San José.— El secretario de Estado de Estados Unidos, , llega hoy a Costa Rica para desplegar una ronda de negociaciones multilaterales con México y Centroamérica sobre la crisis migratoria regional, informaron ayer fuentes oficiales costarricenses.

Aunque fuentes diplomáticas de Costa Rica reportaron que el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, acudiría a la cita con Blinken, la embajada de México en esta ciudad aclaró ayer a EL UNIVERSAL que “al respecto por el momento no tenemos confirmación”. Una fuente costarricense aseguró ayer a este diario que, salvo cambios de último momento, está previsto que Ebrard y Blinken coincidan hoy en la tarde en un hotel de esta capital en un encuentro con los cancilleres de Costa Rica, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Panamá, Belice y República Dominicana.

Todavía se ignora cuáles cancilleres asistirán o si enviarán a sus representantes.

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De confirmarse su viaje de dos días a Costa Rica, Ebrard y el ministro costarricense de Relaciones Exteriores, Rodolfo Solano, se entrevistarán mañana para evaluar asuntos bilaterales y multilaterales, agregó.

Blinken arribará hoy a Costa Rica en su primera visita a América Latina y el Caribe desde que Joe Biden asumió la presidencia de EU el pasado 20 de enero.

Según el programa oficial, el jefe de la diplomacia estadounidense será recibido hoy en la tarde por el presidente de Costa Rica, Carlos Alvarado, y Solano en la Casa Presidencial. Blinken concluirá su viaje mañana.

Las gestiones se realizarán en un panorama de incesante deterioro de la democracia en El Salvador, Nicaragua, Venezuela y Cuba, y de una creciente corrupción hemisférica.

El viaje precederá al que la vicepresidenta de EU, Kamala Harris, hará el 7 de junio a Guatemala y el 8 a México para evaluar l

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Ned Price, vocero del Departamento de Estado de EU, anunció el jueves anterior que Blinken se reunirá con “líderes de alto rango” del Sistema de Integración Centroamericana (SICA) —formado por Costa Rica, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Panamá, Belice y República Dominicana— “con la presencia también de México”. La meta es “abordar las causas fundamentales de la migración”, como gobernanza democrática, seguridad y progreso socioeconómico, aseveró Price.

Biden propuso un plan de unos 4 mil millones de dólares para el desarrollo socioeconómico del Triángulo Norte de Centroamérica —Guatemala, Honduras y El Salvador— como principal germen de la masiva migración irregular a EU vía México.

En teleconferencia de prensa, la subsecretaria interina de EU para Asuntos del Hemisferio Occidental, Julie Chung, indicó el viernes pasado que Blinken debatirá los retos migratorios, el combate a la corrupción y la impunidad y la defensa de las instituciones democráticas y del Estado de derecho.

La decisión de Blinken de escoger como su primer destino a Costa Rica significó un mensaje de la Casa Blanca en momentos de menoscabo democrático, ya que este país está consolidado como una de las más sólidas democracias en América.

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Biden condicionó su política migratoria a la lucha sobre la corrupción en el triángulo y terminó con la política de su predecesor, Donald Trump, de ser complaciente con ese fenómeno y sólo presionar por contener a los migrantes sin visa de EU.

Chung advirtió que la lucha anticorrupción, la defensa de la democracia y de los derechos humanos “son el eje de nuestra política exterior”. Los gobernantes “que no estén dispuestos a combatir la corrupción no serán considerados aliados estrechos de EU y eso es algo que tomamos muy en serio”, alertó.

El deterioro democrático se agravó en 2021 en El Salvador, Nicaragua, Venezuela y Cuba, pero los peligros surgieron en Colombia, Brasil y Haití.

El gobierno de Biden fustigó los conflictos de la democracia en Nicaragua, que se recrudecieron a partir de 2018, y en Venezuela, que se agudizaron desde 2014. También preocupa a EU el rumbo que está tomando el gobierno de Nayib Bukele en El Salvador, así como la violencia en Colombia y los rasgos de autoritarismo emergieron en Brasil tras el ascenso, el 1 de enero de 2019, del ultraderechista Jair Bolsonaro. Otro foco de tensión está en Honduras, cuyo presidente, Juan Orlando Hernández, fue reiteradamente acusado en juzgados de EU de ser cómplice del narcotráfico.