Hay cientos de soldados israelíes desplegados y los combates han obligado a la evacuación de al menos 3 mil palestinos.
Israel inició el lunes en el campo de refugiados de Yenín la mayor operación militar en Cisjordania de los últimos 20 años, que se ha saldado -por el momento- con 10 palestinos muertos y medio centenar de heridos.
Las tropas israelíes se enfrentan a las Brigadas de Yenín, una unidad compuesta por diferentes milicias palestinas, que tiene su sede en el campo de refugiados que se alza en el centro de la ciudad.
Este campamento, donde viven en condiciones de hacinamiento unas 14 mil personas en menos de medio kilómetros cuadrado, según la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA, por sus siglas en inglés), se ha convertido en el escenario de los combates.
Según el ejército israelí, el objetivo es acabar con “infraestructura terrorista” y desarmar a las milicias.
Pero la corresponsal de la BBC en Jerusalén Yolande Knell advirtió que "existe el riesgo de que se produzca una mayor respuesta palestina, incluida desde Gaza”.
Este martes, un vehículo arrolló indiscriminadamente a siete personas en Tel Aviv, hiriendo a tres de gravedad. El ataque fue descrito como “heroico” por la organización islámica Hamás, que lo atribuyó a la operación militar en Yenín.
En las últimas semanas, la violencia ha ido escalando en torno al campamento.
El pasado 20 de junio, siete palestinos murieron en una redada israelí en Yenín, en la que el ejército utilizó un helicóptero de ataque.
Al día siguiente, dos milicianos de Hamás mataron a tiros a cuatro israelíes en una gasolinera y un restaurante cerca del asentamiento de Eli, a 40 kilómetros al sur de Yenín.
Tras el ataque, cientos de colonos israelíes arrasaron e incendiaron casas y automóviles en la cercana ciudad de Turmusaya, donde un palestino fue asesinado a tiros.
Poco después, un dron israelí mató a tres milicianos palestinos en Yenín después de que supuestamente llevaran a cabo un tiroteo en un control militar cerca de la ciudad.
La espiral de violencia ha desembocado en esta operación militar, la mayor de los últimos años en Cisjordania.
Israel asegura que su objetivo no son los palestinos sino las “milicias financiadas por Irán” como Hamás y la Yihad Islámica, a las que el ministro de Exteriores israelí, Eli Cohen, define como “organizaciones terroristas”.
Para el primer ministro palestino, Mohammad Shtayyeh, la operación es "un nuevo intento de destruir el campamento y desplazar a su gente", y ha asegurado que los palestinos no se rendirán “mientras perdure esta ocupación criminal”.
"Los miembros de línea dura del gobierno de derecha de Israel han estado presionando para que el ejército tome medidas enérgicas durante meses, aparentemente en contra de los mejores instintos de algunos dentro del ejército israelí, que temen que pueda inflamar aún más una situación ya volátil", asegura Paul Adams, corresponsal diplomático de la BBC.
Adams recordó que en el pasado se han llevado a cabo redadas a gran escala contra grupos militantes en Yenín y en otros lugares, pero añade que estos operativos "hacen poco para abordar los problemas subyacentes y, en general, sirven como desencadenantes de más violencia".
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Yenín es uno de los lugares e Cisjordania en los que se ha afianzado una nueva generación de milicianos palestinos, sostiene Adams y agrega:
“Estos jóvenes milicianos nunca han conocido un proceso de paz. No tienen perspectivas de que se produzca una resolución diplomática del conflicto. No tienen absolutamente ninguna fe en sus propios líderes políticos. Por lo tanto, están luchando contra la ocupación de la única manera que creen que pueden hacerlo".
El de Yenín cuenta, además, con una de las mayores tasas de pobreza y desempleo de los 19 campamentos de refugiados que hay en Cisjordania, según datos de UNRWA.
Ante esta desesperanza, la resistencia armada frente a las medidas de seguridad de Israel ha crecido rápidamente en Cisjordania, asegura Alaa Daraghme, corresponsal del servicio en árabe de la BBC, quien ha visto como el número de milicianos en Yenín pasaba de decenas a centenares en apenas dos años.
Los palestinos insisten en que Israel debe frenar la construcción de asentamientos en Cisjordania, que en los últimos años se han multiplicado y que el actual gobierno israelí no tiene planes de prohibir.
Según Mustafa Barghouti, que lidera el Partido de Iniciativa Nacional, “la gran pregunta es: ¿por qué estos jóvenes emprenden ese camino?".
"Es porque hemos estado bajo ocupación militar (israelí) durante 56 años mientras el mundo no ha hecho nada para pararlo… Estos jóvenes están desesperados debido a que la comunidad internacional permitió que Israel continuara con la ocupación”, se respondió a sí mismo este político palestino en los micrófonos de la BBC.
Pero la Autoridad Palestina (AP), que tiene algunas responsabilidades administrativas y de seguridad en zonas de los territorios ocupados, también ha perdido el control del campo de refugiados de Yenín, afirma el editor internacional de la BBC Jeremy Bowen.
Para muchos palestinos, asegura Bowen, la AP, liderada por el presidente Mahmud Abbás -quien no ha celebrado elecciones en años-, ha perdido su autoridad.
“Ahora mismo la AP no puede hacer nada para proteger a los palestinos de las actividades de las fuerzas de seguridad israelíes ni, más concretamente, de los colonos que viven en los asentamientos patrocinados por el Estado, que violan el derecho internacional”, analiza Bowen.
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El campamento se creó a principios de la década de 1950 para los palestinos desplazados durante la guerra de 1948-49, que enfrentó al recién nacido Estado de Israel con sus vecinos árabes.
Al menos 750.000 personas tuvieron que abandonar sus hogares en lo que los palestinos conocen como la “Nakba” o “catástrofe”.
Durante la Segunda Intifada, la oleada de violencia que tuvo lugar en Israel y los territorios palestinos entre el año 2000 y 2005, el campamento de Yenín se convirtió en uno de los mayores focos de tensión.
En abril de 2002, después de una campaña de atentados suicidas en Israel, en la que muchos de sus autores eran oriundos de esta localidad, las fuerzas israelíes lanzaron una incursión a gran escala en la ciudad que duró 10 días y que fue conocida como la Batalla de Yenín.
Al menos 52 palestinos, la mitad de ellos civiles, murieron en los combates, así como 23 soldados israelíes. Unos 400 hogares fueron destruidos y una cuarta parte de la población perdió su casa.
Un informe de Naciones Unidas criticó entonces a Israel por no permitir la entrada de personal humanitario al campo de refugiados, y a la parte palestina por esconder a milicianos en viviendas de civiles.
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