Bruselas.— En América Latina sigue aumentando la aparición de sustancias sicoactivas con riesgos desconocidos para la salud pública, alerta el Programa Global de Vigilancia de Drogas Sintéticas de Programa Forense (SMART) de Naciones Unidas.

De acuerdo con la unidad de investigación de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), en el mercado latinoamericano de las drogas, las nuevas sustancias sintéticas no controladas suman 704 desde 2013.

En su reporte para uso oficial sobre los desafíos emergentes relacionados con las drogas en América Latina y el Caribe, sostiene que en 2023 se añadieron 13 drogas a la lista de seguimiento de SMART. Aunque sugiere manejar los datos con cautela al tratarse de información preliminar. Con corte de caja hasta principios de diciembre, Argentina y Colombia identificaron el mayor número, con cuatro cada uno; seguido por Chile, con tres; Brasil, con dos, y Bolivia y Salvador, con uno, respectivamente.

Cuatro sustancias pertenecen a las catinonas sintéticas, como la 4-CMC. De acuerdo con el Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías, estos estimulantes en ocasiones se venden de forma engañosa como sustitutos de la anfetamina y el éxtasis.

Suelen estar disponibles en polvos o píldoras y las personas que las usan correr mayor riesgo de sufrir efectos adversos para la salud debido a que llegan a consumirlas sin saberlo. Algunas de ellas son de mayor potencia y pueden generar problemas de salud mental agudos y crónicos. Otras cuatro sustancias novedosas pertenecen al grupo de los alucinógenos clásicos, como la 25B-NBOH y la 1P-LSD. Denominadas también como “sicodélicas”, inhiben la generación de dopamina, producen sensaciones de distanciamiento y disociación de sí mismo y del entorno. En 2021, la ONUDD advirtió que la disponibilidad y el consumo de alucinógenos, en particular el LSD, podría estar aumentando entre los estudiantes universitarios de la región andina.

Una investigación en Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú identificó que la prevalencia del consumo de LSD en algún momento de la vida de los universitarios fue de 0.5% en 2009, aumentando a 1.7% en 2012 y a 3.8% en 2016.

Otras tres nuevas drogas pertenecen al grupo de disociativos o anestésico, como la ketamina, que no adormece ni anestesia a la persona, sino la desconecta de su entorno. El OEDT sostiene que la ketamina es consumida como analgésico y se está convirtiendo en una sustancia de uso recreativo. Suele ser aspirada por la nariz y en ocasiones mezclada con otras drogas, como polvos y comprimidos tipo éxtasis. Señala que los consumidores a largo plazo pueden sufrir problemas de salud, como daños en la vejiga.

De las nuevas sustancias sicoactivas identificadas este año en Latinoamérica, una pertenece a la familia de los opioides sintéticos, concretamente el carfentanilo. La agencia europea con sede en Lisboa sostiene que los efectos del piperidine-4-carboxylate (carfentanilo) son similares a los de otros opioides, como la morfina y el fentanilo. Entre los efectos agudos está la euforia, relajación, sedación, bradicardia, hipotermia y depresión respiratoria. En caso de sobredosis podría provocar apnea, paro respiratorio y muerte.

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