San José.— Con más pobreza, mayor desgaste político y menos consenso social, el economista ultraderechista argentino Javier Milei cumplirá hoy los primeros dos de sus 48 meses como presidente de Argentina.
En dos hechos que coincidieron en la fecha, Milei lloró desconsolado el martes anterior en el Muro de los Lamentos, en Jerusalén, en una muestra de su lealtad con Israel. Ese mismo día en Buenos Aires, pero ya de madrugada en Israel, el Congreso de Argentina le propinó casualmente a Milei su primera gran derrota política al rechazarle un paquete de leyes de urgencia económica que presentó el 27 de diciembre pasado.
Las crónicas sobre la madrugada israelí narraron unas horas de furia del mandatario.
“Los que votan en contra de estas reformas se llenan la boca hablando de los pobres y de la ayuda a los pobres. Por eso digo que los progresistas de izquierda hablan tanto de los pobres que lo único que hacen es multiplicarlos, es como el rey Midas, pero al revés, el rey Midas todo lo que tocaba lo hacía oro, todo lo que toca un zurdo lo convierte en pobreza”, reprochó Milei.
Sin titubear, acusó a los congresistas de “delincuentes” y de “saboteadores” y a los gobernadores de traición, pero garantizó que “el programa económico no está en riesgo, por lo que la ley al sólo impactar en el largo plazo, podemos seguir sin drama”.
Milei lanzó un plan de choque para reducir el tamaño del Estado, recortar el gasto público, bajar el déficit de las finanzas públicas, dolarizar la economía y cerrar nueve ministerios y el Banco Central, entre otras medidas para sofocar el profundo descontento popular por la creciente pobreza, la acelerada inflación, la incesante devaluación, el masivo desempleo y el estancamiento económico.
Milei asumió el 10 de diciembre de 2023 y el 27 envió al Congreso el paquete de “ley ómnibus” y oficialmente denominado “Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos”, con reformas económicas, tributarias, electorales, energéticas y penales. En ese texto, el gobernante precisó que la pobreza atacó al 45% de los casi 46 millones de argentinos, unas 20 millones 700 mil personas, y que la indigencia asoló al 10%, unos 4 millones 600 mil.
Los pronósticos más optimistas de enero de 2024 establecieron que la miseria superaría el 50% al cerrar el primer semestre de este año.
En una promesa política, la bancada legislativa del oficialista partido La Libertad Avanza, que llevó a Milei al triunfo en la segunda ronda de los comicios presidenciales del 19 de noviembre de 2023, presentó el lunes de esta semana un proyecto para derogar la legalización—aprobada en 2020 y promulgada en 2021—del aborto en Argentina.
La motosierra, una famosa máquina que Milei blandió en 2023 como voraz herramienta electoral para prometer eliminar instituciones estatales y adelgazar al Estado, habría empezado a trabarse y sin lubricarse ni siquiera por las lágrimas que el presidente derramó en Israel.
“Milei está desamparado, por los organismos multilaterales y por sus seguidores y la lógica de la mayoría democrática: el pueblo y la sociedad civil, que deben pagar un alto precio, político y económico”, afirmó el sociólogo, politólogo y relacionista internacional boliviano Franco Gamboa, catedrático para Bolivia de Fulbright, programa internacional estudiantil y cultural de Estados Unidos.
“Milei ha encontrado dos callejones sin salida. Está la oposición política en el Congreso y se extiende a la sociedad civil, donde es muy difícil combatir las dinámicas populistas y la desaparición de subsidios. Este obstáculo es típico de las democracias: las reformas de largo alcance y con elevado costo social, como la pobreza, jamás llegan a ser toleradas ni tampoco a cambiar las dinámicas populistas del gasto social”, dijo Gamboa a EL UNIVERSAL.
“También está la lógica de las reformas de mercado, donde importan la reducción del déficit fiscal y el probable regreso de la privatización de empresas públicas o servicios como salud y educación, y la persistencia de la pobreza de miles de familias que requieren un elevando gasto estatal para compensar el terrible impacto de la reforma estructural para Argentina”, explicó.
En ambos frentes—político y popular—prevaleció el desamparo, recalcó.
Tras subrayar que “el fracaso de Milei es, en el fondo, el de la nación argentina que no puede hacer nacer un régimen y estructura económica nuevos ni matar las profundas raíces populistas”, planteó que “el Estado democrático argentino está ante la disyuntiva de ‘imponer y ser autoritario’ o dejarse arremeter por la soberanía democrática que terminará por cercenar cualquier iniciativa transformadora del presidente”.
Las perspectivas se reconfirmaron como desoladoras. “La única salida parece ser aumentar el gasto social para paliar la pobreza, algo que el Fondo Monetario Internacional (FMI) y los organismos multilaterales tendrán que financiar sin condiciones… porque todo podría terminar en el derrocamiento de Milei”, alertó Gamboa.
“Milei les quita fondos a gobernadores y subirá el transporte”, destacó ayer el periódico Clarín, uno de los principales de Argentina, en su primera plana.
Por eso, una pregunta surgió en el turbio panorama: ¿reparará Milei la motosierra?