San José.— América Latina y el Caribe concentrarán hoy sus radares políticos y diplomáticos sobre las , como uno de los más trascendentales test o exámenes institucionales del siglo XXI en el área que podría fortalecer o debilitar el futuro de la democracia en América.

En la mira continental de la jornada en las urnas en México estará la alerta de si se repetirá alguno de los panoramas que prevalecieron en 2023, en Guatemala y Argentina, o en 2024, en El Salvador, Panamá y República Dominicana.

Con las dos rondas de comicios presidenciales de junio y agosto de 2023 en Guatemala, las fuerzas oficialistas intentaron —sin éxito— desconocer la voluntad popular y, finalmente, tras una ardua batalla judicial, electoral y legislativa, el centroizquierdista Bernardo Arévalo superó las presiones de la derecha tradicional para seguir aferrada al poder y en enero anterior se instaló en la presidencia.

Lee también:

En noviembre de 2023 en Argentina con la victoria del ultraderechista Javier Milei y en mayo de 2024 en Panamá con la del derechista José Raúl Mulino, sin reproches y en una ordenada transición de poder, los partidos oficialistas aceptaron que perdieron. En 2024 y con los triunfos de dos derechistas, en febrero en El Salvador con Nayib Bukele y en mayo en República Dominicana con Luis Abinader, las fuerzas opositoras admitieron sus derrotas.

Así, las luces apuntarán a México en torno al desarrollo de la votación por las elecciones presidenciales, legislativas (diputados y senadores), gobernaciones, alcaldías y concejales, a los resultados y… a las reacciones oficialistas y opositoras. Los binoculares políticos se enfilarán hacia las dos principales aspirantes mexicanas a la presidencia.

Por un lado, avanzó la izquierdista Claudia Sheinbaum, de la coalición oficialista Sigamos Haciendo Historia y al amparo del gobernante Morena. Por el otro, se ubicó la derechista Xóchilt Gálvez, del bloque opositor Fuerza y Corazón por México y al cobijo de los opositores partidos Acción Nacional (PAN), Revolucionario Institucional (PRI) y de la Revolución Democrática (PRD).

“Las elecciones no deberían ser consideradas una guerra”, advirtió el politólogo argentino Leandro Querido, presidente de Transparencia Electoral, un organismo no estatal de Argentina que promociona la democracia en América. “Por el contrario, [los comicios] son instancias pacíficas en donde los ciudadanos seleccionan a sus representantes. Asumir que el poder es transitorio es una condición necesaria para la consolidación democrática”, dijo Querido a EL UNIVERSAL.

Lee también:

“Existe consenso (…) del retroceso democrático en el mundo. Los índices que miden la salud de las democracias así lo reflejan. Los líderes que polarizan tensionan los sistemas políticos y debilitan la competitividad electoral. Las elecciones se tornan menos íntegras y esto es un problema. Este contexto mundial permea a América y México no es la excepción”, adujo. Al subrayar como positivo que la autoridad electoral mexicana permitió acreditar misiones foráneas de observación electoral, aseguró que “eso le brinda garantías al proceso electoral. Sin embargo, los actores políticos [partidos y candidatos] que compiten [en México] deben actuar con responsabilidad”.

“Deben dejar trabajar a la autoridad electoral [mexicana]. Esta debe permitir a su vez que los partidos puedan ejercer sus derechos a controlar y auditar la elección. Y el Poder Ejecutivo debe colaborar y permanecer lo más lejos posible de la arena electoral”, sugirió.

Apuestas

Cuba, Venezuela, Nicaragua, Colombia, Brasil, Honduras, Bolivia o San Vicente y las Granadinas, que integran el núcleo duro de los gobiernos de izquierda, socialismo o comunismo en América Latina y el Caribe, apostarían a favor de Sheinbaum.

De izquierdas, y tras asumir su sexenio en diciembre de 2018, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, matriculó a México en la solidaridad con La Habana, Caracas y Managua y calló ante las violaciones a los derechos humanos en Cuba, Venezuela y Nicaragua. Con excepción de Argentina, Perú y Ecuador, que por variados motivos rompieron o pelearon con López Obrador, el resto de la zona parecería imparcial o equidistante en la lucha electoral.

