mantiene el objetivo de reabrir el turismo hacia Europa el próximo lunes, con la retirada de la recomendación de no viajar al extranjero, pero sin bajar la guardia sobre la evolución de la pandemia o posibles repuntes de contagios de .

El 15 de junio es la fecha marcada para sustituir la advertencia global contra los viaje a cualquier lugar del mundo, emitida a mediados de marzo, por informaciones específicas sobre la situación en cada país o regiones, recordó el ministro de Asuntos Exteriores alemán, Heiko Maas.

Para los países de la Unión Europea , el Reino Unido y asociados del espacio Schengen eso significa el fin de las restricciones. En el caso de España, destino vacacional preferido del ciudadano alemán, se esperará a que sus autoridades den luz verde a la llegada de turismo internacional -es decir, el 1 de julio-. En situación parecida está Noruega, pendiente de las decisiones de Oslo.

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Para el resto del mundo, incluida Turquía, otro destino de gran relevancia para el turista alemán, se mantiene la advertencia de no viajar hasta, por lo menos, el 31 de agosto.

Más ratificó estos planes tras la videoconferencia mantenida con sus homólogos de España, Italia, Bulgaria, Francia, Grecia, Croacia, Malta, Holanda, Austria, Portugal, Eslovenia y Chipre, países que definió como "destinos turísticos preferentes" para su país.

La reunión virtual, la segunda en tres semanas, sirvió para seguir consensuando las medidas a adoptar para garantizar la seguridad en los viajes dentro de Europa este verano. Es decir, cómo actuar también en caso de que haya un repunte de contagios.

En esas tres semanas se han ajustado los planes en torno a tres pilares de actuación: el calendario de reapertura de las infraestructuras y viajes turísticos, los estándares de protección contra la pandemia y la atención médica local para los turistas, así como la reacción en caso de un aumento de las cifras de contagio.

Con ello será posible volver al esquema de una "Europa sin fronteras", algo que durante décadas parecía intrínseco a la UE , pero que la pandemia demostró que "no puede darse por supuesto", advirtió Maas.

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La situación actual es mejor que la que cabía imaginar hace cuatro semanas, dijo el ministro, del Partido Socialdemócrata (SPD) , quien recordó a continuación que se ha tenido que pagar "un precio muy alto" para contener la pandemia. "Estamos todos de acuerdo en que no podemos poner imprudentemente en peligro lo que hemos logrado con tanto esfuerzo", agregó.

Al virus hay que seguir poniéndole fronteras, advirtió Maas, quien llamó a los turistas a disfrutar del verano, pero "con cuidado". La recomendación de no viajar no equivalía a "una prohibición", pero el hecho de levantarla no significa tampoco una "invitación" a hacerlo. La decisión y, por tanto, la responsabilidad corresponden al viajero.

Alemania esperará aún a que España levante sus propias restricciones a la entrada de extranjeros. Pero a partir del próximo lunes las islas Baleares recibirán ya la llegada de un máximo de 10.900 turistas alemanes, en el marco de un plan piloto para reiniciar el turismo internacional.

EL PROPIO REPUNTE 

Maas hizo hincapié en la necesidad de mantener la vigilancia sobre un virus "que sigue ahí". Esta declaración se produjo en un momento en que la primera potencia europea tiene su propio aumento de contagios.

Hasta ahora se verificaron en Alemania 185.416 contagios, con un cifra moderada de víctimas mortales -8.755, según los datos del Instituto Robert Koch (RKI), competente en la materia en el país-. Un total de 171.200 pacientes están ya recuperados. Pero, por primera vez en dos meses, aumentó la cifra de infecciones agudas, hasta llegar a las 5.649.

DIFÍCIL DESPEGUE DE LUFTHANSA 

El turista alemán tiene a partir del lunes luz verde para viajar, aunque sea bajo su propia responsabilidad. Pero el futuro de su aerolínea de referencia, Lufthansa, y con ello el de su filial de bajo coste Eurowings, es una incógnita.

El plan de rescate negociado entre el Gobierno alemán y la dirección del grupo, con un volumen de 9.000 millones de euros, recibió el visto bueno de la Comisión Europea. Pese a ese apoyo estatal, la compañía advirtió anoche de que hasta 22.000 puestos de trabajo -en una plantilla con 138.000 empleados- están en peligro.

Ello no tiene que significar obligatoriamente despidos. Entre las fórmulas activadas por el Gobierno alemán para evitarlos está la reducción de jornada, mecanismo al que en los últimos meses han recurrido 750.000 empresas, para unos 7 millones de trabajadores.

Lufthansa dejará de cotizar en el DAX 30 de Fráncfort a partir del próximo 22 de junio debido a la drástica caída de sus acciones, tras sufrir en el primer trimestre del año una pérdida neta de 2.100 millones de euros.

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