El cierre parcial del gobierno de Estados Unidos se convirtió este sábado en el más largo de la historia del país.
Es ya más largo que el que afectó a la administración de Bill Clinton entre diciembre de 1995 y enero de 1996.
Y mientras el presidente Donald Trump insiste en mantener el gobierno cerrado "el tiempo que sea necesario", la situación parece lejos de solucionarse.
Trump parece resuelto a no retroceder en su pulso con la oposición demócrata en el Congreso, que se niega a otorgarle financiación para construir el muro fronterizo con México.
El mandatario se niega a firmar una ley de presupuestos que no incluya US$5.700 millones para seguir construyendo lo que ahora acepta que sea una "valla de acero".
Y los demócratas, que controlan la Cámara Baja, tachan la idea de inmoral e inútil a la hora de frenar la inmigración ilegal, y se niegan a ponerle a Trump en bandeja la victoria política que se anotaría al cumplir una de sus más resonadas promesas de campaña.
Así las cosas, el cierre, que comenzó el pasado 22 de diciembre, supuso el fin de la financiación para el 25% del gobierno federal.
Mientras agencias de todo el país han renunciado a sus funciones no esenciales, el impacto va más allá del hecho de que las calles de Washington DC estén inusualmente silenciosas o los museos cerrados.
Estas son seis de las principales consecuencias.
Nueve departamentos (equivalentes a ministerios) del gobierno federal se han visto afectados por el cierre parcial, incluidos los de Seguridad Nacional, Justicia, Vivienda, Agricultura, Comercio, Interior y Tesoro.
La mayoría de los empleados federales están de licencia; es decir, de baja temporal por la falta de fondos, pero aquellos que son considerados esenciales están trabajando sin sueldo: son hasta 800.000 personas.
De hecho, este viernes estos trabajadores se perdieron su primera paga.
Muchos esperan recibir el dinero retroactivamente cuando el gobierno se reabra, pero no es nada seguro y no es una opción para los contratistas.
Durante las últimas tres semanas, empleados federales han expresado sus frustraciones en redes sociales con la etiqueta #ShutdownStories ("historias del cierre").
https://twitter.com/LifeIsQuirky21/status/1078129192422727685
"Soy una empleada esencial. Me pagarán, pero ¿cuándo? Vivimos de paga en paga. Me aterra que no podamos pagar la hipoteca, los créditos estudiantiles y otras facturas el mes que viene si continúa el cierre. Literalmente me he despertado por tener pesadillas sobre el tema #shutdownstories", escribe una funcionaria en Twitter.
Julie Burr, contratista, le dijo al programa de la BBC Newsday que hasta ahora ha perdido dos semanas de salario, sin garantía de que le paguen en el futuro.
"Soy madre soltera, así que estoy a solas en esto", cuenta Burr. "Si continúa y sigo sin recibir el salario, nos metemos en el alquiler de febrero y ahí se va a poner difícil la cosa".
Brian Bridgeford, funcionario de los considerados esenciales, dice que tiene que ir a trabajar pese a no tener idea de cuándo recibirá el próximo cheque.
"No me pagarán hasta que el cierre se haya acabado por completo", le dijo a la BBC.
Un sindicato que representa a unos 400.000 empleados esenciales presentó una demanda contra el gobierno de Trump por supuesta violación de la ley de Estándares Laborales Justos por no pagar a los trabajadores.
El sindicato de empleados del Tesoro Nacional, que representa a unos 150.000 trabajadores de distintas agencias, también ha presentado una demanda después de que a los empleados del Internal Revenue Service (IRS, la agencia tributaria) se les haya ordenado trabajar a pesar del cierre.
Algunos funcionarios de la Agencia de Seguridad en el Transporte (TSA, por sus siglas en inglés) que han estado trabajando sin paga, se están tomando bajas por enfermedad.
Esto ha desencadenado la preocupación de que los viajeros se encuentren con largas filas para pasar los controles y que los aeropuertos no tengan suficiente personal para mantener los estándares de seguridad.
La TSA negó en un comunicado que haya motivos de preocupación. En el texto, reconoció que han aumentado las llamadas de funcionarios enfermos, pero dijo que están "causando un impacto mínimo·" y que no se ha puesto en riesgo la seguridad.
https://twitter.com/TSA_Bilello/status/1083050164154179584
"La TSA continúa en control de la seguridad en todos los puestos del país. No ha habido ninguna degradación de la efectividad de seguridad y los tiempos de espera están en la media de los estándares de la TSA #NoBajoNuestaVigilancia", escribió Michael Bilello, representante de la TSA.
Los controladores aéreos también están sintiendo los efectos del cierre, especialmente en un contexto de escasez de personal totalmente cualificado para gestionar más de 43.000 vuelos diarios.
Muchos están trabajando largas jornadas sin sueldo. Además, no se ha aplicado nueva tecnología ni programas de formación para nuevas contrataciones que, por el momento, se han suspendido.
Paul Rinaldi, presidente de la Asociación Nacional de Controladores del Tráfico Aéreo, escribió en una carta pública al Congreso que las ausencias "hacen que un trabajo ya de por sí complicado sea incluso más difícil".
