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San José.— Apertrechadas en el primer puesto de la guerra contra el Covid-19, y sin importar su edad, las mujeres de América Latina y el Caribe pagaron en 2020 y en 2021 una elevada factura social por las consecuencias sociales y económicas directas e indirectas de la peor emergencia sanitaria del siglo XXI.
Si la situación de las latinoamericanas y caribeñas quedó marcada antes de la pandemia por las múltiples formas de violencia, la discriminación, la humillación y un abanico de mecanismos para relegarlas o arrinconarlas en las diversas escalas sociales, desde 2020 todo se agravó. Los rigores del confinamiento, del aislamiento físico, los toques de queda u otros protocolos de bioseguridad aplicados en la zona agudizaron el fenómeno.
“Las mujeres de la región son parte crucial de la primera línea de respuesta a la pandemia”, dijo la mexicana Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en una declaración que remitió a EL UNIVERSAL. “Un 73.2% de las personas empleadas en el sector de la salud son mujeres, quienes han tenido que enfrentar una serie de condiciones de trabajo extremas, como extensas jornadas laborales, que se suman al mayor riesgo al que se expone el personal de la salud de contagiarse del virus”, detalló.
Persiste la discriminación salarial, ya que “los ingresos laborales de las mujeres que trabajan en el ámbito de la salud son 23.7% inferiores a los de los hombres del mismo sector”, explicó.
Inequidad y retroceso describen el panorama hemisférico que enfrentan niñas, adolescentes, jóvenes, adultas y ancianas.
“Preocupa la subrepresentación de las mujeres en la política tanto a nivel nacional como local, así como en los comités de respuesta a la crisis del Covid-19, especialmente de mujeres indígenas, afrodescendientes, migrantes, jóvenes, con discapacidad, y de la diversidad sexual”, dijo la uruguaya María Noel Vaeza, directora regional de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe.
“Es urgente acelerar reformas legislativas, normativas y políticas innovadoras y asignarles los recursos necesarios para erradicar las barreras estructurales que sustentan la discriminación y desigualdades de género”, afirmó la jerarca de la entidad adscrita al sistema de la Organización de Naciones Unidas.
En una cita a finales de febrero con ministras de la mujer y autoridades de género de América Latina y el Caribe, Vaeza abogó por un “posicionamiento de avanzada, colocando un horizonte democrático, paritario e inclusivo” para el sexo femenino. “La equidad no puede seguir esperando”, alertó la ministra de la Mujer de Chile, Mónica Zalaquett.
Negativo
La Cepal, que también pertenece a la ONU, reveló que la crisis por la enfermedad “impactó negativamente en la ocupación y en las condiciones laborales” de las latinoamericanas y caribeñas e instó a que la vacunación de mujeres que son personal de salud y se desempeñan en servicios asociados de limpieza, transporte, cuidados, educación y trabajo doméstico sea una prioridad hemisférica. La situación generó “un retroceso de más de una década en los avances logrados en materia de participación laboral”, aseguró la Cepal en un informe especial sobre la autonomía económica del ámbito femenino en “la recuperación sostenible y con igualdad” después del coronavirus.
Entre sus hallazgos, el estudio señaló datos reveladores:
—Unos 118 millones de latinoamericanas y caribeñas se encontrarían en situación de pobreza, 23 millones más que en 2019.
—La tasa de participación laboral de las mujeres bajó de 52% en 2019 a 46% en 2020, mientras que la de los hombres pasó de 73.6% en 2019 a 69% en 2020.
—La tasa de desocupación de las mujeres llegó a 12% en 2020, porcentaje que se eleva a 22.2% si se asume la misma tasa de participación laboral de las mujeres de 2019.
—En 2020 se registró una contundente salida de mujeres de la fuerza laboral y por tener que atender las demandas de cuidados en sus hogares “no retomaron” la búsqueda de empleo.
—La caída del Producto Interno Bruto (PIB) de la región, que datos actualizados ubicaron en menos 7.7% en 2020, y el impacto de la crisis de empleo afectaron negativamente los ingresos de los hogares.
—En el segundo trimestre de 2020, los niveles de ocupación en el trabajo doméstico remunerado cayeron 33.2% en México; 24.7%, en Brasil; 46.3%, en Chile; 44.4%, en Colombia; 45.5%, en Costa Rica y 15.5%, en Paraguay.
En los debates a finales de febrero de la Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, las participantes señalaron que una ruta clave será la “digitalización de las mujeres”. Esa vía podría reducir las brechas de género en las tecnologías de la información y las comunicaciones en acceso, desarrollo de competencias y uso por parte de las mujeres para su plena participación en la economía digital.
La meta: eliminar la discriminación contra la mujer.