Kabul.— Los talibanes aseguraron ayer que Afganistán es un país seguro desde que llegaron al poder, tras poner fin a dos décadas de guerra con la toma de Kabul el pasado 15 de agosto, por lo que más que nunca está listo para las inversiones. Además, agradecieron la ayuda prometida y pidieron más generosidad a Estados Unidos.
“Se ha restablecido la seguridad en todas las provincias del país, no hay combates, inseguridad ni violaciones; es una clara señal de que Afganistán es seguro y está abierto a la inversión”, dijo en una rueda de prensa el ministro de Exteriores del nuevo gobierno interino talibán, Amir Khan Muttaqi. Mientras, miles de afganos protestaban después de recibir un ultimátum de los insurgentes en el país asiático.
El ministro enfatizó que el nuevo régimen quiere que la población afgana viva en paz y en seguridad para garantizar una “transformación positiva del país”, en la que puedan contar con el apoyo de la comunidad internacional: “Si [la comunidad internacional] está dispuesta a reconocer al régimen gobernante, será bienvenida por nuestra parte. Tenemos el control total de nuestro territorio, no hay ataques ni violencia”, agregó Muttaqi.
Dentro de ese reconocimiento, y como establecía el acuerdo firmado en Doha en febrero de 2020 entre los talibanes y Estados Unidos, que marcaba el fin de la ocupación extrajera de Afganistán, Muttaqi remarcó que todos los miembros del régimen deber ser “eliminados de la lista negra” de la ONU. Aclaró que tras la toma de poder de los talibanes, atendieron inquietudes y sugerencias de otros países, preocupados sobre cómo se iba a realizar la gestión interna de Afganistán, sobre todo en derechos humanos.
Señaló que “el gobierno [talibán] es totalmente inclusivo, tiene una clara representación de todo el pueblo afgano (...) en todos los modos de vida”, y remarcó que, no obstante, se trata de una gestión de carácter provisional, que se mantendrá hasta dar con la “fórmula definitiva” de gobierno. Muttaqi añadió que “cada una de las medidas se decidirá con tiempo, no hay fecha límite para ello”. El ministro trató la preocupación de la comunidad internacional en materia de derechos humanos, en especial sobre los de la mujer, y apuntó que “por la gracia de Dios, tenemos nuestras tradiciones establecidas”, por lo que “todas las dudas planteadas por algunos países no sólo son injustas, sino que no son aceptables”.
“Pedimos a la comunidad internacional que no interfiera en nuestros asuntos internos”, subrayó Muttaqi. También dijo: “Agradecemos y acogemos (...) el compromiso del mundo de alrededor de mil millones de dólares en ayuda y les pedimos que sigan ayudando a Afganistán”. Naciones Unidas informó el lunes que varios países donantes prometieron mil 200 millones de dólares en ayuda al país asiático.
En Kandahar, miles de afganos protestaron luego de que los talibanes los obligaron a abandonar sus casas. La ciudad está habitada sobre todo por viudas de la guerra y huérfanos, y se busca que sea reocupada por miembros de la formación islamista.
En Estados Unidos, el secretario de Estado Antony Blinken fue duramente criticado por senadores tanto demócratas como republicanos por la “incompetencia” mostrada durante la retirada de las tropas de Afganistán a finales de agosto.