"Ahora mismo, les estamos pidiendo a nuestros controladores que mantengan la seguridad y eficiencia del sistema sin la necesaria contribución de 3.000 profesionales de la seguridad".
Los parques nacionales y museos conforman otro de los sectores más afectados por el cierre parcial del gobierno.
Un tercio de los parques del Servicio de Parques Nacionales (NPS) cerró sus puertas desde el comienzo del cierre.
Los demás se mantuvieron abiertos, pero sin personal para encargarse del mantenimiento y las tareas de limpieza.
Ante el deterioro y el aumento de los riesgos que conlleva esta situación, el NPS anunció que utilizará fondos de la recaudación de taquillas para operar los parques.
El subdirector del NPS, P. Daniel Smith, dijo en un comunicado: "Está claro que parques muy visitados con una plantilla limitada tienen necesidades urgentes que no se pueden afrontar únicamente con la generosidad de nuestros socios".
La decisión puede chocar con cuestiones legales, ya que el dinero de las entradas se tiene que utilizar para proyectos a gran escala, no para el mantenimiento diario.
Theresa Pierno, directora de la Asociación de Conservación de Parques Nacionales, sostuvo en otro comunicado que utilizar estos fondos "hundirá los parques en un hoyo financiero incluso más grande".
La mayoría de los parques, en especial los que no cobran entrada, no tienen servicios como baños públicos, recogida de basura, mantenimiento de carreteras o centros de asistencia.
Pero la principal preocupación respecto a los parques es la falta de suficiente personal para responder a las emergencias.
El cierre de museos también está siendo significativo. Los visitantes que llegan a Washington DC se encuentran con las puertas del popular Smithsonian cerradas.
La portavoz del Smithsonian Linda St. Thomas le dijo a la BBC que unos 1,2 millones de visitantes se verán afectados si el cierre continúa a lo largo de enero. St. Thomas precisó que dos tercios de los empleados están de baja.
Gracias a una ley de asignaciones, el Jardín Botánico y el edificio del Capitolio siguen abiertos. También lo están museos que no son del gobierno federal.
En Nueva York, los fondos del estado permiten mantener abierta la Estatua de la Libertad.
El gobernador del estado, Andrew Cuomo, se ha comprometido a pagar US$65.000 al día para asegurar el perfecto funcionamiento de la Estatua de la Libertad y la Isla de Ellis.
Las bajas forzadas de numerosos científicos que trabajan en agencias federales, como la Fundación Nacional Científica, hacen que laboratorios de todo el país estén sufriendo las secuelas.
Los investigadores están preocupados por los problemas para acceder a datos federales y ponerse en contacto con los funcionarios que adjudican la financiación de proyectos.
Rush Holt, director de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia, lamentó la situación en un comunicado.
"El cierre puede perturbar o retrasar proyectos de investigación, conducir a incertidumbre sobre nuevas investigaciones y reducir el acceso de investigadores a datos públicos e infraestructura", señaló.
https://twitter.com/jessphoenix2018/status/1079506485988667392
"Recordatorio: miles de científicos no pueden acceder a su #investigación mientras dura el 'cierredeTrump'. Incontables delicados experimentos están arruinados con muchos otros afectados seriamente. Esta acción idiota está dañando de forma activa la innovación de EE.UU.", protestó en Twitter el vulcanólogo Jess Phoenix.
Una mujer que pidió que no se revelara su identidad le dijo a la BBC que su esposo está realizando ensayos clínicos relacionados con el cáncer que se pueden ver retrasados mientras los empleados de la Agencia de Alimentación y Drogas de EE.UU. (FDA) responsables de darles luz verde estén de baja.
"Al tiempo que el cierre se alarga, el cáncer sigue creciendo y extendiéndose", denunció la mujer en alusión a los participantes de los ensayos. "El calendario puede literalmente ser cuestión de vida o muerte".
Cientos de trabajadores de la NASA se perderán la conferencia más grande de astronomía en Estados Unidos este año, ya que no podrán presentar sus hallazgos por falta de financiación.
A causa de la falta de financiación del Departamento de Agricultura, los campesinos de todo el país están teniendo dificultades para optar a ayudas del gobierno.
A los agricultores se les prometió una serie de ayudas por la "guerra comercial" del presidente Trump con China, pero las agencias que gestionan las solicitudes están cerradas desde el 28 de diciembre.
Las solicitudes de créditos federales y los sitios de información para agricultores tampoco están siendo revisados.
Informes del gobierno, incluidos los cálculos de suministros y demandas en los que se apoyan los agricultores, tampoco serán revelados a tiempo, incluso si el cierra termina pronto.
Actualmente en Estados Unidos hay varios millones de personas que necesitan ayuda para pagar el alquiler y que, con el cierre del gobierno, se enfrentan a un posible desahucio.
El Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano ha visto cómo han expirado 1.150 contratos de la administración con caseros que alquilan sus casas a personas con bajos ingresos.
Otros 500 expirarán a finales de este mes y otros 550, a finales de febrero, según el departamento.
Así, la financiación para las ayudas al alquiler para millones de inquilinos pueden estar en riesgo tan pronto como dentro de un mes.
El impacto a corto plazo se traduce en desahucios, desconexión de calefacciones y la escasez de alimentos por falta de dinero.
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