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Bruselas.— A ocho meses de consumarse el divorcio entre Reino Unido y la Unión Europea (UE), el Ejecutivo comunitario ha recomendado a los 27 Estados miembros estar preparados para lo peor.
En una comunicación publicada ayer, la Comisión Europea (CE) informa con toda franqueza sobre la posibilidad de que las negociaciones fracasen y Reino Unido abandone el club sin acuerdo.
Por tal motivo, “se insta a los Estados miembros y a los agentes del sector privado a que aceleren los preparativos, a que intensifiquen la preparación a todos los niveles y en relación con los supuestos”. El documento señala: “El Brexit tendrá repercusiones para los ciudadanos, las empresas y todos los miembros de la UE”.
Los impactos irán desde la introducción de controles en la frontera exterior de la UE con Reino Unido, hasta la validez de las licencias, los certificados y la transferencia de datos. Sostiene que “aun pactando una salida ordenada habrá perturbaciones”; por el momento de la retirada, Londres dejará de disfrutar de las ventajas de los Estados miembros”.
De acuerdo con el compromiso de retirada acordado y de conformidad con el artículo 50, apartado 3, del tratado de la UE, son dos las hipótesis manejadas por Bruselas.
La primera es la de un Brexit ordenado, es decir, que las partes lleguen a un acuerdo y lo ratifiquen antes del 30 de marzo de 2019. En este escenario el Derecho de la UE dejará de aplicarse en Reino Unido el 1 de enero de 2021, con lo cual las partes contarán con un periodo transitorio de 21 meses para mitigar los impactos.
En el otro extremo está la opción de un Brexit sin acuerdo, es decir, que lleguen con las manos vacías el día de salida. Significa que todo el Derecho primario y derivado de la Unión dejará de aplicarse a partir de las 00:00 horas (hora central europea) y Reino Unido pasará a ser un tercer país.
En esta hipótesis las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) prevalecerán, los controles fronterizos serán reinstaurados bajo estándares nacionales, el futuro de los ciudadanos británicos y comunitarios residentes quedará en el limbo y la tensión volverá a la frontera entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda.
La última propuesta presentada por la administración de la primera ministra, Theresa May, provocó la dimisión de su jefe negociador, David Davis. El nuevo jefe de la delegación británica, Dominic Raab, aterrizó ayer en Bruselas en busca de un “Brexit que funcione”.