Tras el asalto al Capitolio ocurrido el 6 de enero de 2001, mientras decenas de líderes criticaban el ataque a la democracia en Estados Unidos, el presidente Andrés Manuel López Obrador señalaba que “nosotros no vamos a intervenir en asuntos internos”. Una postura diametralmente opuesta a la que asumió este domingo, luego de que bolsonaristas invadieran las sedes de los tres poderes del país.
“Esa es nuestra política, es lo que puedo comentar. Siempre es muy lamentable el que se pierdan vidas humanas, en eso sí podemos expresarnos; siempre hemos buscado que todos los conflictos… se resuelvan mediante el diálogo, la vía pacífica; la Constitución establece en conflictos internacionales la solución pacífica de las controversias”, manifestó López Obrador en reacción a la irrupción de miles de simpatizantes trumpistas al Capitolio, sede del Congreso en Estados Unidos, en un intento por impedir la certificación de la victoria electoral de Joe Biden.
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Cuestionado sobre su opinión acerca de este ataque que arengó el entonces presidente Donald Trump, de quien López Obrador terminó siendo cercano, el mandatario mexicano indicó que “nosotros no vamos a intervenir en estos asuntos”, porque así lo establece la Constitución mexicana. “Deseamos que siempre haya paz, que prevalezca la democracia, que es el poder del pueblo”. También evitó felicitar a Biden durante semanas, argumentando que Trump alegó fraude y que es algo que se tenía que investigar. El republicano nunca pudo probar sus acusaciones.
La reacción del jefe de Estado mexicano contrastó diametralmente con la que asumió este domingo, cuando simpatizantes del expresidente Jair Bolsonaro, quien tampoco reconoció su derrota en las urnas e incluso dejó Brasil antes del cambio de mando para evitar tener que entregarle el poder al izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, irrumpieron en la sede del Congreso, del Tribunal Supremo y el palacio presidencial de Planalto, en Brasilia, reclamando un golpe de Estado para evitar que Lula gobierne y permitir que el ultraderechista Bolsonaro regrese como presidente.
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López Obrador, esta vez, no dudó. “Reprobable y antidemocrático el intento golpista de los conservadores de Brasil azuzados por la cúpula del poder oligárquico, sus voceros y fanáticos. Lula no está solo, cuenta con el apoyo de las fuerzas progresistas de su país, de México, del continente americano y del mundo”, tuiteó el mexicano.
Minutos antes, el canciller, Marcelo Ebrard, también había reprobado los actos violentos en Brasil y manifestó el respaldo del gobierno mexicano a Lula. “Frente a los acontecimientos en Brasil, manifestamos el pleno respaldo de México al Gobierno del Presidente Lula electo por voluntad popular. Rechazamos cualquier intento en contra de las instituciones democráticas que se ha dado ese pueblo hermano”, escribió el funcionario en su cuenta de Twitter.
López Obrador es muy cercano a Lula, quien asumió el 1 de enero el poder en Brasil por tercera vez. El antecesor de Lula, el ultraderechista Jair Bolsonaro, no reconoció su derrota y para no tener que entregar el mando, viajó a Miami antes de la toma de posesión.
Las autoridades ya recuperaron el control de las instituciones brasileñas, si bien aún hay ciertos choques con los bolsonaristas en el Supremo y el Palacio del Planalto. Hasta el momento, se reporta la detención de unas 150 personas.
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