Quito.— Al menos 24 personas perdieron la vida en el aluvión del lunes en el centro oeste de la capital ecuatoriana, mientras moradores y autoridades de los barrios afectados de Quito intentaban este martes localizar a una veintena de personas reportadas como desaparecidas.
El alud bajó desde los bosques por las laderas de la montaña Ruco Pichincha hasta asentamientos urbanos ubicados en la parte alta del centro-oeste de Quito arrasando con todo a su paso: personas, vehículos, motocicletas, cualquier cosa que se le interpusiera en las calles de los barrios La Comuna y La Gasca.
“Apenas tuve tiempo de agarrar de la mano a mi hijo de cuatro años y corrí a las escaleras, hacia la terraza. De un momento a otro las paredes de adelante y de un costado desaparecieron. Gritábamos a las vecinas del primer piso, pero el agua se las llevó a la madre y a la hija”, dijo Pacheco a la agencia The Associated Press.
Además de los 24 decesos, hay 48 heridos, dos de ellos en estado crítico, 12 desaparecidos y daños materiales aún no cuantificados. Ocho viviendas colapsaron.
El alcalde de Quito, Santiago Guarderas, explicó que la sobresaturación del suelo a causa de las intensas lluvias desencadenó “un deslizamiento de las laderas al cauce y se produjo el aluvión que sobrepasó el embalse” de la quebrada El Tejado.
Guarderas agregó que la tempestad que cayó el lunes sobre Quito fue inédita, con 75 litros por metro cuadrado, cuando se esperaban apenas dos litros por metro cuadrado. La capacidad de embalse era de 4 mil 500 metros cúbicos, pero hubo un volumen de 20 mil metros cúbicos. En la misma zona hace cerca de 50 años se produjo un incidente similar.
Cerca de 800 efectivos de la policía, el ejército, agentes metropolitanos y bomberos se mantienen en labores de rescate y limpieza en el lugar donde hasta anoche no había servicio eléctrico ni de agua potable.
Laura Quiñónez, de 65 años, repetía “lo he perdido todo, no tengo nada, todo se acabó” junto a una ambulancia mientras vecinos sacaban de las viviendas enseres y electrodomésticos manchados o dañados por el barro.