Washington.— El escándalo del senador demócrata Robert Menéndez, imputado por la justicia estadounidense por soborno y extorsión, no podía llegar en peor momento para los demócratas, que buscan a como dé lugar despegarse de los republicanos y mejorar la posición del presidente Joe Biden de cara a las elecciones de 2024.
En sus primeras declaraciones públicas desde que estalló el caso, Menéndez rechazó ayer que vaya a renunciar y se mostró confiado en que saldrá absuelto de la que constituye la segunda acusación de corrupción en su contra en 10 años.
“Creo firmemente que seré exonerado”, dijo el senador, que anunció que no dimitirá. La justicia estadounidense lo acusó el viernes, así como a su esposa, Nadine Menéndez, y tres empresarios de participar en una trama de sobornos y tráfico de influencias para favorecer a empresarios y el gobierno de Egipto.
“Todas las personas son inocentes hasta que se demuestra su culpabilidad”, dijo en conferencia de prensa el senador, quien recordó su trayectoria de más de 30 años en la política para defender “con uñas y dientes” lo que creyó que era “justo”.
Según la fiscalía estadounidense, en su domicilio de Nueva Jersey, se encontraron 550 mil dólares en efectivo y lingotes de oro valorados en más de 150 mil dólares, así como un Mercedes Benz donado por uno de los empresarios. Gran parte del dinero estaba metido en sobres y cajas y escondido por toda la casa, así como en chaquetas con el nombre del veterano senador.
“El senador y su esposa aceptaron cientos de miles de dólares en sobornos a cambio de que el senador Menéndez utilizara su poder e influencia para proteger y enriquecer a esos empresarios y beneficiar al gobierno de Egipto”, declaró Damian Williams, fiscal federal del distrito de Manhattan, Nueva York.
“Reconozco la gravedad de este momento y que será mi mayor batalla hasta hoy en día”, insistió Menéndez, que el viernes, tras anunciarse su imputación, dimitió “temporalmente” de la presidencia de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, desde donde influyó en la diplomacia estadounidense.
De ser declarados culpables, los cargos más graves pueden acarrear hasta 20 años de cárcel.
El senador justificó las cantidades de dinero que mantenía en casa por “la historia de mi familia víctima de la confiscación en Cuba” y subrayó que el dinero que sacó “de su cuenta de ahorro” es producto de “30 años de trabajo”.
Entre los demócratas crecen las voces que piden a Menéndez dar un paso al costado. “Creo que... la situación es bastante desafortunada... lo mejor para el senador Menéndez es renunciar en este momento”, dijo la representante demócrata Alexandria Ocasio-Cortez a la cadena CBS el domingo. Calificó los detalles de la acusación como “extremadamente serios”.
El gobernador demócrata de Nueva Jersey, Phil Murphy, también pidió a Menéndez dimitir.
La acusación contra Menéndez, quien ya fue investigado por corrupción en 2015-2018, es un verdadero dolor de cabeza para los demócratas, que en 2024 buscan mantener la mayoría en el Senado, que hoy es muy frágil (51-49). También buscan recuperar el control de la Cámara de Representantes. Una mancha de corrupción sobre un senador tan importante y con tantos años en el Senado puede impactar también a Biden, quien busca la reelección y enfrenta duros cuestionamientos por su edad.
Los republicanos, que llevan años acusando a Biden de corrupción y de usar sus cargos políticos para favorecer a su hijo Hunter Biden, buscan abrirle un juicio político. Más allá de lo difícil que será lograrlo, que surjan denuncias de corrupción como la de Menéndez perjudica también al mandatario. Apenas el 20 de septiembre una encuesta de Emerson College Polling indicó que el expresidente Donald Trump, quien busca regresar a la Casa Blanca en 2024, supera en 47 puntos porcentuales a su rival republicano más cercano, Ron DeSantis.
Trump y Biden cuentan, cada uno, con el respaldo de 45% de los votantes.