Bruselas.— El juzgado de menores número 2 de Audiencia de Palma, España, condenó recientemente a un adolescente de 16 años a dos años de internamiento en régimen cerrado y a uno de libertad vigilada por violar a dos menores de edad con las que convivía en un centro de desintoxicación.
En la localidad escocesa de Methil, una investigación encabezada por el inspector Kelly McEwan ha conducido a la detención de un joven de 14 años por violar a punta de cuchillo a una mujer de 20 años. En el puerto holandés de Rotterdam, la policía investiga a una “manada de adolescentes” acusados de violar en grupo a niñas de entre 12 y 16 años. Los delitos se registraron en parques, sótanos y otros lugares sombríos. Al menos tres presuntos responsables, de 14 a 17 años, están en custodia desde abril.
Los reportes de agresiones sexuales cometidas por menores de edad van en aumento en la Unión Europea (UE), en donde unas 9 millones de mujeres mayores de 15 años han sido violadas, es decir, una de cada 20, de acuerdo con una encuesta patrocinada por la Comisión Europea.
Una de las instancias que mejor ha documentado la dimensión del problema es el Garda Juvenile Diversion, el programa diseñado para la prevención de la delincuencia juvenil en Irlanda. El organismo documentó que 44% de los delitos sexuales registrados en 2016 fueron perpetrados por personas de 18 años o menos. En total, contabilizó 334 delitos sexuales cometidos por menores, un incremento de 39% en comparación con el año anterior; de ellos, 114 fueron casos de violación, mientras que en 2015 sólo se contabilizaron 47 crímenes de este tipo.
Luego de una solicitud de acceso a la información, la organización británica Barnardo’s reveló que el número de niños que la policía está investigando por cometer delitos sexuales en contra de otros infantes aumentó 78% en Inglaterra y Gales, entre 2013 y 2016. Los delitos sexuales van desde violación hasta la divulgación no autorizada de fotografías y sexting.
“A menos de que el abuso sexual entre niños se trate frontalmente, puede convertirse en el próximo escándalo de nuestra sociedad. Estos resultados son otra llamada de atención sobre la magnitud del problema”, denunció Javed Khan, director ejecutivo de una organización integrada por 20 mil voluntarios en Reino Unido. De acuerdo con el Centro contra la Violencia Sexual de Países Bajos, tan sólo la provincial Holanda registra cada año 100 mil víctimas de abuso sexual, de las cuales, 90% son mujeres. La organización, financiada por los ministerios de Justicia y Salud, sostiene que el riesgo de violación es cuatro veces mayor entre las mujeres de 12 y 24 años, y en 80% de los casos el perpetrador es un familiar, amigo cercano o conocido. Cuando la violencia sexual ocurre en varones de 12 años o menos, 27% de los agresores son menores de edad, en el caso de las niñas 18% tiene menos de 17 años.
En suelo británico, los expertos estiman que entre 25% y 30% de los casos de menores abusados, el responsable tiene menos de 18 años.
Según Simon Hackett, profesor de ciencias sociales de la Universidad Durham, muchos de los niños perpetradores encarnan historias de abusos. Hackett sustenta el perfil del agresor con una investigación publicada en 2017 y basada en la entrevista a 700 niños que habían abusado sexualmente de otros niños. Una tercera parte de los entrevistados tenía 13 años o menos. El estudio concluyó que 50% de los jóvenes agresores previamente había sido víctima de violencia sexual. También exhibió que 50% había experimentado abuso físico o violencia doméstica.
“Necesitamos proteger a las víctimas y evitar que estos niños abusen (...) Necesitamos servicios que puedan ofrecer ayuda especializada a los niños y sus familias para evitar una mayor victimización y puedan llevar una vida libre de delitos a largo plazo”, dijo Hackett, director de la Organización Nacional para el Tratamiento de Agresores (NOTA, por sus siglas en inglés).
Jan Hendriks, profesor de siquiatría forense de la Universidad de Amsterdam, afirma que los depredadores no son chicos perturbados, con problemas para hacerse de una novia ni son esquizofrénicos, deprimidos ni padecen trastornos sexuales. A menudo pertenecen a hogares sin reglas y son susceptibles a cometer otros delitos.
Por lo regular las víctimas son chicas del barrio o conocidas, quienes son invitadas a beber y a pasar un buen rato. Al llegar al lugar, con el supuesto de que más tarde llegarán más chicas, de pronto se ve sentada con cinco jóvenes, algunas se retiran; otras, ingenuas o curiosas, optan por quedarse.
Luego de alcohol, drogas y música, la situación llega a salirse de control, por ejemplo, su teléfono les es arrebatado y sólo lo recuperarán con la condición de tener actos sexuales.
Los expertos sostienen que suponer que la víctima dio su consentimiento porque no se resistió físicamente es problemático. Se sabe que la “parálisis involuntaria” es una respuesta fisiológica y sicológica a la agresión sexual. “Tal violación grupal causa un enorme pánico. Las chicas piensan: dejaré que suceda, esperaré hasta que termine”, dice Hendriks.