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Con al menos 12 muertos y medio millar de infectados, América Latina no sólo se enfrenta a la expansión del coronavirus y al reto de contenerlo. Además de ser una de las zonas menos afectadas en el mundo, en la región confluyen esta nueva enfermedad, deficiencias de los sistemas de salud, problemas de desigualdad social y situaciones particulares que complican dar una respuesta apropiada, aun con los esfuerzos gubernamentales.
En Guatemala, efectivos del ejército resguardaron la frontera con México para evitar el ingreso de extranjeros de 12 países, entre ellos Japón, China, España, Italia, Irán.
El presidente Alejandro Giammattei ordenó cerrar su frontera con México, El Salvador, Honduras y Belice desde las 00:00 horas del martes, permitiendo el ingreso sólo a sus connacionales.
Naciones como Uruguay cuentan con una cobertura universal de salud que incluye 10 mil médicos y 826 centros de salud, a los que se puede acceder desde cualquier punto del país con una demora máxima de una hora caminando. Las autoridades empezaron a aplicar un protocolo de contención tan pronto se supo del primer contagio —van 29—: prohibir espectáculos públicos, cerrar la frontera con Argentina y suspender los vuelos desde Europa y Estados Unidos.
Al contrario, en Nicaragua, donde oficialmente aún no hay contagiados, el gobierno decidió no restringir la entrada ni la movilidad en el territorio a ningún viajero, ni tampoco establecer ningún tipo de cuarentena.
Ecuador endureció las restricciones y prohibió a la gente salir siquiera a caminar o andar en bicicleta, en la continuación del reforzamiento de las medidas con las que algunos países de Latinoamérica intentan evitar la propagación del nuevo coronavirus.
A contracorriente de la mayoría de líderes, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, lamentó “la histeria” colectiva en torno al coronavirus el mismo día que se registraron dos muertes. “Algunos gobernadores, creo, aunque puedo estar equivocado, toman medidas que van a perjudicar y mucho a nuestra economía”, declaró el gobernante a la vez que anunció el cierre parcial de la frontera con Venezuela por el aumento de casos: “No es un cierre total. El tránsito de mercancías seguirá ocurriendo”, dijo Bolsonaro, quien se sometió de nuevo al test y dio negativo.
Su homólogo de Colombia, Iván Duque, declaró estado de emergencia, al tiempo que ordenó el aislamiento obligatorio de los adultos mayores. En Bolovia comenzaron a suspender las actividades al decretar cuarentena. Entre las principales disposiciones que la población esté en sus casas desde las cinco de la tarde lo que queda del mes.
En Venezuela, el presidente Nicolás Maduro pidió un préstamo al Fondo Monetario Internacional para minimizar el impacto del Covid-19 en la economía. Con frecuencia, Maduro criticó al FMI por ser parte del imperalismo. El FMI ya desestimó el pedido.
La Organización Internacional del Trabajo alertó que la epidemia “contagiará los mercados laborales y afectará los indicadores de empleo juvenil“ en la región, que de por sí tiene a 110 millones de jóvenes asediados por el desempleo y la informalidad.
***Con información de María de Jesús Peters