Uno de los opositores más prominentes de Rusia, Alexei Navalny, está hospitalizado de gravedad por un posible envenenamiento.
La portavoz de Navalny, Kira Yarmysh, aseguró que el activista anticorrupción se encuentra en coma y conectado a un respirador artificial.
La hospitalización del activista fue también confirmada por la agencia rusa TASS, que citó al personal médico que lo atiende.
"Alexei Anatolyevich Navalny, nacido en 1976. En cuidados intensivos por envenenamiento", le dijo una fuente a la agencia.
No es la primera vez que Navalny está hospitalizado por los efectos de agentes tóxicos.
La última vez fue en 2019, poco después de ser condenado a 30 días de cárcel por haber convocado protestas no autorizadas contra la exclusión de varios candidatos de oposición de unas elecciones locales.
Pero, ¿qué más se sabe de uno de los más conocidos críticos del presidente Vladimir Putin?
Navalny describe al partido de Putin como un lugar para "criminales y ladrones", y en el pasado acusó al entorno del presidente de "chupar la sangre de Rusia".
Por ello ha liderado protestas a nivel nacional contra las autoridades.
El pasado junio, describió la votación sobre la reforma constitucional en Rusia como "un golpe de Estado" y una "violación de la Constitución".
Las reformas permitirán a Putin permanecer en su cargo otros dos mandatos más.
Pese a que ha mantenido sus firmes críticas contra Putin, Navalny no ha cumplido lo que parece ser su mayor sueño: poder desafiarle en las urnas.
Su candidatura para las elecciones presidenciales de 2018 fue prohibida por las autoridades después de una condena por malversación de fondos que lo inhabilita para postularse a cargos públicos.
Navalny niega vehementemente las acusaciones y sostiene que sus problemas legales son represalias del Kremlin por sus feroces críticas.
Su ascenso en la política rusa arrancó en 2008, cuando comenzó a bloguear sobre supuestas malas prácticas y corrupción en algunas de las grandes corporaciones controladas por el Estado.
Una de sus tácticas fue convertirse en un accionista minoritario en las principales compañías petroleras, bancos y ministerios, y hacer preguntas incómodas sobre los agujeros en las finanzas estatales.
Y su uso de las redes sociales para transmitir su mensaje también es altamente representativo de su estilo político.
A través de estas plataformas, Navalny llega directamente a sus seguidores, predominantemente jóvenes, con un lenguaje agudo y contundente y con burlas a la elite leal al presidente Putin, quien se niega a mencionar su nombre.
Con el tiempo, su campaña contra la corrupción hizo que Navalny pasara de criticar a las corporaciones estatales a criticar directamente al partido gobernante, Rusia Unida.
Antes de las elecciones parlamentarias de 2011, en las que no participó como candidato, instó a los lectores de su blog a votar por cualquier partido excepto Rusia Unida, al que calificó de "partido de criminales y ladrones". La frase triunfó.
Rusia Unida ganó las elecciones, pero con una mayoría muy reducida, y su victoria se vio empañada por acusaciones generalizadas de manipulación de votos que desencadenaron protestas en Moscú y algunas otras ciudades importantes.
Navalny fue arrestado y encarcelado durante 15 días después de la primera protesta, el 5 de diciembre de 2011, pero salió a tiempo para hablar en la mayor de las manifestaciones postelectorales en Moscú, el 24 de diciembre de ese año.
Se calcula que a la misma asistieron unas 120 mil personas.
Putin, sin embargo, fue fácilmente reelegido. Y el poderoso Comité de Investigación de Rusia lanzó investigaciones criminales sobre las actividades previas de Navalny, cuestionando incluso sus credenciales de abogado.
Cuando fue encarcelado brevemente en julio de 2013 por malversación de fondos, la condena de cinco años fue ampliamente vista como una decisión política.
Y, contra todo pronóstico, se le permitió salir de la cárcel para participar en las elecciones a la alcaldía de Moscú, en las que quedó segundo con el 27% de los votos, detrás del aliado de Putin, Sergéi Sobyanin.
El resultado, sin embargo, se consideró un gran éxito, ya que Navalny no tenía acceso a la televisión estatal: dependía solo de internet y del boca a boca.
Su primera condena fue revocada después por el Tribunal Supremo de Rusia, luego de que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos determinara que no había tenido una audiencia imparcial en el primer juicio.
Posteriormente, en un nuevo juicio en 2017, fue condenado por segunda vez y recibió una sentencia suspendida de cinco años.
Navalny calificó el juicio de farsa y aseguró que solo trataban de excluirlo de las elecciones de 2018.
Aunque Navalny nunca tuvo el perfil público del exoligarca Mijail Jodorkovsky, se han establecido paralelismos entre los dos personajes.
Jodorkovsky pasó una década en las cárceles rusas y cuando en 2010 un tribunal lo condenó por segunda vez, la larga sentencia de prisión se anunció el 30 de diciembre, fecha en que la mayoría de los rusos estaban más pendientes de las vacaciones de Año Nuevo.
A diferencia de Jodorkovsky, quien ahora vive en Suiza, Navalny ha prometido quedarse en el país a dar batalla.
Esto le valió tres arrestos en 2017 por organizar protestas no autorizadas contra Putin, y también fue detenido brevemente a principios de 2018.
En declaraciones a la BBC, Navalny dijo entonces que lo mejor que podrían hacer los países occidentales sería tomar medidas enérgicas contra el "dinero sucio".
"Quiero que a las personas involucradas en la corrupción y en la persecución de activistas se les prohíba la entrada a estos países, que se les nieguen las visas", dijo.
Cuando Navalny fue encarcelado en 2013, le dijo al juez que pelearía con sus compañeros "para destruir el estado feudal que se está construyendo en Rusia, destruir el sistema de gobierno donde el 83% de la riqueza nacional es propiedad de un 0.5% de la población''.
Navalny también tiene críticos en el campo anti-Putin, sobre todo a causa de lo que algunos ven como coqueteos con el nacionalismo ruso.
Ha hablado en eventos ultranacionalistas, lo que causa preocupación entre los liberales.
Los nacionalistas rusos, por su parte, también han expresado desconfianza por sus vínculos con Estados Unidos después de pasar un semestre en la Universidad de Yale en 2010.
Pero cuando la oposición eligió a sus líderes, en octubre de 2012, fue Alexei Navalny quien se impuso por delante del veterano crítico de Putin y excampeón mundial de ajedrez Garry Kasparov, si bien fue con una pequeña participación de 81 mil 801 votantes.
Una duda que lo persigue es si tiene apoyo más allá de los centros urbanos como Moscú y otras grandes ciudades.
En abril de 2017, Navalny fue llevado al hospital después de que le salpicaran con un tinte antiséptico de color verde en Moscú.
Era el segundo ataque con zelyonka ("verde brillante") ese año.
El tinte es un antiséptico común en Rusia y se ha utilizado en protestas allí y en Ucrania.
"Parece divertido, pero duele como el infierno", tuiteó Navalny, quien sufrió una quemadura química en el ojo derecho en el ataque.
Dos años después, los médicos trataron una repentina enfermedad de Navalny tras uno de sus arrestos.
Los informes iniciales apuntaron a una reacción alérgica aguda que causó una inflamación de la cara, problemas oculares y erupciones en el cuerpo.
Sin embargo, la médica personal de Navalny dijo que este nunca antes había padecido alergias y que pudo haber estado expuesto a "algún agente tóxico".
Ahora se encuentra de nuevo en un hospital y Alemania y Francia le han ofrecido ayuda para trasladarlo y ser tratado allí.
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