San José.— Decidido a “matar la inteligencia” y callar voces críticas, el presidente de Nicaragua, el izquierdista Daniel Ortega, clausuró el 16 de este mes la Universidad Centroamericana (UCA), centro privado de estudios superiores de Managua regido por jesuitas que forjó prestigio en más de 63 años de existencia al que acusó de ser base terrorista.
Ortega emuló a gobernantes legítimos y de facto de izquierda y de derecha en últimos 60 años de América Latina y el Caribe que atacaron a universidades y universitarios de México, Chile, Venezuela, Brasil, Argentina, Ecuador, Honduras, Guatemala, El Salvador o Panamá.
Ortega fue precedido por mexicano Gustavo Díaz Ordaz, el chileno Augusto Pinochet, los venezolanos Nicolás Maduro y Hugo Chávez, el brasileño Jair Bolsonaro y la dictadura militar de Brasil de 1964 a 1985, el argentino Jorge Rafael Videla, el ecuatoriano Rafael Correa, el boliviano Hugo Banzer, los guatemaltecos Efraín Ríos Montt y Fernando Lucas García, el salvadoreño Alfredo Cristiani y el panameño Manuel Noriega… entre otros en América.
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“Terrible”, afirmó el mayor nicaragüense en retiro, Roberto Samcam, y en el exilio en Costa Rica, al subrayar que Ortega y su esposa, la vicepresidenta de Nicaragua, Rosario Murillo, “están sin freno. Van contra todo”. “Ortega hace esto porque nada ni nadie, fuera o dentro del país, se lo impide. Es una manifestación de miedo e inseguridad ante el indetenible desmoronamiento de su base social. Necesita mostrarse fuerte y decidido. La poca base que le queda es la más radical”, dijo Samcam a EL UNIVERSAL.
“[Ortega necesita que] su gente esté convencida de que no le tiembla el pulso para tomar cualquier decisión, por más loca que parezca. El mensaje va dirigido a principales soportes: ejército y policía, a los que arrastra con cada locura que hace”, dijo.
Al mencionar que el papa Francisco lo comparó en marzo anterior con dictadura nazi de Alemania, de 1934 a 1945, aseveró que cerrar UCA “es la venganza personal de Ortega contra el papa Francisco, que es jesuita”. Empeñados en afianzar el dominio total que edificaron al gobernar consecutivamente desde 2007, y con control de poderes Ejecutivo, Legislativo, Judicial, Electoral y de fuerzas militares y policiales, Ortega y Murillo asestaron en UCA otro zarpazo tras acorralar a la jerarquía católica —presa, exiliada, silenciada o sumisa al dúo— y a sus opositores.
Con un veredicto judicial, la pareja confiscó los bienes de la UCA, la culpó de ser nido de terrorismo, traición a la patria y conspiración y la rebautizó como Universidad Nacional Casimiro Sotelo Montenegro. El fallo reveló que la UCA fue base de “grupos delincuenciales armados y encapuchados” contra “la paz, la soberanía, independencia y autodeterminación”. La medida reforzó la expansión del régimen, tildado por sus rivales como dictadura dinástica. La Provincia Centroamericana de la Compañía de Jesús, que fundó y gobernó la UCA, negó las “graves acusaciones” y adujo que son “totalmente falsas e infundadas”.
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Nicaragua cayó en 2018 en la peor crisis política e institucional del siglo XXI, con masivas protestas antigubernamentales que el gobierno calificó de golpe de Estado terrorista de los opositores con EU y que sofocó con una mortal represión.
De 2018 a 2023, y en su propagación de mando único, Ortega canceló unas 20 universidades públicas y privadas y 3 mil 462 organizaciones no gubernamentales
“Ortega actúa al puro estilo de los dictadores de América Latina”, alegó el médico salubrista boliviano Wilfor Zalles, de la filial en Bolivia de Save the Children, institución mundial no estatal de defensa de la niñez. “Las dictaduras latinoamericanas se caracterizan por atacar a estudiantes y universidades, porque allí se gesta el pensamiento y la rebelión frente a sus abusos”, describió Zalles a este diario. Como gobernante boliviano de facto de derecha de 1971 a 1978, Banzer ordenó la ocupación militar de la (estatal) Universidad Mayor de San Andrés, en La Paz.
En un acto al que se tildó de crimen de “lesa cultura”, la (estatal) Universidad Nacional de Luján, de Argentina, fue clausurada en 1979 por Videla como jerarca de la dictadura militar derechista argentina que gobernó de 1976 a 1983.
Siendo presidente salvadoreño derechista de 1989 a 1994, Cristiani ordenó en noviembre de 1989 bombardeos de fuerzas armadas contra la Universidad de El Salvador al identificarla como santuario de “terroristas” de guerrilla comunista.
En su dictadura derechista, de 1973 a 1990, Pinochet (1915-2006) intervino universidades en Chile y persiguió a docentes, estudiantes y autoridades universitarias. Como presidente izquierdista de Ecuador de 2007 a 2017, Correa clausuró 14 universidades privadas en 2012 por presunta deficiencia académica.
Elevado a presunto líder nacionalista panameño y bendecido por la izquierda hemisférica, Noriega (1934-2017) lanzó a sus tropas de élite contra la (estatal) Universidad de Panamá como jefe militar de Panamá de 1983 a 1989.
En 2010, con 11 años como presidente izquierdista de Venezuela, Chávez (1954-2013) aplicó “golpe de Estado a la inteligencia” al supeditar a las universidades al socialismo, eliminar su autonomía y desplegar tropas que reprimieron a estudiantes, profesores y exalumnos opuestos a esa disposición. Maduro, su sucesor desde 2013, continuó esa línea.
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Dictadura derechista de mariscales y generales brasileños militarizó educación en todos niveles para preservar su estatus y control ideológico. Bolsonaro, primer heredero castrense de esa casta como presidente de 2019 a 2023, ubicó a militares en la dirección educativa y en universidades, a las que culpó de estar comandadas por “izquierda rabiosa”.
En un artículo en La Prensa, de Managua, el cooperante español Xavier Ruiz fustigó a Ortega por confiscar la UCA y rememoró que el general fascista español José Millán-Astray (1879-1954) irrumpió en 1936 en la (estatal) Universidad de Salamanca, España, e interrumpió al escritor y filósofo español Miguel de Unamuno (1864-1936) en su mensaje de apertura del curso.
Al citar ese hecho como referente de la acción de Ortega, Ruiz narró que el general fascista tuvo un choque verbal con Unamuno y proclamó: “Muera la inteligencia”.