Buenos Aires.— En medio de una crisis económica y con una dosis de escepticismo, los argentinos acudieron a votar masivamente en elecciones primarias para definir sus candidatos a las presidenciales de octubre, en las que se reemplazará al mandatario Alberto Fernández, un proceso de resultado incierto.
La alianza oficialista Unión por la Patria (peronismo) se alineó con la postulación del ministro de Economía, Sergio Massa, un abogado de 51 años que cultiva buenas relaciones con los actores del poder, sean los empresarios, los sindicatos o el Fondo Monetario Internacional (FMI).
De manera casi testimonial lo retó Juan Grabois, un líder de los movimientos sociales cercano al papa Francisco que pretende reflejar al ala izquierda del peronismo.
En la coalición opositora Juntos por el Cambio (centro-derecha) la lucha era entre el alcalde de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta (57 años), y la exministra de Seguridad Patricia Bullrich (67), dos figuras entre la moderación y la intransigencia que a lo largo de la campaña han exaltado sus diferencias.
La jornada avanzó con lentitud, igual que el conteo, y se vio salpicada por una “falsa alarma” de bomba en la Casa Rosada (sede del gobierno), que obligó a desplegar dos brigadas del departamento de explosivos y perros detectores, pero la revisión del edificio arrojó un resultado negativo.
La sorpresa de la campaña ha sido el libertario y ultraderechista Javier Milei, un economista de 52 años que pretende afincarse como tercera fuerza nacional con un agresivo discurso contra lo que llama la “casta política”. Antiaborto y negacionista del cambio climático, su entorno se mostraba optimista anoche por los resultados preliminares en algunas provincias.
“El escrutinio va a ser lento y ajustado”, dijo Massa.