Washington.— El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, avisó ayer a los indocumentados que serán deportados; sin embargo, luego se echó para atrás y dijo que detendrá las redadas masivas por dos semanas.
El mandatario escribió en Twi- tter: “A pedido de los demócratas, retrasé el proceso para remover a los inmigrantes ilegales [su deportación] por dos semanas, para ver si republicanos y demócratas pueden unirse y trabajar para solucionar los problemas en la frontera sur. Si no, la deportación iniciará”.
También indicó que el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por su siglas en inglés) estaba enfocado en expulsar a las pandillas criminales MS-13.
La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, había pedido a Trump que suspendiera las redadas “sin corazón”.
Tres funcionarios del gobierno dijeron a la Associated Press que se canceló la operación porque se habían filtrado detalles a la prensa y la seguridad de los agentes podía correr peligro. Las fuentes hablaron con la agencia bajo la condición de anonimato.
Anteriormente, el mandatario de Estados Unidos afirmó que los inmigrantes detenidos por el ICE serán deportados. “Si las personas entran ilegalmente al país, ¡serán deportadas!”, escribió en su Twitter. Cuestionado por la prensa en la Casa Blanca, antes de trasladarse hasta la residencia de descanso oficial de Camp David, retomó el tema para criticar a las ciudades que han prometido defender a los inmigrantes durante las redadas masivas: “Algunas ciudades van a combatirlo. Muchas de esas ciudades son de alto crimen y santuario”, declaró.
Preocupados por la situación, un grupo de inmigrantes se reunió en Fairmount Heights, un pueblo del estado de Maryland, para conocer sus derechos y qué hacer si un agente del ICE toca a su puerta.
“El objetivo es cuidar y mantener a las familias integradas”, explicó Morena Zelaya, una delegada comunitaria salvadoreña de la organización CASA, que recomendaba a los asistentes “educarse”, “guardar silencio y tener un plan”.
Junto a ella, Tania Reina, una abogada de especializada en migración de CASA nacida en Perú, explicaba la importancia de “saber sus derechos”. Angélica, una mexicana con 22 años en Estados Unidos, relató que es la única de su familia angustiada por las deportaciones, porque sus hijos son nacidos en el país y su esposo tiene permiso de trabajo. “Ahora es más terrible que nunca. Antes no se vivía con este temor”, dijo.