Moscú.— Apenas lanzado el anuncio de que Rusia se convirtió en el primer país en registrar una vacuna contra el Covid-19, la Organización Mundial de la Salud llamó a la prudencia y recordó que la homologación de una vacuna exige un procedimiento “riguroso”.
Era la noticia más esperada, ante una pandemia que deja más de 20 millones 188 mil contagiados y más de 738 mil decesos, pero cuando el presidente ruso, Vladimir Putin, lo hizo oficial, lo que generó fueron dudas.
La razón: el registro de la vacuna, del Instituto Gamalei y el Ministerio de Defensa, se produce antes de que inicie la fase tres de ensayos (empieza hoy). La vacuna utiliza un virus diferente —el adenovirus común, que causa el resfriado— modificado para llevar los genes de la proteína en forma de punta que recubre el coronavirus, como una forma de preparar al cuerpo para reconocerlos si se produce una infección real de Covid-19.
Las autoridades esperan comenzar la inmunización de miembros de grupos de riesgo —en primer lugar, los sanitarios— a finales de agosto o principios de septiembre y se prevé que las campañas masivas de vacunación empiecen en octubre.
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La única garantía son las palabras del ministro ruso de Salud, Mijail Murashko: “De acuerdo con los resultados, ha mostrado alta eficacia y seguridad. Todos los voluntarios desarrollaron un elevado nivel de anticuerpos para el Covid-19, y ninguno mostró complicaciones severas por la inmunización”. Para demostrar que es segura, Putin no dudó en decir que una de sus hijas ya tomó la vacuna y que aunque se le subió la temperatura un poco después de cada dosis, “ahora se encuentra bien”.
El nombre de la vacuna no podía ser más simbólico: Sputnik V. “El exitoso lanzamiento por la URSS del primer satélite del mundo en 1957 impulsó las investigaciones espaciales en todo el planeta”, explica la web de este producto. Estados Unidos lanzó su misión en 1969. Una veintena de países extranjeros ya han encargado “más de mil millones de dosis”, dijo el presidente del fondo soberano ruso que participa en el desarrollo de la vacuna, Kirill Dmitriev.
La vacuna se producirá en el sur de Brasil, tras un acuerdo con el gobierno del estado de Paraná.
Tarik Jasarevic, portavoz de la OMS, insistió en que la precalificación exige “un examen y la evaluación de todos los datos de seguridad y eficacia necesarios recabados durante los ensayos clínicos” de la vacuna.
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El ministerio alemán de Salud también emitió sus dudas sobre la “calidad, la eficacia y la seguridad” de la vacuna rusa, y recordó que en la Unión Europea, la “primera de las prioridades es la seguridad de los pacientes”.
Hasta ayer, cinco vacunas estaban en fase tres de ensayos: dos de EU —que requieren estudios a 30 mil personas cada una—, una británica y dos chinas.
El epidemiólogo Anthony Fauci, asesor del presidente Donald Trump, dijo en un testimonio ante el Congreso el 31 de julio que “espero que los chinos y los rusos estén probando realmente la vacuna antes de administrarla a cualquiera. Porque afirmar que tienes una vacuna lista para distribuir antes de probarla es, en el mejor de los casos, problemático”. En una entrevista, agregó que “nosotros podríamos tener una vacuna mañana. No sería segura o eficaz, pero podríamos tenerla mañana”.
El experto francés François Balloux, de la University College de Londres, calificó la iniciativa rusa de “decisión irresponsable e imprudente”.
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En EU, el presidente Donald Trump respondió que el país está “muy cerca” de aprobar una vacuna. El país es el más golpeado por el Covid-19, con 5.1 millones de casos y cerca de los 165 mil decesos. “Estamos invirtiendo en el desarrollo y fabricación de las seis principales candidatas para asegurar su rápida distribución, y las Fuerzas Armadas están listas, listas para entregar la vacuna a los estadounidenses tan pronto como la primera esté del todo aprobada”, dijo. “Y estamos muy cerca de esa aprobación”, añadió Trump.
Nueva Zelanda, en alerta
Las autoridades de Nueva Zelanda detectaron cuatro nuevos casos de coronavirus de origen desconocido en una vivienda en Auckland, informó ayer la primera ministra, Jacinda Ardern. Son los primeros contagios de transmisión local en la nación en 102 días. La ciudad pasará al nivel 3 de alerta desde hoy, lo que supone que se pedirá a la población que se quede en casa, y bares y muchos negocios cerrarán sus puertas.