Londres.- ¿Quién miente? El primer ministro británico, , reiteró este martes que nadie le avisó de que se fuera a organizar una fiesta que violaba las reglas antiCovid en Downing Street en mayo de 2020, como afirmó su exconsejero Dominic Cummings.

Se trata del nuevo episodio de la saga del “ Partygate ”, surgida a raíz de las fiestas organizadas, según la prensa, en Downing Street a pesar de las restricciones impuestas contra el Covid-19 , que ha sumido al dirigente británico en la peor crisis desde su llegada triunfal al poder en el verano de 2019.

La semana pasada, Boris Johnson se disculpó ante el Parlamento después de que la prensa revelara que asistió a una fiesta organizada el 20 de mayo de 2020 en el jardín de su residencia oficial en pleno confinamiento, afirmando que pensaba que se trataba de una reunión de trabajo.

“Les puedo decir tajantemente que nadie me dijo que se trataba de algo que violara las reglas anticovid, que no era un acto de trabajo”, declaró al ser preguntado en televisión, al margen de una visita a un hospital de Londres. “Cuando salí al jardín pensé que asistía a un evento de trabajo”, insistió.

Pero esto es falso, según Dominic Cummings. El influyente cerebro de la campaña por el Brexit acusó a Boris Johnson , en redes sociales, de haber mentido.

Cummings aseguró que él mismo y otro responsable habían advertido a Boris Johnson de que se había organizado el festejo, para el cual, la secretaria particular del primer ministro envió un centenar de invitaciones.

“El primer ministro fue avisado sobre esas invitaciones, sabía que era una fiesta, mintió en el Parlamento”, tuiteó Cummings, quien no ha escatimado en invectivas contra su antiguo jefe desde que dimitió, en noviembre de 2020.

Además, apuntó que Boris Johnson restó importancia a sus preocupaciones, cuando le pidió que “retomara el control de esta casa de locos”, y se declaró dispuesto a “afirmar[lo] bajo juramento”.

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Debilitado por los llamamientos pidiendo su dimisión, incluso desde sus propias filas, y unos resultados desastrosos en los sondeos, Boris Johnson se la está jugando. Engañar deliberadamente al Parlamento podría costarle el cargo, en virtud del código de conducta ministerial.

El premier afirmó que entiende el enfado de la población y reiteró sus disculpas por su “mal juicio” y las presentadas por Downing Street a la reina Isabel II por dos fiestas celebradas en abril de 2021, la víspera del funeral de su esposo, el príncipe Felipe.

Pero, cuando se le ha preguntado sobre una posible dimisión, siempre ha esquivado la cuestión, aduciendo que habrá que esperar los resultados de una investigación interna dirigida por una funcionaria de alto rango, Sue Gray, conocida por su integridad.

Gray debe informar a fin de mes acerca de denuncias de que empleados del gobierno realizaban veladas hasta la madrugada, fiestas de “trae tu propio alcohol” y “viernes con vinos” en 2020 y 2021 mientras regían las restricciones por el coronavirus.

Antes de abandonar Downing Street , el propio Dominic Cummings había estado en el punto de mira por haber violado las reglas anticovid en la primavera de 2020, al efectuar desplazamientos con su familia en pleno confinamiento, algo que estaba prohibido.

¿Pero debe Boris Johnson dimitir si se descubre que mintió en el Parlamento? “El código ministerial es claro en este sentido”, respondió su ministro de Finanzas, Rishi Sunak, percibido como un potencial sucesor de Johnson.

No obstante, Sunak recalcó que "por supuesto" que cree en las palabras del primer ministro, y pidió "paciencia" mientras dure la investigación interna.

En cambio, el Partido Laborista, la principal formación de la oposición, opina que no hay que esperar más y su número dos, Angela Rayner, instó a Boris Johnson a “decir la verdad” y a “dimitir”, en lugar de "esconderse detrás de las investigaciones internas".

Según los medios británicos, Johnson prevé una serie de medidas de tinte populista, apodadas “Operación Carne Roja”, para salvar su puesto y reconquistar a sus bases. Una de ellas, la congelación del impuesto audiovisual con el que se financia la BBC durante dos años, anunciada el lunes, causó controversia.

agv

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