París.— El juicio a 24 personas que viajaron a Irak o Siria en 2014 y 2015, incluyendo 19 presuntos yihadistas, la mayoría muertos durante combates, pero que oficialmente siguen siendo “buscados”, se abrió por fin en París.

Franceses, marroquíes y argelinos tenían entre 20 y 30 años cuando salieron de Francia, antes o después de los atentados de enero de 2015 contra el semanario satírico Charlie Hebdo y el supermercado Hyper Cacher.

Convertidos al islam radical en una mezquita clandestina o con mentores, algunos fueron galvanizados por una dinámica de grupo reforzada por la proclamación del “califato” yihadista en junio de 2014. Muchos murieron combatiendo por el grupo Estado Islámico (EI), con bombardeos o inmolación. Sólo cinco de ellos comparecerán ante el tribunal por asociación ilícita con fines terroristas.

Todos los demás siguen siendo oficialmente “buscados”, pero la mayoría han perecido en bombardeos o ataques suicidas, según testimonios de familiares e información reunida por los agentes.

Esta curiosa audiencia, poblada de ausentes, pretende arrojar luz al recorrido de personalidades emblemáticas del yihadismo francohablante.

Entre los acusados fantasma figuran los hermanos Belhoucine, cuyo primogénito Mohamed es considerado el mentor del asesino del Hyper Cacher, o el joven convertido al islam Quentin Roy, cuyos padres se han vuelto figuras del Colectivo de Familias Unidas, quienes reclaman la repatriación de los yihadistas para juzgarlos en Francia y de sus hijos.

El caso sacó a relucir una de las paradojas francesas en materia de terrorismo. En tanto, la Justicia reclama y condena a decenas de acusados ausentes, el Estado francés rechaza repatriar a esos presuntos yihadistas para juzgarlos “en nombre del pueblo francés”.

El juicio se celebrará hasta el 16 de enero y se espera un veredicto el 17 del mismo mes.

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