El Departamento de Policía de Asistencia a la Mujer (Deam) de São João de Meriti concluyó la investigación sobre abuso sexual filmado en un quirófano del Hospital da Mulher Heloneida Studart, ubicado en la misma ciudad en Baixada Fluminense. El anestesiólogo Giovanni Quintella Bezerra , de 31 años, fue detenido en flagrancia -y ahora es imputado- por el delito de violación de parturienta vulnerable atendida en la unidad el 10 de julio. La investigación fue remitida a la Corte el martes, mientras que las investigaciones de otros cinco casos que involucran al médico continúan en curso en el especialista. Incluso antes de que concluyera esta primera investigación, el Ministerio Público ya había denunciado a Giovanni, quien posteriormente pasó a ser imputado .
Constan en el expediente 19 declaraciones, relativas a los testimonios de la víctima y su esposo, personal técnico y médico del hospital y policías, además del propio autor. También se adjuntaron informes de los fármacos utilizados para sedar a la paciente en los momentos previos al abuso. Las ampollas de ketamina y propofol , sin embargo, se rompieron por su propio uso, lo que puede provocar contaminación entre los viales. Según la investigación, Giovanni realizó siete aplicaciones de probable sedación durante todo el proceso penal.
Entregada íntegramente a los investigadores, con una duración de 1 hora 36 minutos y 20 segundos, la grabación del abuso fue sometida a análisis videográfico. El informe indica que Giovanni tarda solo 50 segundos después de salir de la habitación del pediatra y del esposo de la paciente para iniciar la violación. Desde que saca el pene hasta que eyacula, transcurren exactamente 9 minutos y 5 segundos.
También se realizaron análisis del material guardado por el equipo de enfermería después de la violación. Según los testimonios, Giovanni limpió la cara del paciente y su propio pene con una gasa, que tiró a la basura y luego recogió el personal. El informe sobre el ítem, sin embargo, no encontró rastros de semen, lo que, para los investigadores, se explica por la falta de la llamada "cadena de custodia", ya que el material pasó por varios contenedores hasta ser entregado al policía, no siendo posible garantizar la integridad de la colección.
El día de la detención, el médico participó en tres cirugías. En la primera, las enfermeras se sorprendieron por el comportamiento de Giovanni, quien con su capa formó “una choza que impedía que nadie más viera al paciente del cuello para arriba”, como atestiguan testimonios dados en Deam. Según estos informes, los anestesiólogos suelen estar ubicados en el lado opuesto, para que el resto del equipo pueda ver la cara del paciente .
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En la segunda cesárea practicada ese domingo, aún según las declaraciones dadas a la policía, el médico se puso el manto, ensanchando la silueta y, una vez más, posicionándose de manera que impedía que los demás presentes vieran a la mujer embarazada. “Giovanni, todavía posicionado hacia el cuello y la cabeza del paciente, comenzó, con el brazo izquierdo doblado, lentos movimientos hacia adelante y hacia atrás; que por el movimiento y por la curvatura del brazo, parecía que sujetaba la cabeza de la paciente hacia su región pélvica”, reza uno de los términos de la declaración.
Cada vez más recelosos, el equipo de enfermería hizo posible trasladar el siguiente parto a otro de los tres quirófanos disponibles en el hospital, donde Giovanni podía ser filmado sin que él se diera cuenta. En el nuevo espacio, elegido -en el último momento- por los profesionales, se ocultó un celular dentro de una vitrina de vidrio oscuro, con un ángulo de visión dirigido al punto donde estaría el anestesiólogo. El mobiliario, disponible únicamente en la sala 3, se utiliza para guardar material de videocirugía .
En la grabación, que fue utilizada como elemento del acto, se puede ver que Giovanni se encuentra a un metro de distancia de al menos dos compañeros, separados solo por una sábana. También es posible ver a una tercera persona en el fondo. Por lo general, los procedimientos de este tipo son acompañados por dos cirujanos, un anestesiólogo, un técnico de enfermería y un pediatra.
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Los empleados que organizaron el "operativo flagrante" no acompañaron a la tercera cesárea desde el interior del quirófano, y solo pudieron ver las imágenes que confirmaron el crimen cuando retiraron el celular. Por lo tanto, no fue posible detener el abuso en el momento en que ocurrió.
Cabe destacar la profesionalidad de la enfermería y el papel ejemplar de estos empleados del Hospital da Mulher. Son dignos de ser servidores públicos. Ellos fueron los que recogieron las pruebas”, elogió la delegada Bárbara Lomba, jefa del Deam São João de Meriti y responsable de la investigación.
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