San José.— Y ahora… el dengue.
Sin superar las secuelas sanitarias como el tercer país más azotado por el coronavirus de 2020 a 2023 en América Latina y el Caribe, ni los traumas por un terremoto político con cinco presidentes en los últimos 31 meses y por un fallido golpe de Estado en 2022, Perú está hincado por una propagación incontrolable del dengue.
Con una cifra oficial acumulada sólo en 2023 de al menos 252 decesos entre más de 150 mil 200 enfermos de dengue, los peruanos quedaron atrapados este año en una nueva emergencia sanitaria y en un contexto que se agravó por las turbulencias políticas y la inestabilidad del gobierno de la presidenta de Perú, Dina Boluarte.
Al menos 31 niños, niñas y adolescentes perecieron y otros 45 mil 900 fueron infectados “con el mortal virus del dengue, en la peor epidemia de la enfermedad en Perú en más de una década”, reveló ayer Save the Children, institución mundial no estatal de defensa de los derechos de la niñez.
“Los niños, niñas y adolescentes de Perú son particularmente vulnerables al dengue, y las altas tasas de casos son notablemente preocupantes”, afirmó la bióloga y salubrista peruana Verónica Valdivieso, directora para Perú de Save the Children.
“Perú necesita desesperadamente un liderazgo nacional más fuerte para poner en marcha políticas que prevengan y respondan a epidemias como ésta. Hay que dar prioridad a los niños, niñas y adolescentes, mejorar la inversión en salud pública y reforzar las medidas preventivas para erradicar los criaderos de mosquitos”, dijo Valdivieso a EL UNIVERSAL.
Los menores “representan más del 30%” del total del último brote en Perú, por lo que “las alarmantes cifras” muestran su “alta vulnerabilidad”, insistió.
El Ministerio de Salud de Perú contabilizó 244 mil de 2017, uno de los años con más víctimas, a 2022, a un promedio anual de 48 mil 159.
Los totales pasaron de 68 mil 290 en 2017 a 4 mil 698 en 2018; a 15 mil 287 en 2019; a 47 mil 932 en 2020; a 44 mil 791 en 2021 y a 63 mil 168 en 2022, precisó. De los fallecidos, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) notificó que hubo 84 en 2022; 39 en 2021; 88 en 2020; 37 en 2019; 15 en 2018 y 76 en 2017.
En una muestra de la profundidad del problema, la médica peruana Rosa Gutiérrez renunció anteayer como ministra de Salud precisamente por el incesante repunte del dengue y luego de comparecer ante el Congreso de ese país para rendir cuentas sobre su impacto.
“Vengo (…) a aceptar los errores (…). Cuando asumí [el 10 de diciembre de 2022] lo hice en medio de una gran crisis política y, a pesar de eso, buscamos la manera de trabajar en favor de la población”, alegó.
Tras acudir al plenario legis- lativo, Gutiérrez sorpresivamente dimitió. La nueva oleada del dengue coincidió con una de las más agudas tormentas políticas en Perú luego de que, el 7 de diciembre de 2022, el entonces presidente peruano, Pedro Castillo, intentó sin éxito ejecutar un golpe de Estado y disolver el Congreso.
Al rechazar la maniobra de Castillo, el Congreso lo destituyó y reemplazó por Boluarte en la línea inmediata de sucesión como vicepresidenta.
Castillo quedó preso desde ese día y sometido a proceso judicial. Boluarte asumió para cumplir con el quinquenio que Castillo inició en julio de 2021 y, si los plazos se cumplen, gobernará hasta julio de 2026, pero navegará en una permanente inestabilidad en un país que tuvo cinco presidentes en pandemia: Martín Vizcarra (2018-2020), Manuel Merino (noviembre 2020), Francisco Sagasti (2020-2021), Castillo (2021-2022) y Boluarte.
Recién designada ministra, Gutiérrez confirmó, el 14 de diciembre de 2022, que en el nororiente se detectó la presencia de dengue.
Provocado por el mosquito Aedes aegypti, la afección causa fiebre persistente, somnolencia, falta de energía, irritabilidad, sarpullido, sangrando por encías o nariz, dolores de cabeza, huesos, ojos, musculares y de articulaciones y abdominales acompañados de vómito.
Los síntomas aparecen de cuatro a siete días después de la picadura del mosquito infectado y el padecimiento arrastra el riego de convertirse en el mortal dengue grave con severos malestares abdominales, vómitos, diarreas, convulsiones, hematomas, hemorragias incontroladas y fiebre alta que puede durar de dos a siete días.
El ataque se multiplicó por la combinación de fenómenos climáticos en Perú, como el ciclón Yaku en marzo de 2023 , con lluvias e inundaciones en el norte peruano, y El Niño, que ocasiona el calentamiento anómalo del mar, humedad, fuertes aguaceros e inundaciones y arrastra lodo, piedras, grava, sedimento, arena y arcilla.
Tras esos eventos persisten condiciones para que proliferen dolencias oftalmológicas, respiratorias agudas, leptospirosis, diarreicas y otras, como el dengue. El gobierno peruano instó a eliminar criaderos del mosquito en objetos con agua acumulada. La verificación del acelerado rebrote del dengue se produjo en diciembre de 2022, cuando Perú evidenció el continuado aumento del saldo negativo del Covid-19, todavía presente en esa nación como en el resto del mundo.
La Universidad Johns Hopkins, centro privado de educación superior de Virginia, Estados Unidos, que llevó la suma diaria mundial de los efectos del virus y de las vacunaciones, reportó que Perú tuvo 4 millones 487 mil 553 pacientes con 219 mil 539 muertos.
El dato de Perú contempló del 6 de marzo de 2020, con el primer caso, hasta el 3 de marzo de 2023. Dicho país quedó tercero en la zona y sólo precedido por Brasil y México, según la universidad.