Bruselas.— A pesar del gran sufrimiento humano y la enorme destrucción, la moral de los ucranianos se mantiene en alto dos años después de la agresión por parte de Rusia, una potencia nuclear que en papel pintaba ser militarmente muy superior.

Son múltiples los factores que permiten al pueblo ucraniano seguir soñando que puede resultar victorioso de la guerra y preservar su identidad frente a las ambiciones expansionistas de Moscú.

El ejército ruso no sólo fue incapaz de llegar a Kiev, de los 24 meses que lleva el conflicto 18 ha desempeñado una posición defensiva de los territorios que arrebató en los primeros meses de la invasión a gran escala. Volodimir Zelensky, un genio de la comedia que transitó a la política, sigue en Palacio Mariyinski, pero ahora con un ejército equipado con el material de infantería más avanzado en el mercado armamentista. Cuando arrancaron las hostilidades, los ucranianos se defendían con el obsoleto arsenal heredado de la época soviética.

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Una encuesta divulgada por la firma Gallup con motivo de 18 meses de conflicto, mostró que pese a la fatiga, “los ucranianos siguen profundamente comprometidos con ganar la guerra con Rusia, aunque un poco menos que en los primeros meses de la guerra”.

El 60% piensa que deben seguir peleando hasta vencer, el doble de los que quieren que Kiev negocie una solución lo antes posible, 31%. Al arranque de los combates, la ecuación era 70% y 26%; el bloque de los que no sabe aumentó del 3% al 7%. En tanto que un sondeo realizado en agosto por Ilko Kucheriv Democratic Initiatives Foundation y el Razumkov Centre exhibió que la gran mayoría de los ucranianos no están dispuestos a llegar a un acuerdo con el agresor que implique pérdida de territorio. El 90% considera inaceptable ceder territorios ocupados a cambio de paz.

Muchos analistas consideran que el ánimo de pelear de los ucranianos dependerá del cumplimiento de las promesas armamentistas realizadas por Washington y los aliados de la OTAN. Gustav Gressel, experto del European Council on Foreign Relations en temas de defensa, sostiene que Rusia se perfila a ganar el conflicto si continúa su curso actual. Rusia y Ucrania están inmersos en una guerra de desgaste, que beneficia al agresor.

El ejército ruso ha sufrido más bajas y no es capaz de compensar los actuales niveles de pérdidas militares, pero se espera que la transición hacia una economía de guerra permita a Rusia reemplazar su equipo más rápido de lo que actualmente puede hacerlo Occidente y Moscú ha encontrado nuevas formas para obligar a su población varonil a prestar servicio militar.

El tiempo está del lado del presidente Vladimir Putin, quien confía que la presión actual sobre el ejército ucraniano termine sobrecargando las líneas de suministro occidentales, así como agotando la paciencia en la opinión pública de los países que cargan con el peso de la factura económica.

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Tampoco Ucrania tiene garantías de que continuará recibiendo el apoyo que necesita de sus socios internacionales. El difícil entorno geopolítico generado por la tensión con China respecto a Taiwán y la probabilidad de que Donald Trump vuelva a la Casa Blanca complica aún más el futuro.

“Al menos por el momento, una guerra de atrición implica una victoria rusa”, sostiene el investigador. Insiste: “Ucrania sólo puede lograr sus objetivos bélicos si pasa a una guerra de maniobra; sin ello, no puede recuperar el territorio perdido”. Sostiene que para superar el impasse las fuerzas ucranianas requieren de entrenamiento y tener la ventaja cualitativa que les permita reducir riesgos y sufrir bajas. Necesita fijar propósitos estratégicos específicos y no sólo lanzar sus tropas contra las líneas defensivas rusas.

Otra limitante es la falta de municiones y repuestos en las cantidades requeridas. Los aliados transfirieron armas automáticas, bazucas portátiles, obuses, tanques y drones, pero no están suministrando balas, granadas, proyectiles y misiles. Para alterar la partida, indica el analista, “Occidente y los europeos en particular necesitan revisar sus regulaciones financieras y crear economías de escala para estimular radicalmente la producción de drones, municiones, vehículos blindados de combate y más”.

Corte de caja

Las necesidades humanitarias en Ucrania son inmensas, se multiplican y expanden al paso de los días, sostienen diversas organizaciones internacionales. La Misión de los Derechos Humanos de Naciones Unidas en Ucrania (HRMMU) certificó entre el 24 de febrero de 2022 y el 31 de enero de 2024 la muerte de casi 10 mil 500 civiles y cerca de 20 mil heridos, incluyendo 580 niños muertos y mil 300 heridos.

El Consejo Noruego para los Refugiados sostiene que casi 4 millones están desplazados internamente y 6.3 millones se encuentran refugiados en el extranjero. La situación interna es crítica, 40%, más de 14.6 millones de personas, necesitan algún tipo de asistencia humanitaria. Un sondeo realizado por la organización con sede en Oslo sostiene que 47% de los habitantes del este y del sur reportan daños o la destrucción de sus hogares; 57% de los desplazados informan que han estado fuera de sus hogares por más de 18 meses, y 83% de los encuestados en todo el país dicen temer por su vida. El 64% de los encuestados en zonas bajo ocupación rusa advierten no poder satisfacer sus necesidades más básicas.

“La realidad diaria de millones de ucranianos es vivir bajo la constante amenaza de bombardeos y muerte”, afirma Jan Egeland, secretario general del NRC.

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El costo de la destrucción ha sido igualmente colosal. El Banco Mundial, el gobierno ucraniano y la Comisión Europea estimaron hasta el pasado 31 de diciembre el costo de la recuperación y reconstrucción en 486 mil millones dólares en los próximos 10 años. Para este 2024, el país requiere de unos 15 mil millones para restaurar la infraestructura más indispensable y están los traumas sicológicos.

Rusia no ha salido ilesa. La firma RAND estimó en septiembre pasado los costos militares en 40 mil millones de dólares, las pérdidas del PIB en 2022 fueron de entre 81 mil y 104 mil millones y la destrucción de capital financiero durante 2023 alcanzó los 322 mil millones. Los expertos del centro de investigación consideran que Rusia puede aguantar estos costos por varios años más, aunque es muy probable que el estancamiento conduzca a un deterioro de la economía y el nivel de vida de la población.

El impacto demográfico ya es palpable, sostiene el Instituto para el Estudio de la Guerra. Señala que entre 800 mil y 900 mil rusos se han ido del país, incluyendo 700 mil que fueron convocados por la movilización parcial de Putin.

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