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Londres.— La primera ministra británica, Theresa May, fue acusada ayer de haber engañado a un Parlamento cada vez más beligerante sobre las implicaciones de su acuerdo del Brexit, cuyo rumbo podría cambiar tras los duros reveses que recibió su gobierno.
“Desde que volvió de Bruselas con su acuerdo, la primera ministra ha estado engañando a la cámara de forma involuntaria o no”, lanzó el diputado Ian Blackford, del Partido Nacionalista Escocés (SNP). “Ha llegado la hora de que asuma la responsabilidad por haber ocultado los hechos”, agregó.
Hacía referencia a la “moción de desacato” aprobada el martes contra el Ejecutivo por haberse negado a publicar la totalidad de los informes legales sobre el texto negociado con la Unión Europea (UE) y que el Parlamento debe ratificar o rechazar en una votación el 11 de diciembre.
Tras perder esa moción, antes de iniciar cinco días de intensos debates, el gobierno se vio obligado a revelar una información que calificaba de “confidencial”.
El acuerdo prevé, entre otras cuestiones, un complejo sistema denominado backstop, o “red de seguridad”, para evitar instaurar una frontera dura entre la provincia británica de Irlanda del Norte y la República de Irlanda. El informe legal mostró que éste podría mantener a Irlanda del Norte en el mercado único europeo indefinidamente si no se logra negociar una solución mejor en el marco de la futura relación entre Reino Unido y la Unión Europea.
“La primera ministra debe explicar por qué sigue negando a Escocia los derechos y las oportunidades que el acuerdo ofrece a otra parte” del país, lanzó Blackford, cuyo partido es proeuropeo.
“Vamos a salir de la UE como Reino Unido en su conjunto y negociaremos como Reino Unido en su conjunto”, afirmó May, llamando una vez más a aprobar su acuerdo so pena de un Brexit brutal, el próximo 29 de marzo.
En una votación simbólica y sin peso legal, el Parlamento escocés rechazó el acuerdo de May: 92 diputados en contra y 29 a favor.
Las consecuencias legales del backstop indignaron también al pequeño partido unionista norirlandés DUP, en cuyos 10 diputados se apoyaba el gobierno minoritario de May para sobrevivir, y que rechaza cualquier trato especial para la provincia. “Es totalmente inaceptable (...), tiene que ser derrotado y deben negociarse nuevas condiciones”, afirmó uno de sus líderes, el diputado Nigel Dodds.
Si el plan May fracasa, su gobierno tiene 21 días para informar a los legisladores de lo que piensa hacer. Entre las opciones estarían volver a negociar con la UE, salir del bloque sin acuerdo, convocar elecciones legislativas o un nuevo referéndum.