San José. – Un año después de la invasión bélica de Rusia a Ucrania, América Latina y el Caribe mostraron una división entre los sentimientos de la solidaridad incondicional de Cuba, Venezuela y Nicaragua con Moscú y la condena mayoritaria regional hacia el presidente ruso, Vladimir Putin.

En la andanada global de reacciones por el estallido de la guerra, tampoco se olvidaron frases célebres como la del entonces candidato presidencial colombiano, Gustavo Petro, y presidente de Colombia desde agosto: “¡Qué Ucrania, ni qué ocho cuartos! Tenemos que dedicarnos es aquí a Colombia, cómo nos salvamos nosotros mismos”.

La onda expansiva de la guerra en Europa llegó a los 33 países latinoamericanos y caribeños con creciente inflación al subir los precios del petróleo, en una zona que tampoco juega en la puja diplomática y política mundial por el conflicto ruso--ucraniano.

“El escenario de guerra trae tensiones en todo el mundo y América Latina no es diferente”, explicó el sociólogo y politólogo brasileño Rodrigo Prando, profesor e investigador de la (no estatal) Universidad Presbiteriana Mackenzie, de Brasil.

“La tensión Rusia-EU es alta y países como Brasil y otros en América Latina terminan teniendo que equilibrar diplomáticamente entre dos potencias nucleares y, además, intereses chinos que se oponen a EU. (…) Sería mejor alinearse con EU que con Rusia, dado el problema geopolítico latinoamericano”, dijo Prando a EL UNIVERSAL.

“Brasil gobernado (en 2022) por (el ultraderechista Jair) Bolsonaro recurrió a Rusia a obtener fertilizantes. Ya (en 2023) en el gobierno (del presidente izquierdista Luiz Inácio) Lula (da Silva) no hubo condena firme a la agresión rusa y ahora Lula, tras visitar EU, trata de articular acuerdos con ambos países”, agregó.


Válvula venezolana

La agresión rusa a Ucrania tendió un sorpresivo puente en los tensos vínculos de EU y Venezuela con un acercamiento diplomático directo en marzo de 2022 en Caracas.

Emisarios de EU dialogaron con el cuestionado presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, en un hecho que, sin reconocerlo como gobernante, reanudó el contacto bilateral. La inesperada cita buscó reactivar la venta de petróleo de Venezuela a EU ante la crisis energética por la invasión a Ucrania.

En noviembre de 2022, al reiniciarse en México el diálogo oposición-oficialismo de Venezuela, EU aflojó las sanciones que impuso en 2017 a Maduro por violentar el orden constitucional y los derechos humanos.

EU emitió ese mes una licencia a favor de Chevron, gigante petrolero estadounidense, para reabrir el flujo de crudo venezolano al mercado estadounidense.

El otro Petro

Tras su inicial “¡Qué Ucrania, ni qué ocho cuartos!”, Petro recordó, en una entrevista en marzo con Blu Radio, de Bogotá, y como candidato presidencial, que Colombia es el único país latinoamericano asociado a la Organización del Tratado del Atlántico (OTAN), músculo militar de EU y sus aliados occidentales y factor vital de la guerra en Ucrania. Putin adujo que actuó en defensa porque la OTAN amenaza las fronteras rusas.

EU declaró en mayo de 2022 a Colombia como Aliado Principal No Miembro de la OTAN, rango que Argentina obtuvo en 1998 y Brasil en 2019.

“América Latina no se puede dividir en una Colombia de la OTAN ni una Venezuela de Putin”, alegó.

América Latina debe disminuir la desigualdad social, pero “cazando guerras afuera no estamos haciendo (…) nada” y solo “la política del bobo”, señaló.

Al coincidir en que urge la paz, el politólogo ecuatoriano Sebastián Mantilla, director ejecutivo del (no estatal) Centro Latinoamericano de Estudios Políticos (CELAEP), de Quito, lamentó el “distanciamiento” y la “indolencia” de la región ante la guerra en Ucrania y destacó un plan de Lula para “formar una alianza liderada por China” para una salida negociada.

“Generalmente nuestra región ‘no pinta nada’ o no juega un papel global relevante. Podría potenciarse más la propuesta de Lula con otros países (del área) y (…) que comencemos a ver más allá de nuestras fronteras”, indicó.

Hay alineación “mecánica e ideológica” de Cuba, Venezuela y Nicaragua con Rusia, precisó.

Para el coronel ecuatoriano en retiro Mario Pazmiño, ex director de Inteligencia del Ejército de Ecuador y profesor de seguridad en la (no estatal) Universidad Regional Autónoma de los Andes, de esa nación, inquieta “la unión de tres potencias nucleares” —Rusia, China e Irán— en la crisis bélica ucraniana y con “presencia importante en Venezuela”.

“Esa presencia permite crear un centro de gravedad estratégico desde donde pueden presionarse intereses de EU y colocar cierto componente de inseguridad desde Venezuela a EU”, narró Pazmiño a este periódico.

La Habana se resistió a referirse a la guerra como invasión de Rusia a Ucrania, repitió la definición rusa de que es una “operación militar especial” y, con Managua y Caracas, el trío se alineó con Putin… aunque integra el Movimiento de Países No Alineados (NOAL).

En foros multilaterales, Chile, Colombia, Ecuador, Guatemala, Jamaica, Panamá, Perú, República Dominicana, Surinam y Trinidad y Tobago, entre otras piezas del NOAL, sí condenaron a Rusia por atacar a Ucrania. México, Costa Rica, Brasil, Paraguay y Uruguay también lo hicieron.

Mantilla relató que “entre los principales efectos” en la zona están “los económicos”, citó la subida de precios de combustibles, fertilizantes agrícolas y bienes de primera necesidad.

Según datos oficiales, la inflación regional subió de 6.6% en 2021 a 7.3% en 2022 y sería de 4,8% en 2023.

La guerra en Ucrania reiteró “la alta dependencia de la región en combustibles fósiles, fertilizantes químicos, etcétera”, afirmó a este periódico el economista guatemalteco Edgar Gutiérrez, ex canciller de Guatemala, analista y estratega político y de seguridad.

“Los picos inflacionarios (de 2022) tienen otro efecto: los bancos centrales responden de manera ortodoxa subiendo las tasas de interés, como si fuera una crisis de demanda y no de oferta, con lo que dificultan la recuperación económica”, alertó.

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