, excandidato presidencial por el Partido Acción Nacional ( PAN ) acusado de recibir sobornos de Odebrecht , y quien debe comparecer este lunes, tachó al presidente Andrés Manuel López Obrador de “autoritario, vengativo” y de querer destruirlo.
La Fiscalía General de la República ( FGR ) lo acusa de haber recibido, en agosto de 2014, 6.8 millones de pesos en sobornos de la constructora brasileña Odebrecht para que votara a favor de la reforma energética del presidente Enrique Peña Nieto (2012-2018), que abrió el sector a la iniciativa privada.
Analistas políticos subrayaron que el presunto soborno ocurrió ocho meses después de que se produjera la reforma constitucional, y cinco meses después de que Anaya dejara el Congreso.
Por eso, en entrevista con el diario estadounidense The Wall Street Journal ( WSJ ), la primera desde que abandonó México, en julio pasado, Anaya aseguró que “habría sido el soborno más estúpido de la historia. O compraron el voto de alguien que no tenía un voto, o pagaron por un voto que deposité meses antes”.
Y agregó: “López Obrador es autoritario, es vengativo y me quiere destruir”. De ser declarado culpable, podría enfrentar 30 años de prisión, además de quedar inhabilitado para buscar la presidencia de nuevo, como hizo en 2018, cuando perdió ante Obrador.
El WSJ consultó a expertos legales que señalan que el caso del gobierno contra Anaya es débil. “El manejo de este… caso me parece bastante extraño e irregular”, indicó al diario financiero Diego Valadés, exfiscal general y exjuez de la Suprema Corte.
López Obrador ha calificado a Anaya de “corrupto, hipócrita” y señalado que si es inocente, debería enfrentar a la justicia, sugiriendo incluso que pasar tiempo en prisión podría fortalecerlo.
“El que nada debe nada teme. Él debe de presentar pruebas y hablar con la verdad. Si tiene su conciencia tranquila, incluso no afecta ir a la cárcel cuando uno es inocente, porque cuando se es luchador social, cuando se lucha por una causa, se puede ir a la cárcel y, al contrario de sentirse mal, se fortalece un dirigente”.
El caso contra Anaya, indica el WSJ, se basa casi por completo en el testimonio de Emilio Lozoya , el exdirector de Pemex acusado de recibir más de 10 millones de dólares de la constructora brasileña Odebrecht a cambio de contratos de Pemex, y quien fue capturado el año pasado en España y extraditado a México, donde cerró un acuerdo con la Fiscalía por el cual inculpó a otros políticos a cambio de no pisar la cárcel.
Lozoya acusó al expresidente Enrique Peña Nieto y a su secretario de Hacienda, Luis Videgaray, de haber usado esos sobornos para la campaña electoral de 2012 y para comprar a legisladores de la oposición para que aprobaran la reforma energética de 2013, entre ellos Anaya.
Sin embargo, la Fiscalía dio por roto el acuerdo después de que Lozoya fuera captado comiendo en un lujoso restaurante asiático de la capital, un hecho que provocó enorme indignación en el país e incluso fue condenado por el presidente López Obrador. Finalmente, el miércoles pasado se dictó prisión preventiva contra Lozoya, mientras continúan las investigaciones, por riesgo de fuga.
En declaraciones al WSJ, Carlos Elizondo , exdirectivo de Pemex, dice que la acusación sobre los sobornos no tiene pies ni cabeza. “No tiene ningún sentido. Odebrecht nunca estuvo interesada en la reforma energética, sino en los contratos de construcción”.
Anaya agregó que además su voto a favor de la reforma energética no fue algo sorpresivo, o un cambio de opinión. Por años, explicó, su partido presionó por poner fin al monopolio del gobierno sobre la exploración petrolera. “Si hubiera votado contra esa reforma… la gente habría pensado que enloquecí”. dijo.
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