Washington.— Auditores federales en Estados Unidos iniciaron una amplia revisión de la forma en la que el FBI, el Pentágono y otras agencias de la ley y el orden respondieron al asalto al Capitolio por una turba de partidarios del presidente Donald Trump, incluso si hubo problemas en el flujo de información y otros preparativos que dejaron el edificio, un símbolo histórico de la democracia, vulnerable a la violencia.
Las investigaciones, encabezadas por los inspectores generales de los departamentos de Justicia, Seguridad Nacional, Interior y Defensa, conllevan el potencial de críticas fuertes al manejo por parte del gobierno de la irrupción fatal en el Capitolio, en la que partidarios de Trump, algunos armados, abrumaron a la policía y estuvieron en contacto cercano con funcionarios electos, incluso, The Washington Post reportó que los alborotadores estuvieron muy cerca del vicepresidente Mike Pence.
De acuerdo con el medio, aproximadamente un minuto después de que sacaron al vicepresidente del espacio y lo llevaron a una habitación cercana, los seguidores pro Trump llegaron a lo alto de un rellano cercano.
Las pesquisas de las autoridades federales abarcarán desde si el FBI compartió adecuadamente información con otras agencias del orden sobre el potencial de violencia hasta cómo el Pentágono se movilizó para la crisis del 6 de enero.
La policía del Capitolio, por ejemplo, ha dicho que se preparó solamente para una protesta de libertad de expresión ese día, cuando los legisladores se reunieron en el edificio para certificar la victoria del presidente electo Joe Biden sobre Trump, aunque el propio Trump había alentado durante semanas a sus partidarios a acudir a Washing- ton y los llamó ese mismo día en un discurso antes del asalto a “pelear como demonios”.
El Pentágono ha dicho que la policía del Capitolio rechazó una oferta de ayuda días antes del disturbio. Una vez que fue claro ese día que la ayuda sería urgente y necesaria, el Departamento de Defensa tuvo que apresurarse para desplegar una fuerza de apoyo.
Un funcionario del FBI que inicialmente dijo que no había reportes de inteligencia que indicaran la posibilidad de violencia descontrolada admitió más tarde que el buró estaba al tanto de una advertencia en un foro de internet, aunque el funcionario dijo que el mensaje no era atribuible a una persona específica.
En el Departamento de Justicia la investigación del inspector general examinará si se compartió adecuadamente la información por el departamento con otras agencias, incluso la Policía del Capitolio, sobre la posibilidad de violencia.
También ayer se reportó que tras el asalto al Capitolio, que dejó cinco muertos, casi una docena de los detenidos son exmilitares. Medios locales, como ABC News, han confirmado que al menos nueve de los arrestados por participar en los disturbios son exmiembros del ejército de Estados Unidos.
Mientras, el fiscal federal de DC, Michael Sherwin, dijo que los investigadores han abierto 275 casos en los que persiguen sujetos, por violencia fuera o dentro del edificio del Capitolio. Además, están investigando a un número creciente de agentes de la ley que presuntamente participaron en el motín del Capitolio. También dijo que “no estamos haciendo tratos con nadie” de los acusados.
En este contexto, se informó que Trump dejará Washington el próximo miércoles en la mañana, antes de la investidura de Joe Biden, para dar inicio a su vida postpresidencial en Florida. Trump efectuará su propia ceremonia de partida en la Base Andrews de la Fuerza Aérea en Maryland antes de su último vuelo a bordo del Air Force One.
El vicepresidente Mike Pence, quien ofreció asistencia a la vicepresidenta electa Kamala Harris sí asistirá al traspaso de poderes de la semana que entra.
Ayer se informó que el secretario de Salud, Alex Azar, anunció su renuncia en “rechazo” al asalto al Capitolio.