia, que consiste en su abuela y su tío que viven en la Argentina, Emmanuel y María, otra amiga de Nahuel, iniciaron los trámites para ir a visitarlo. Ellos eran lo único que le quedaba. “Sus amigos se borraron por miedo. La estadía de Nahuel ya había vencido acá en México y ellos tenían temor de quedar involucrados por su irregularidad. Pero eso no es así”, comentó Emmanuel. Las visitas que recibe Nahuel tampoco son tranquilas, ya que constantemente hay seguridad afuera de la sala. Emmanuel intenta hacer todo lo posible para que sea ameno, pero siente que la situación se va de control. “Estoy desesperado pidiendo donadores de sangre para Nahuel, pero nadie ayuda. Ni siquiera mis conocidos, que saben de la situación. Ya no sé qué hacer porque no conseguimos ni uno”, señaló. Desde el Consulado publicaron un comunicado donde solicitan donantes de tipo A negativo.
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Su abuela, Araceli de la Canal, observa desde la Argentina, donde solo puede hablar con los amigos de Nahuel, que le pasan los partes médicos y sus saludos. “Nahuel quiere volver. Está angustiado, llora y está muy dolorido. Está desesperado. Al no tener contacto directo se hace mucho más difícil”, comentó a La Nación.
La situación económica presenta un agravante con el que no saben cómo lidiar. Empezaron una colecta solidaria, que incluye a la Argentina y a México, para cualquiera que quiera aportar para las varias operaciones de Nahuel y el traslado en avión. Esto último presenta también un componente extra: el vuelo tiene que ser un viaje directo de Aerolíneas Argentinas de Cancún a Buenos Aires, porque Nahuel no puede hacer escalas por su delicada situación. “Eso también requiere una silla de ruedas especial para que se inmovilice la pierna, muletas, entre otros insumos médicos. Nadie nos ayuda con esos costos”, sostuvo Emmanuel.
Por ahora, Nahuel sobrevive con un fierro que le colocaron externamente, que va desde la cadera hasta arriba de su rodilla para inmovilizar la pierna. Su salud corre peligro y cada día que pasa se acerca más a un riesgo mortal. “Somos una familia de laburantes como todos. No tenemos esa cantidad de dinero como para viajar allá. Por eso le pedimos a todos los que se quieran involucrar que donen”, sostuvo la abuela de Nahuel. “Estamos desesperados”, agregó.
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