Bruselas.- Mientras millones permanecen resguardados en casa, de manera obligatoria o voluntaria, un reducido grupo de personas trabaja contrarreloj para mantener en operación la infraestructura crítica que mantiene a flote las sociedades, al tiempo que intenta aniquilar un enemigo invisible que acecha a la humanidad. Son los llamados “soldados” contra la pandemia del Covid-19, algunos más visibles que otros, aunque todos tienen un común denominador: ponen en riesgo sus vidas tratando de salvar las de los demás. Cada uno lo hace desde su respectiva trinchera y con las muchas o pocas armas a su disposición, desde sofisticados tapabocas y trajes impenetrables hasta escudos protectores improvisados y amuletos de la suerte. Se trata de médicos y enfermeras, pero también de paramédicos, policías, empleados de funerarias, farmacéuticos, panaderos, empleados de supermercados, recolectores de basura… Ellos se mantienen en pie de guerra para beneficio de todos. Cada uno, en su terreno, corre riesgos particulares. La suma del esfuerzo colectivo ha hecho posible que el misterioso virus no avance de manera desenfrenada y que la vida continúe, aunque sea a un ritmo más pausado. EL UNIVERSAL recoge sus testimonios.

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