A consulta de este diario, el opositor cubano Dagoberto Valdés, religioso, ingeniero agrónomo, exmiembro del Pontificio Consejo Justicia y Paz del Vaticano y director de la revista digital Convivencia, dijo: “Deseo para México lo mismo que para Cuba: una democracia con ciudadanos conscientes y comprometidos con la libertad y la responsabilidad cívica y con instituciones democráticas fuertes y transparentes”. Valdés, opuesto al sistema comunista que se instaló en la isla en 1959 y ya se prolongó por más de 65 años, destacó desde el occidente de su país que “el impacto de México en la región, en especial en sus nexos con Cuba, hace que estemos muy atentos a las elecciones”.

Lee también:

“Sin inmiscuirnos en sus asuntos internos, le deseamos al pueblo mexicano unas elecciones transparentes, pacíficas y responsables, que den a México lo mejor para su democracia y prosperidad y den equilibrio, sana colaboración y seguridad a la región”, alegó.

En coincidencia, el centroizquierdista expresidente costarricense Luis Guillermo Solís (2014-2018) planteó a este periódico que los comicios de México se harán “en un ambiente tensionado por la violencia, del crimen organizado y de otros poderes fácticos, y por las presiones de Estados Unidos para frenar la migración irregular hacia el norte”.

“La pobreza y la desigualdad no amainan [en México]. El Estado [mexicano] tiene que transparentar sus acciones, porque sigue siendo opaco en derechos humanos, seguridad pública y rendición de cuentas”, mencionó. Las elecciones “tienen importancia hemisférica” por el “peso específico” de México como potencia regional”, pero también por “la continuidad o no del gobierno de Morena, que de ganar estaría encabezado por primera vez en la historia del país por una mujer”.

La votación “tendrá consecuencias trascendentales para un Estado que está en una disyuntiva histórica. Por una parte, la posibilidad de que se profundice el populismo de izquierdas con una generación de recambio del viejo liderazgo de López Obrador”, puntualizó.

Al destacar que así “presumiblemente” se reducirían “espacios de autonomía de las instituciones estatales, como las electorales y judiciales, de vital importancia” para la democracia, añadió que “por otra parte está el regreso de las fuerzas tradicionales desplazadas por los nuevos tiempos y sus malas prácticas que tanto daño ocasionaron” a México.

“Lo que sucede en México siempre tiene una fuerte influencia en todo el hemisferio, incluso respecto a sus vecinos en América del Norte”, planteó por su lado la socióloga nicaragüense Elvira Cuadra, directora del (no estatal) Centro de Estudios Transdisciplinarios de Centroamérica (CETCAM), de Costa Rica, y exiliada en este país. Entre otras causas, los comicios mexicanos generaron “gran expectativa” por el “contexto general de México, que se debate entre los altos niveles de violencia y el poder de los cárteles de narcotráfico sobre las estructuras políticas prácticamente en todo el territorio”, relató Cuadra a este diario.

Lee también:

“Han sido notorias la violencia y los asesinatos cometidos por estos grupos criminales contra candidatos y candidatas en diferentes localidades, así como el abierto apoyo a otros”, aseveró. Al enfatizar que “la gestión” de López Obrador “ha puesto en cuestión el rumbo del proceso político y de la democracia en México”, describió que “la sociedad mexicana está bastante polarizada entre quienes apoyan una continuidad del partido Morena (…) y quienes apoyan a la alianza opositora”.

Para la socióloga, experta en derechos humanos, científica social y relacionista internacional ecuatoriana Johanna Espín, docente de la Escuela de Seguridad y Defensa del (estatal) Instituto de Altos Estudios Nacionales, de Quito, las elecciones “se miran desde Ecuador con la expectativa de restablecer relaciones diplomáticas con México”.

El 5 de abril de este año, cuando Ecuador ordenó invadir la embajada mexicana en Quito para capturar a un político requerido por la justicia ecuatoriana, México rompió lazos diplomáticos con ese país. “Se espera en Ecuador que con un posible cambio de autoridades en México puedan restablecerse las relaciones y superar la drástica ruptura”, señaló Espín.

Así, y por múltiples factores, como democracia, narcotráfico, migración o diplomacia, los radares de América Latina y el Caribe fijarán su atención hoy en México.

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.

Comentarios