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Washington.— La Cumbre de Líderes sobre el Clima organizada por la Casa Blanca evidenció dos cosas: la decisión de los líderes internacionales de renovar sus compromisos medioambientales… y la desconexión del presidente Andrés Manuel López Obrador de la agenda ambiental.
“Estados Unidos se encamina a reducir los gases de efecto invernadero a la mitad a finales de esta década, es ahí hacia donde nos dirigimos como nación”, dijo el presidente Joe Biden en la apertura de la cumbre en la que participaron 40 líderes mundiales y que, debido a la pandemia de coronavirus, se llevó de manera virtual. En realidad, el plan es que pueda reducirse hasta 52% para el año 2030, en comparación a los niveles de 2005. La renovación de votos de Estados Unidos impulsó a otros a actualizar metas: la Unión Europea, Canadá, incluso Brasil.
López Obrador, en cambio, llegó, tal como lo había prometido, con su propuesta a Biden para que financie una extensión del programa de reforestación Sembrando Vida al sur de México, Guatemala, El Salvador y Honduras. “La propuesta es que juntos ampliemos dicho programa en el sureste de México y en Centroamérica para sembrar 3 mil millones de árboles adicionales y generar un millón 200 mil empleos”, dijo. “Nosotros asumimos nuestra responsabilidad económica y nos comprometemos a ayudar en la organización productiva y social, y ustedes presidente Biden, podrían financiar el programa Sembrando Vida en Guatemala, Honduras y El Salvador”.
Señaló que como propuesta complementaria el gobierno de Estados Unidos podría ofrecer a quienes participen en este programa que después de sembrar sus tierras durante tres años consecutivos, tendrían posibilidad de obtener una visa de trabajo temporal y luego de otros tres o cuatro años, podrían tener hasta la residencia en Estados Unidos o doble nacionalidad.
Petróleo para uso interno
López Obrador planteó a los líderes del mundo que la producción petrolera de México se destinará a cubrir la demanda de combustibles del mercado interno y se acabará con la práctica de exportar petróleo crudo y comprar gasolinas. “De esta forma ayudaremos a evitar el uso excesivo de combustibles fósiles”.
Además dijo que para reducir el uso de combustóleo o carbón en la producción de electricidad, las plantas hidroeléctricas de México serán modernizadas para energía más limpia y barata. “Hemos decidido cambiar turbinas antiguas por equipos modernos, lo cual nos permitirá aprovechar el agua de los embalses para producir más energía sin construir nuevas presas y sin causar afectaciones”.
El Presidente mexicano participó en la inauguración de la cumbre en plena conferencia mañanera en el Salón Tesorería de Palacio Nacional. Ahí escuchó los mensajes de inauguración de Biden y la vicepresidenta Kamala Harris, luego siguió su conferencia y al final sólo dedicó tres minutos a su participación en la cumbre.
En la inauguración, Biden dejó claro que Estados Unidos está de regreso al liderazgo mundial en asuntos climáticos.
Una reducción de 52%
“Estados Unidos se encamina a reducir los gases de efecto invernadero a la mitad a finales de esta década, es ahí hacia donde nos dirigimos como nación”, dijo. El plan es que pueda reducirse hasta 52% para el año 2030, en comparación a los niveles de 2005.Dicho de otra forma: casi dobla la propuesta que hizo Barack Obama en la firma de los Acuerdos de París. En 2050, Estados Unidos debería ser un país de neutralidad de carbono.
“El costo de la inacción se está acumulando”, advirtió desde la Casa Blanca, insistiendo en que actuar es un “imperativo moral”.
Biden insistió en su proclama de que tomar el sendero “verde” es bueno para la economía. Su propuesta de plan de infraestructura, de 2 billones de dólares, se centra en energías renovables; está convencido que una transformación de ese calibre es favorable a la creación de empleo.
Los objetivos de EU son menos ambiciosos que los de la Unión Europea (esta semana se comprometió a reducir emisiones en 55% para 2030) o los del Reino Unido (que recortará 68% para ese mismo año); sin embargo, en palabras del británico Boris Johnson, el regreso de Washing- ton puede significar un “punto de inflexión” frente a lo que todos coincidieron es un asunto que urge. “Tenemos los medios, es momento de actuar, nos encontramos al límite”, resumió el papa Francisco.
La renovación de votos de EU ayudó a que otros países actualizaran sus metas: Canadá anunció una baja de sus emisiones de entre 40% y 45% para 2030 con respecto a 2005, en lugar de 30% anterior. Japón apuesta a reducir las emisiones de CO2 en 46% para 2030, mucho más de lo que había prometido. Incluso el brasileño Jair Bolsonaro se comprometió a luchar contra la deforestación del Amazonas.
El presidente de China, Xi Jinping, cuyo país es el principal contaminante, con más de una cuarta parte de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, no ofreció nuevos compromisos. Reafirmó que alcanzará la neutralidad de carbono para 2060. Vladimir Putin, el presidente de Rusia —cuarto emisor del mundo—, también dijo que mantendrá sus compromisos. Pero su participación fue clave, considerando que para sacar adelante las metas ambientales se requiere de la participación de todos, empezando por las naciones más contaminantes.
Alerta roja
No todo fueron palabras bonitas. El secretario General de Naciones Unidas, António Guterres, hizo gala de su discurso franco y directo al reiterar una vez más que el planeta está al borde del precipicio y es urgentísimo actuar de inmediato. “Necesitamos un planeta verde pero estamos en alerta roja”, avisó. Al mismo tiempo que se desarrollaba la cumbre, la activista Greta Thunberg encaraba a congresistas de Estados Unidos: “¿Hasta cuándo creen que pueden ignorar la crisis climática (…) sin que nadie les haga rendir cuentas?”, les cuestionó.