Alejandro Andrade

pasó de jugar chapitas, una versión de béisbol callejero, a incorporar gustos refinados como la equitación, en su meteórico ascenso como guardaespaldas de Hugo Chávez hasta tesorero de Venezuela, cargo en el que amasó una fortuna a punta de corrupción.

Condenado este martes en Estados Unidos a 10 años de cárcel por aceptar 1.000 millones de dólares en sobornos y lavar las ganancias en ese país, Andrade, de 54 años, es un teniente retirado del Ejército que creció en la humilde barriada caraqueña de Coche.

Su amistad con Chávez se forjó al calor del fallido golpe de Estado que el difunto teniente coronel dio el 4 de febrero de 1992.

Haber participado en la intentona fue suficiente para que el exmandatario socialista, fallecido en 2013, lo convirtiera en su guardaespaldas durante la campaña que lo llevó al poder en 1999.

A la sombra del carismático líder ascendió a cargos de alta responsabilidad como presidente de la Oficina del Tesoro (2007-2010) y del estatal Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (2008-2010).

Ocho años después de administrar las arcas nacionales, Andrade se declaró culpable ante una corte federal de Florida de haber favorecido a empresarios con transacciones en divisas a tasas preferenciales, todo a cambio de sobornos.

Estados Unidos identifica como uno de sus socios al empresario venezolano Raúl Gorrín, propietario de la televisora privada Globovisión, investigado por lavado de dinero y prófugo de la justicia norteamericana.

Lo que Andrade confesó haber recibido hace palidecer los 778 millones de dólares que la constructora brasileña Odebrecht admitió haber repartido en sobornos entre 2011 y 2015 en una docena de países, casi todos latinoamericanos.

Los delitos derivados del control de cambios que aplica Venezuela desde 2003 suman unos 300 mil millones de dólares, según la oposición.

El exescolta exhibía su fortuna en casas y apartamentos de lujo en Florida y Nueva York, vehículos de alta gama y caballos de exhibición.

Una mansión de pisos de mármol en Wellington, exclusiva zona de Palm Beach (Florida) donde tienen residencias personajes como Bill Gates, Michael Bloomberg o Madonna , figura entre 70 propiedades de Andrade confiscadas por Estados Unidos.

Equipada con amplias caballerizas, está valorada en 4,8 millones de dólares, según una firma de bienes raíces estadounidense. Allí vivía desde 2012, según el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación.

La lista de propiedades incautadas incluye además automóviles Mercedes Benz, Cadillac o Porsche, relojes y cuentas bancarias en Estados Unidos y Suiza.

Una riqueza que, según la oposición, le permitió ingresar al círculo de los "boliburgueses", como se conoce en Venezuela a los funcionarios y empresarios que supuestamente han hecho fortuna con la " revolución bolivariana ".

El 25 de febrero deberá abandonar esas comodidades para cumplir su condena y seguir cooperando con las autoridades estadounidenses, lo que podría dar lugar a delaciones.

El fiscal general venezolano, Tarek William Saab, de línea chavista, aspira a que Washington lo extradite y entregue al país los bienes confiscados.

Según medios venezolanos, la cercanía con Chávez no solo se afianzó con la intentona golpista, sino con un accidente causado por el exmandatario que dejó a Andrade sin su ojo derecho.

Chávez lo hirió durante un juego de chapitas, versión popular del béisbol con tapas de botellas y palos. Debido a ello usa una prótesis y es apodado 'El Tuerto'.

"¿Quién es Alejandro Andrade, el ojo más caro del mundo?", escribió en estos días el sitio web Poderopedia insinuando un posible sentimiento de culpa de Chávez que lo llevó a darle tanto poder.

El gusto de Andrade por los caballos fue heredado por su hijo, Emanuel, quien representó a Venezuela en la equitación olímpica de Río-2016. El joven de 22 años compartía en redes sociales fotos de eventos ecuestres y lujos.

Viejas fotos suyas con celebridades como Kris Jenner, madre de la famosa familia Kardashian, causaron revuelo tras revelarse documentos judiciales del caso de su padre.

"Esto es lo que soy", escribió Emanuel en su reciente post en Instagram, junto con una imagen de él con el bronce que ganó en los pasados Juegos Centroamericanos y del Caribe.

La confesión de Andrade ha indignado a los venezolanos, pues se conoce cuando el otrora rico país petrolero enfrenta la peor crisis económica de su historia moderna, lo que obligó a 2,3 millones de personas a emigrar desde 2015.

ml

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