San José.— En un nuevo rastro del tráfico de armamento en ambas vías entre ciudades mexicanas y centroamericanas, un pandillero de una célula salvadoreña de la Mara Salvatrucha (MS-13), una de las más tenebrosas y temibles pandillas de Centroamérica, confirmó en un juicio en El Salvador que esa organización criminal compró fusiles de asalto, escopetas y pistolas en el mercado negro de armas de México y las contrabandeó a territorio salvadoreño.
Empeñada en equipar a sus integrantes y obtener ganancias con la venta de armas en el mercado ilícito interno, la clica o clan Normandie Locos Salvatruchos, de la MS-13 y de San Miguel, capital del oriental departamento del mismo nombre, adquirió fusiles de asalto AK-47, de manufactura rusa, y M-16, de fabricación estadounidense, en México. También compró pistolas y escopetas.
La confesión fue hecha por Lancelo, miembro de la clica y testigo protegido de la Fiscalía General de la República (FGR), de El Salvador, ante el Juzgado Especializado de Sentencia A de San Salvador en el juicio Operación Cuscatlán, que empezó el pasado 7 de octubre contra 425 integrantes de la MS-13. Identificado sólo como Lancelo, compareció en el juicio anteayer y a mediados de octubre. Sin dar fechas y detalles, Lancelo reafirmó que el armamento llegó a El Salvador desde México y que hubo compras de armas en Honduras.
Tras subrayar que un pandillero salvadoreño, de apellido Barrientos, hizo la adquisición directa en México y Honduras, el testigo precisó que, de su lado, administró el dinero que la pandilla destinó a la compra.
La FGR mostró que la clica de Lancelo recaudó hasta 500 mil dólares por mes entre 2012 y 2015 en el tráfico de armas y de drogas y en su labor esencial como mara: las extorsiones de comerciantes, transportistas y empresarios de distintas actividades.
En las audiencias contra los 425, acusados por los presuntos delitos de organizaciones terroristas, homicidio agravado, conspiración y proposición para homicidio y tráfico ilegal de armas de fuego, se mencionó al cártel de Los Zetas, uno de los más peligrosos de México, como proveedor de cocaína a 12 mil 500 dólares por kilo a la MS-13.
La revelación de Lancelo coincidió con informes que EL UNIVERSAL publicó en septiembre anterior sobre el tráfico de armas de México a Centroamérica y viceversa.
La Fuerza Armada de El Salvador desarticuló en 2013 un contrabando de 213 granadas antitanques M90 sustraídas de bodegas militares salvadoreñas para ser llevadas a México por Los Zetas y alertó que ese grupo, creado por exmiembros del Ejército mexicano a finales del siglo XX, tendría capacidad técnica de manipular esos equipos.
La Policía Nacional de Honduras confirmó en 2014 que Los Zetas entregaron armas a MS-13 y a la Mara 18 (M-18), rival de la Salvatrucha. Ambas operan sicariato, extorsión, narcomenudeo y otras tareas criminales en Estados Unidos, México y el norte de Centroamérica y surgieron en la década de 1980 en California entre miles de salvadoreños, hondureños y guatemaltecos que huyeron de las guerras en el istmo y fueron repatriados en el decenio de 1990.
En un informe que en 2016 aportó a un tribunal salvadoreño, la FGR narró que con el ahora apresado y condenado narcotraficante mexicano Joaquín El Chapo Guzmán Loera todavía en fuga, el Cártel de Sinaloa abrió nexos en 2015 en Culiacán, México, con dos emisarios salvadoreños de la MS-13 en una cita pactada por un enlace común de las dos organizaciones en Estados Unidos para negociar armas y drogas.