Pocos días después de Navidad, Henry Dyne miró su teléfono despreocupadamente mientras pedía unas copas en un bar. Al desbloquear el dispositivo, se encontró con más de 600 notificaciones.
Empezó a desesperarse -era algo que ya había experimentado antes- pero, cuenta el joven de 29 años de Surrey, Inglaterra, esta vez era "cien veces peor".
Los mensajes eran desagradables, abusivos, incluso amenazantes.
"La próxima vez que estés en la cama de un hospital", decía uno, "no será con coronavirus".
El infortunio de Dyne empezó cuando contrajo la enfermedad en el verano de 2021.
No se había vacunado, explica, porque pensaba que su relativa juventud haría que cualquier contagio fuera suave.
Pero el consultor tecnológico, que también disfruta compartiendo bromas en su cuenta de Instagram, no tuvo suerte.
"Cada vez que me iba a la cama, no dormía, daba vueltas por todos lados. Y un día simplemente me desperté a las 6:00 de la mañana y dije: 'voy a llamar una ambulancia'", cuenta.
"Lo más aterrador fueron la fiebre y las alucinaciones".
En julio, Dyne terminó en el hospital, conectado a una bomba de oxígeno, y habló con periodistas de la BBC que realizaban un reportaje sobre la subida de casos de Covid entre los jóvenes.
"Solo pensé que sería bueno dar la cara y decir: 'esta es mi experiencia, es mucho peor de lo que pensaba, así que vacúnense'", dice.
No pensó que en poco tiempo se convertiría en el objetivo de un grupo de activistas antivacunas.
La primera de las acusaciones era que Dyne era un "actor de crisis".
La idea de "actores de crisis", personas que fingen o son contratadas para interpretar alguna tragedia o desastre, es parte de muchas de las teorías de la conspiración contemporáneas.
El concepto se usó para inventar que los padres de los niños muertos en el tiroteo de la escuela Sandy Hook (diciembre de 2012) estaban fingiendo sus tragedias personales.
Por supuesto que la BBC no usa "actores de crisis" ni paga a los entrevistados. Dyne no recibió ningún pago por su contribución.
Pero eso no impidió que los activistas antivacunas se inventaran información falsa y pasaran al ataque.
Hubo comentarios mucho peores, demasiado explícitos para compartirlos aquí.
Las teorías más salvajes se salieron de control a medida que los activistas rastrearon las cuentas online de Dyne.
Algunos descubrieron su perfil de LinkedIn, donde aparecía uno de sus antiguos empleadores, una empresa que obtuvo contratos del gobierno para suministrar computadoras a escuelas durante la pandemia.
El detalle era verdad, pero Dyne ya no era empleado de la empresa, la conexión era endeble, una coincidencia.
Después de que se suavizara la ola inicial de ataques, de camino a una recuperación total, Dyne intentó bromear sobre el tema en su biografía de Instagram, donde se describió, sarcásticamente, como "Actor de Crisis ganador de un premio de la Academia".
"El humor es mi forma de lidiar con las cosas, solo puedes reírte", explica. "No podía imaginar que esa broma me metería en problemas".
La segunda parte de los ataques llegó después de la emisión de un especial de la BBC el 27 de diciembre titulado "Repaso de 2021: la pandemia de coronavirus".
Incluía un clip de la entrevista original a Dyne.
Alguien se grabó en video mientras miraba el especial, buscaba el nombre de Henry Dyne en Google, encontraba su bio de Instagram y leía la frase "actor de crisis".
Y lo compartió en internet.
No está claro quién hizo el video original, pero rápidamente se compartió en círculos antivacunas en YouTube y Facebook antes de despegar en Twitter.
Uno de los principales impulsores de la tormenta de Twitter fue un político galés en ciernes, Richard Taylor. Compartió el video en Facebook y generó miles de reacciones con un tuit.
Taylor recibió el 20% de los votos en la localidad de Blaenau Gwent como candidato del Partido del Brexit en las elecciones de 2019. Recientemente montó una campaña con la que recaudó más de 80 mil dólares para un cine que fue cerrado por violar las normas de la pandemia.
Las publicaciones del político decían "Te vemos" junto al video, pero cuando la BBC lo contactó, respondió por email: "En mi publicación original no quise insinuar nada… Son mis seguidores de redes sociales quienes sacan conclusiones de lo que ven o leen".
"Es desafortunado que Dyne decidiera referirse a sí mismo de forma sarcástica en sus cuentas de redes sociales".
"Toda mi vida he creído que cuando alguien te dice quién o qué es, debes creerle, así que tomé a Dyne en serio cuando se refirió a sí mismo como actor de crisis", escribió Taylor.
El político también condenó los abusos y amenazas.
"Nunca contribuiría intencionadamente al abuso o amenaza a otro individuo, tras haber pasado una gran parte de mi vida dedicado a ayudar y servir a otros", precisó.
Pero el video viral se tradujo en otros cientos de mensajes abusivos y amenazantes contra Dyne.
La publicación de Taylor en Facebook fue etiquetada como falsa por quienes comprueban datos. Un video sigue activo en YouTube, así como varios tuits que muestran el citado video en Twitter.
La empresa Meta, propietaria de Instagram y Facebook, ha eliminado las cuentas falsas.
"Nos disculpamos ante Henry por la angustia que esto debe haberle creado", dijo Meta en un comunicado.
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"Cuentas que se hacen pasar por otra persona no están permitidas en Instagram y hemos eliminado las cuentas denunciadas".
Por su parte, Twitter dijo en un comunicado: "Seguimos adoptando acciones firmes contra el contenido y las cuentas que promueven información demostrablemente falsa sobre la covid-19 y que constituye un peligro".
YouTube está investigando el video en cuestión.
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Las tres compañías condenaron el acoso online y señalaron que tienen reglas y herramientas para proteger a los usuarios.
Si bien lamenta las distintas rondas de abuso, Henry Dyne continúa provocando a quienes lo acusan, y dice, por ejemplo, que está "disponible para fingir otros desastres".
"Eso es literalmente todo lo que puedes hacer", indica. "Hay que hacer algo con las redes sociales. Es demasiado evidente que se han salido de control".
Sin descartar una carrera en los monólogos cómicos, Dyne dice que su episodio con la Covid-19 no fue para nada gracioso, sino demasiado real.
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