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Akayed Ullah, el bengalí sospechoso de intentar una masacre en el Metro de Nueva York, admitió ayer ante el juez que su acción la hizo “por el Estado Islámico”, y fue acusado formalmente de varios delitos, entre ellos terrorismo, uso de armas de destrucción masiva, intento de explosión de un espacio público y apoyo al grupo yihadista.
Según la declaración oficial de Ullah, todavía convaleciente en el hospital de las heridas producidas por el mal funcionamiento de la bomba casera que llevaba adherida al cuerpo, su objetivo era “aterrorizar al máximo de gente posible”, justificando su acción como represalia por la decisión del presidente Donald Trump de reconocer la ciudad de Jerusalén como capital de Israel.
“Trump, fracasaste en proteger a tu país”, habría escrito Ullah en su cuenta de la red social Facebook, minutos antes de adentrarse a los pasillos del Metro. En el registro de su apartamento se encontró un pasaporte rayado con la frase “Estados Unidos, espero que mueran en el infierno”.
En tanto, la administración Trump continuó ayer con su estrategia de culpabilizar al sistema migratorio del país de los dos últimos atentados registrados en Nueva York.
Ullah, con residencia en EU desde 2011 gracias a un visado de reagrupación familiar, se habría aprovechado de la “cadena migratoria” —que permite a familiares de un ciudadano obtener la residencia—, la cual Trump quiere desaparecer.
“Ha habido dos ataques terroristas en la ciudad de Nueva York en las semanas recientes llevados a cabo por extranjeros (…). El primer atacante vino con una lotería de visados y el segundo a través de una ‘cadena migratoria’. Vamos a acabar con ambos rápido”, prometió ayer el presidente, convencido de que hay que aplicar su solución de migración por méritos que asegure que los que entren a territorio estadounidense “tendrán éxito” y “se integrarán bien”.
Al respecto el fiscal General, Jeff Sessions, dijo que las fallas del sistema de inmigración son un problema de seguridad nacional y llamó de nuevo al Congreso a fortalecer las leyes de inmigración.
El director del Servicio de Inmigración y Ciudadanía, Francis Cissna, aseguró que los inmigrantes “explotan” los programas de visados porque sus criterios son “bajos y fácilmente fraudulentos”. Posteriormente se desdijo y aseguró que todos los inmigrantes son “escrutados” antes de otorgarles visa o residencia.