San José. – Un signo de puntos suspensivos, para expresar duda o temor, podría acompañar algunos de los optimistas pronósticos preliminares de 2021 acerca de que, pese al intenso azote del coronavirus, y el Caribe logró en 2020 un incremento en la expectativa de vida regional en comparación con 2019.

Sin ocultar que son, precisamente, reportes preliminares como preámbulos o borradores de los estudios ya definitivos, algunos de los informes lanzaron un mensaje favorable frente a la dramática situación sufrida por los 33 países latinoamericanos y caribeños por el inclemente ataque de la pandemia, cuyo primer paciente se confirmó el 25 de febrero de 2020 en Brasil.

La Universidad Johns Hopkins , centro privado de educación superior de Estados Unidos que lleva el conteo, precisó que las 33 naciones, con una población de unos 655,3 millones de habitantes, pasaron de un acumulado de de 2 millones 57 mil 338 casos y 95 mil 668 decesos al 22 de junio de 2020 a 42 millones 543 mil 637 contagiados y un millón 416 mil 912 fallecidos a ayer.

Difundido en marzo de 2021 y elaborado con datos a diciembre anterior, el anuario estadístico de 2020 de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), del sistema de la (ONU), aseguró que la esperanza de vida al nacer en la zona fue 76,1 años en 2020 y para el periodo hasta 2025.

Divulgado en abril de 2020, el anuario de CEPAL para en 2019 fue de 75.2.

Sin ignorar ni minimizar la validez de esas y otras cifras, y en un escenario en el que la posibilidad de acceso a información actualizada y certera tampoco es la misma en todos los países, expertos consultados por EL UNIVERSAL, y que prefirieron mantener su anonimato, coincidieron en que habrá que esperar los números finales y reevaluar los preliminares.

“Considero que todavía es prematuro”, dijo el costarricense Cristian Vargas , analista de programas y de planificación y desarrollo del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA por sus siglas en inglés).

“La esperanza de vida al nacer está determinada por varios factores (salud, económicos, sociales, ambientales, entre otros). El cálculo toma en cuenta la información de registro civil de las muertes y el número de personas que están vivas para el periodo estudiado”, explicó Vargas a este diario.

“El Covid—19 requirió del establecimiento de un nuevo código de registro de causa de muerte y del necesario trabajo de revisión, clasificación y reclasificación, lo que también genera un proceso detallado”, subrayó.

Por esa enfermedad, “algunas hipótesis siempre a corroborar son que es posible un aumento de las muertes (por esa causa) y de la fecundidad por causa del encierro, del temor de ir a citas médicas para obtener métodos de planificación, del poco acceso a métodos anticonceptivos” y por el incremento paralelo de la pobreza y de la violencia contra la mujer , aclaró.

Informes de la Oficina Regional de UNFPA revelaron en marzo de 2021 que, al complicarse su acceso a servicios básicos de salud, más de 20 millones de mujeres suspendieron en 2020 el uso de anticonceptivos modernos en la zona por el impacto indirecto de la epidemia. Los hospitales centraron su labor en atacar al virus.

Al exponer que, en mortalidad, “sería importante tener un estudio del exceso de muertes durante los años de la pandemia respecto a otros años”, Vargas insistió en que se obtendrán “datos más claros” en 2022.

2020 y 2021 están en… puntos suspensivos.

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