San José.— El empresario colombiano-venezolano Alex Naín Saab Morán conoce los misterios y las intrigas de los recovecos y los laberintos del Palacio de Miraflores, nervio central del poder político de Venezuela.
Por eso es que el cuestionado presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, prefería que Saab, de 47 años, siguiera en silencio en una cárcel del archipiélago de Cabo Verde a que, bajo la amenaza de una severa condena en su contra, acepte destapar en un tribunal de Estados Unidos los entretelones de la denunciada corrupción del régimen gobernante venezolano.
Saab… sabe demasiado sobre los supuestos negocios ilícitos de Maduro y del círculo principal del mando político y militar en Venezuela, con sus redes en América Latina y el Caribe, Europa, Asia y África, por lo que su extradición a EU y la eventualidad de que se decida a revelar secretos inquieta en Miraflores, pero también en Rusia, China, Cuba, Irán, Turquía y Nicaragua, aliados de Caracas.
Detenido el 12 de junio de 2020 en un aeropuerto del archipiélago de Cabo Verde, frente al litoral oeste de África y sobre el Océano Atlántico, en una escala técnica de su aeronave, Saab fue enviado el sábado anterior a EU tras una prolongada batalla jurídica. Luego de su captura, Maduro le otorgó pasaporte diplomático de Venezuela. En una carta que se difundió este domingo en Caracas, prometió que se negará a colaborar con EU.
Maduro explotó el domingo pasado contra Washington, acusó que el proceso fue un secuestro, rompió las negociaciones del oficialismo con la oposición en México y cuya cuarta ronda debió realizarse del 17 al 20 de este mes, y lanzó una intensa oleada de ataques verbales al estadounidense.
“Cuando el bloqueo” económico de EU contra Venezuela recrudeció, Saab “trajo comida y gasolina”, recordó.
“El alimento que llegó, que tenía una marca internacional, fue traído por Alex Saab. En silencio. Y lo hizo por amor a nuestro país. La gasolina que nos llegó en ese momento difícil, junio-julio del año pasado, la trajo Alex Saab”, recalcó.
Al destacar que “las medicinas que llegaron para diabéticos, enfermedades catastróficas, tratamientos contra el cáncer y para los niños, los trajo Alex Saab desde varios lugares del mundo”, aseveró que el negociante “fue perseguido por la narco-oligarquía de Colombia en combinación” con EU.
Agentes de EU torturaron a Saab en Cabo Verde y “le partieron tres muelas a golpe puro, le metieron electricidad durante días. Querían obligarlo a mentir y convertirlo en un monstruo” y en un “acusador falso contra la revolución bolivariana, contra mí, contra Venezuela, cosa que él jamás aceptó”, narró.
Nacido en Colombia, casado dos veces, con cinco hijos y abogado, Saab inició su carrera en su país con la venta de llaveros y la confección de uniformes.
Tras vincularse al gobierno venezolano en importar bienes, gozó de privilegios con el tipo de cambio del bolívar, moneda de Venezuela, frente al dólar de EU.
Mediante compañías “offshore” —fantasmas, de maletín o extraterritoriales— en santuarios fiscales de América Latina y el Caribe, manipuló declaraciones tributarias y contables y mezcló actos legales y ficticios, según las denuncias.
El traslado de Saab a EU generó júbilo en la oposición. “Los que convirtieron el hambre en un arma de control social y en un negocio hoy responden ante la justicia”, aseguró el presidente interino o encargado de Venezuela, Juan Guaidó.
“Los venezolanos que hemos visto la justicia secuestrada por años, respaldamos y celebramos el sistema de justicia de los países democráticos como Cabo Verde, nación que reconocemos por su independencia y firmeza en medio de tantas presiones”, tuiteó.
La extradición “es un duro golpe a la cleptocracia que tiene como líder” a Maduro, dijo, por su parte, el opositor venezolano Eduardo Battistini, delegado de Guaidó en Colombia.
“Este hecho sin duda es un paso muy importante para lograr justicia ante tanta corrupción contra el pueblo venezolano”, afirmó Battistini en una declaración que el equipo de prensa de Guaidó remitió a EL UNIVERSAL.
“No hay intocables”, alertó, por su lado, el opositor venezolano Carlos Vecchio, embajador de Guaidó ante la Casa Blanca. “Tarde o temprano todos los que han saqueado a Venezuela y cometido delitos de lesa humanidad van a caer. La justicia siempre llega”, añadió en otra reacción remitida a este periódico.
Vecchio calificó a Saab como “el mafioso mayor” de Maduro y su entorno.
Vestido de overol naranja, esposado y con su boca tapada por una mascarilla, Saab compareció ayer por primera vez en Miami, Florida, y en videoconferencia, ante el juez John O’Sullivan, del Tribunal de Distrito Federal para el Distrito Sur de ese estado.
O’Sullivan leyó a Saab sus derechos, le notificó de los ocho cargos en su contra —siete de “lavado” de dinero y uno de conspirar para ocultar el blanqueo—, negó la libertad bajo fianza y fijó una audiencia sobre libertad condicional para el 1 de noviembre próximo. El estadounidense Henry Bell, abogado defensor del empresario, pidió dos semanas para estudiar el expediente.
En un avión del Departamento de Justicia de EU, la División de Operaciones Internacional del Buró Federal de Investigaciones (FBI por sus siglas en inglés) transportó a Saab a Miami.
El Departamento de Estado de EU informó ayer a este diario que fue acusado de blanquear “el lucro obtenido como resultado de violaciones de la Ley sobre Prácticas Corruptas en el Extranjero” en nexo con un sistema “de sobornos” para “sacar provecho del sistema cambiario controlado por el gobierno venezolano”.
De 2011 a 2015, Saab y otras personas conspiraron “para blanquear el lucro obtenido” con sobornos pagados “desde cuentas bancarias en Venezuela a cuentas en EU y a través de estas”, describió.
Saab logró un contrato con el gobierno venezolano en 2011 para construir viviendas en áreas de bajos recursos y, con papelería falsa y fraudulenta y sobornos a funcionarios públicos para que autorizaran sus gestiones, obtuvo dólares “a una tasa conveniente” para importar artículos y materiales que “nunca” entraron a Venezuela, precisó.