Washington.— El proceso de confirmación de Brett Kavanaugh para cubrir la vacante en el Tribunal Supremo de Estados Unidos inició su recta final, despejando obstáculos y allanando el camino del juez conservador, quien este mismo sábado podría convertirse en uno de los nueve integrantes de la Alta Corte.

El líder de la mayoría en el Senado, el republicano Mitch McConnell, convocó a sesión para hoy a las 9:30 horas locales. Una hora después se estaría votando si el proceso de nominación de Kavanaugh puede continuar. El sábado se votaría entonces si se integra o no al Supremo. La decisión se produce luego de que ayer se publicara de madrugada la esperada investigación del FBI que, en tiempo récord, revisó los casos de supuestos abusos sexuales de los que es acusado el candidato. Según los senadores republicanos y la Casa Blanca, el informe es totalmente exculpatorio y “no corrobora” la versión de los hechos de las víctimas, por lo que no tendría que haber problema para que obtuviera el apoyo necesario.

“No hay indicio de mala conducta”, sentenció en un comunicado el veterano republicano Chuck Grassley, presidente del comité judicial del Senado. Según dijo, el documento —del que sólo hay una copia a la que sólo pueden acceder senadores en una sala privada— no aporta ningún detalle que no fuera conocido, y por tanto exonera a Kavanaugh y da luz verde a su confirmación. Para los conservadores, la investigación fue “minuciosa”, realizada con toda libertad y no deja ninguna duda sobre la viabilidad del candidato.

Los demócratas consideraron que el informe es “incompleto”, deja muchos temas fuera y que sí contenía indicios de la mala conducta del juez. “Si eso es una investigación, es una mierda de investigación”, sentenció el senador Robert Menéndez tras leer el informe.

Abogados de las supuestas víctimas criticaron la poca profundidad de la indagatoria. Los representantes legales de Christine Blasey Ford, la profesora que testificó ante el Senado y acusó Kavanaugh de intentar violarla cuando ambos eran adolescentes, se quejaron de que no contactaran con su cliente, lo que deja una “mancha” en la agencia federal por no hablar con todos los testigos necesarios.

La opción de que algún senador republicano moderado saltara de bando y votara contra el juez se congeló casi totalmente: dos de los tres que se prevén clave, Jeff Flake y Susan Collins, dijeron que los hallazgos del FBI no confirman los hechos de que se acusa a Kavanaugh, lo que indica que votarán a favor de que se integre al Supremo.

También aclaró su voto la demócrata Heidi Heitkamp, quien se juega la reelección en territorio Trump (Dakota del Norte) y dijo que se opondrá a Kavanaugh. El único demócrata indeciso es Joe Manchin, representante de Virginia Occidental y quien aspira a la reelección este noviembre, en el segundo estado donde el presidente obtuvo más votos en 2016 (más de 68%).

“El juez Kavanaugh debería ser confirmado el sábado”, sentenció Grassley, uno de los más vehementes en convertir el caso Kavanaugh en una lucha partidista a cuchillo, y más con las legislativas a la vuelta de la esquina.

En las calles siguieron las protestas. Miles de personas se desplazaron desde todos los rincones de EU para marchar hasta el Tribunal Supremo y ocupar el interior de los edificios de oficinas del Senado. La policía arrestó a 302 manifestantes.

Kavanaugh, por su parte, escribió un artículo para The Wall Street Journal en el que aseguró ser “un juez independiente, imparcial” e insistió en negar “fuerte y apasionadamente las alegaciones en mi contra”.

***Con información de AFP

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