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San José
El péndulo electoral de América Latina y el Caribe reacomodó lealtades geopolíticas en 2019.
Con el triunfo de Alberto Fernández sobre el presidente argentino, Mauricio Macri, en los comicios presidenciales del pasado 27 de octubre, Argentina se moverá de la derecha a la izquierda a partir del 10 de diciembre próximo, pero ya se aproximó a México.
Uruguay se reintegraría a la derecha en la segunda ronda electoral el 24 de este mes, con la probable victoria del derechista Luis Alberto Lacalle sobre el izquierdista Daniel Martínez, cuyo partido, Frente Amplio, asumió el poder en 2005 y lo entregaría el 1 de marzo de 2020.
En un lío electoral cuyo desenlace ratificaría la victoria del presidente boliviano, Evo Morales, Bolivia seguiría en la alianza socialista con Cuba, Venezuela y Nicaragua, a la que se acercarían, con diferentes énfasis, México y Argentina.
Leales a La Habana, Caracas, La Paz y Managua, México y Argentina amarrarían un bloque enfrentado o distanciado del liderazgo de centro y de derecha de Estados Unidos, Brasil y el Grupo de Lima, foro hemisférico de consultas para la crisis venezolana creado en 2017. Con este andamio geopolítico, y en su primera gira al exterior tras ganar, Fernández llegará el próximo lunes a la capital mexicana para entrevistarse con el presidente Andrés Manuel López Obrador y marcar un hito: el primer viaje internacional de un presidente electo argentino no será a Brasil.
¿Por qué? El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, despejó la duda. Argentina “eligió mal”, alegó, al negarse a felicitar a Fernández, anunciar que tampoco acudirá a su toma de posesión y afianzar la fidelidad a su gran aliado derechista: el presidente de la Unión Americana, Donald Trump.
El nexo López Obrador-Fernández quedaría en la mira del eje Brasilia-Washington por su impacto en el continente, sacudido en 2018 y 2019 por convulsiones principalmente en Chile, Venezuela, Ecuador, Nicaragua, Colombia, Bolivia, Haití y Honduras y ebullición creciente en Argentina, Panamá, Guatemala, Brasil, Costa Rica, República Dominicana y Paraguay.
Al viaje de Fernández se anticipó ayer el de la vicepresidenta electa y expresidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, a Cuba.
¿Y con Bolivia? “Hermano”, definió Morales a López Obrador al agradecerle que, de hecho, desconoció las denuncias opositoras de que hubo fraude y le reconoció como vencedor y legítimamente reelecto en los comicios del 20 de octubre anterior en Bolivia para gobernar al menos hasta 2025 y completar 19 años de mandato. Fernández también felicitó a Morales.
López Obrador adujo que Fernández y Morales “triunfaron en elecciones libres y democráticas”, y los invitó a México. En una sorpresiva visita en junio de este año, el nicaragüense Bayardo Arce, asesor del cuestionado presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, se entrevistó en la capital mexicana con el mexicano Alfonso Romo, jefe de gabinete de López Obrador, para afianzar la conexión bilateral.
El mandatario mexicano reforzará, con Fernández y Morales, sus lazos con la alianza socialista hemisférica, porque en octubre anterior recibió al presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, y reafirmó su solidaridad con La Habana, principal socio de Caracas y férreo defensor de su homólogo venezolano, Nicolás Maduro, ante el asedio de Estados Unidos, Brasil y Grupo de Lima.
Cuba es para México “emblema de la lucha por la libertad”, dijo el subsecretario mexicano de Relaciones Exteriores para América Latina y el Caribe, Maximiliano Reyes, antes del arribo de Díaz-Canel.