Nueva York.— El ganador de las elecciones presidenciales Donald Trump se declaró dispuesto a usar al ejército en su guerra contra los indocumentados “hasta el máximo nivel que la ley lo permite”.
El año no podía ser mejor para Trump, quien arrasó en las elecciones del 5 de noviembre y regresará a la Casa Blanca desde el 20 de enero, con la tranquilidad de que los casos judiciales en su contra están cayendo como naipes, en consideración a que será el presidente de Estados Unidos. Su impacto ha sido tal que la revista Time anunció este jueves que Trump es la Persona del Año 2024.
En la entrevista que concedió Trump a Time con motivo de este reconocimiento, habló de la que se prevé será una de sus políticas más agresivas y polémicas: la deportación masiva de migrantes. Dijo que recurrirá a órdenes ejecutivas para reforzar la seguridad en la frontera con México, que pondrá fin al programa de “detener y liberar”, por el que los migrantes indocumentados capturados en la frontera son liberados en suelo estadounidense, bajo promesa de que comparecerán a sus audiencias migratorias. Y que involucrará a las agencias de procuración de justicia, incluyendo —potencialmente— al ejército, en dicha operación de deportación masiva con la que busca expulsar del país, según sus cálculos, a unas 11 millones de personas.
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Bajo la Ley Posse Comitatus, está prohibido desplegar al ejército contra civiles. Pero en la entrevista, Trump se mostró confiado en que logrará involucrar a los militares en operaciones para acorralar y deportar a los migrantes. Alegó que la ley Posse “no detiene a los militares si se trata de una invasión de nuestro país. Y yo considero que esto es una invasión”.
Cuestionado sobre qué hará si los militares se niegan a cumplir sus órdenes contra los migrantes, Trump señaló: “Sólo haré lo que la ley permite, pero llegaré hasta el nivel máximo de lo que la ley permite”.
Dada la magnitud de la operación que pretende realizar, Trump señaló que “en muchos casos los alguaciles y las fuerzas del orden van a necesitar ayuda. También conseguiremos Guardia Nacional, e iremos tan lejos como se me permita, de acuerdo con las leyes de nuestro país”.
En la entrevista, se abordó el tema de que hasta ahora los países no parecen ser receptivos a la idea de negociar un acuerdo para recibir migrantes. Pero Trump retomó su tono amenazante. Aseguró que enviará a los migrantes “a todos los países”, y advirtió que si se niegan, “no haremos negocios con ellos (...) Les impondremos aranceles sustanciales”. Trump aseguró que busca evitar que los migrantes se queden en centros de detención por años. “Los quiero fuera de Estados Unidos y los países van a tener que recibirlos”.
Trump no eludió una de las principales críticas a su política de deportación: que millones de los indocumentados trabajan en el sector agrícola y que expulsarlos implicará que los precios se dispararán. “No, porque vamos a dejar entrar a la gente, pero tenemos que dejarla entrar legalmente. No queremos que la gente venga de cárceles. No aceptaremos sus presos. No aceptaremos a sus asesinos. No aceptamos sus asesinatos. No aceptamos a sus enfermos mentales. No lo haremos”.
El tema migratorio acapara la etapa de transición de Trump.
Su zar fronterizo, Tom Homan, se reunió ayer con el alcalde de Nueva York, Eric Adams, una ciudad que tiene carácter de “santuario”, lo que en teoría no le permite a las agencias gubernamentales colaborar con las autoridades migratorias.
Sin embargo, presionado por la cantidad de migrantes que han llegado en los últimos dos años —más de 200 mil—, Adams ha dado un giro de 180 grados.
Tras el encuentro con Homan, Adams dejó en claro que ambos están de acuerdo en “perseguir a inmigrantes que están cometiendo crímenes” y que la ciudad cooperará con el fin de deportarlos.
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“No vamos a ser un refugio para los que cometan crímenes contra inmigrantes inocentes, inmigrantes y neoyorquinos. Esa fue mi conversación con el zar de la frontera, para averiguar cómo perseguir a aquellos individuos que están cometiendo delitos repetidamente en nuestra ciudad”, dijo el alcalde, quien habló en solitario, pese a que se había indicado que Homan participaría en la conferencia.
El equipo legal de Adams examina el alcance de sus poderes ejecutivos como alcalde para poder cooperar con los agentes de inmigración y sortear las limitaciones que impone el ser ciudad santuario.
El alcalde aseguró que los indocumentados que “respetan la ley” podrán seguir “usando los servicios de salud, educando a sus hijos (...) pero no seremos refugio seguro para quienes cometen actos violentos”.
Defensores de los migrantes reclamaron a Adams por la reunión con Homan. “Queremos soluciones, no deportaciones” y “Queremos justicia”, exclamaron frente a la alcaldía. Redacción y agencias