Bruselas.— Los líderes de la OTAN, del G7 y de la Unión Europea (UE) escenificaron y sellaron ayer en tres cumbres sucesivas en Bruselas su cierre de filas en apoyo a Ucrania y multiplicaron sus advertencias y presión a Rusia para que pare su guerra contra la exrepública soviética, que inició hace un mes.
El presidente Joe Biden y sus aliados occidentales prometieron nuevas sanciones y ayuda humanitaria en respuesta al ataque de Vladimir Putin a Ucrania. Biden también anunció que Estados Unidos recibiría hasta 100 mil refugiados ucranianos. “Nuestro énfasis estará en reunir a las familias”, afirmó Biden, al confirmar que su gobierno dará prioridad a los ucranianos que tengan familiares en EU.
En tres citas con múltiples actores hubo dos claros protagonistas, el presidente estadounidense y su homólogo ucraniano, Volodimir Zelensky, quien intervino en todas ellas por videoconferencia para pedir insistentemente más ayuda militar para su país y más sanciones contra Rusia.
La gran preocupación de los aliados es que se puedan producir potenciales ataques biológicos, químicos y/o nucleares.
Biden, quien visita hoy Rzeszów, Polonia, cerca de la frontera con Ucrania, advirtió que la Alianza “responderá” a un potencial uso de armas químicas en Ucrania dependiendo de “cómo sean usadas” y el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, anunció la activación de las defensas ante ese tipo de amenazas y que se reforzará la capacidad de Ucrania para que pueda defenderse.
Zelensky, aunque agradecido por la ayuda recién prometida, dejó en claro a los aliados occidentales que necesitaba mucho más de lo que actualmente están dispuestos a dar. Biden dijo que había más ayuda en camino.
Al mismo tiempo, Washington ampliará sus sanciones contra Rusia, apuntando a miembros del Parlamento junto con oligarcas y la industria de defensa. Estados Unidos dijo que también trabajará con otras naciones occidentales para garantizar que las reservas de oro en poder del banco central de Rusia estén sujetas a las sanciones existentes.
Los líderes de las tres organizaciones instaron a China a que se abstenga de respaldar el esfuerzo bélico de Rusia en Ucrania y que tampoco dé asistencia a Moscú para que pueda esquivar las sanciones internacionales impuestas por la agresión a su vecino. Paralelamente, los países del G7 y de la Unión Europea acordaron vigilar para impedir que Rusia sortee las sanciones y decidieron restringir las transacciones de oro del Banco Central ruso. Además, Biden propuso expulsar a Rusia del G20, lo que supondría un nuevo revés para Moscú, que ya salió del G8 por invadir Crimea en 2014.
Para ayudar a los europeos a reducir su dependencia energética de Rusia, Estados Unidos y la UE tienen previsto anunciar este viernes un acuerdo por el que Washington les proporcionará gas natural licuado, anunció la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
Mientras, 140 países votaron en la Asamblea General de la ONU una resolución, promovida por Francia y México, que demanda “un cese inmediato de hostilidades de Rusia contra Ucrania, y en particular cualquier ataque contra civiles y objetivos civiles”.
Cuando sigue aumentando el número de refugiados, que ya llega a los 3.6 millones, el G7 y la UE se comprometieron a “acoger, proteger y apoyar” a los que huyen de la guerra, en su mayoría mujeres y niños, así como ayudar a los países a los que llegan, también con reasentamientos y traslados.
Más de la mitad de los niños ucranianos han tenido que abandonar sus hogares desde que Rusia lanzó su invasión el 24 de febrero, para tratar de buscar seguridad en otras zonas de la nación o para cruzar a países vecinos, de acuerdo con el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
En un comunicado conjunto, Biden y Von der Leyen anunciaron que EU está dispuesto a proporcionar más de mil millones de dólares en ayuda humanitaria y la UE 550 millones de euros.