Hace dos años, Estados vivió las horas más bajas de su democracia, cuando una multitud ingresó al Capitolio, destruyó lo que pudo y puso en riesgo las vidas de los congresistas que se encontraban en el recinto contando los votos de la elección presidencial de 2020 para dar oficialmente el triunfo al candidato demócrata, Joe Biden.

Alrededor de las 13:30 de la tarde, una turba rodeó el Capitolio y entre gases lacrimógenos, de pimienta, macanazos y otras técnicas antimotines, los alzados rompieron los cercos policiacos y los protocolos de seguridad e invadieron el interior del Congreso, en un asalto que marcó el momento más bajo en la historia de la democracia estadounidense.

Apenas minutos atrás esos manifestantes estaban en un mitin encabezado por el entonces presidente Donald Trump, quien se negaba a aceptar su derrota en los comicios, alegando sin pruebas que hubo fraude. Trump arengó a la multitud. “Vayamos por la avenida Pennsylvania, vayamos hacia el Capitolio para decirle a los republicanos débiles el valor y el orgullo que necesitan para recuperar el país”. Y cerró con su frase “save America”, o “salvemos a Estados Unidos”.

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Las imágenes y videos de los congresistas ocultándose, mientras la policía del Capitolio se veía rebasada en sus esfuerzos para resguardar el recinto recorrieron el mundo. El todavía vicepresidente Mike Pence fue llevado a un refugio y desde ahí, llamó a parar la violencia.

El asalto al Capitolio duró unas cuatro horas. El saldo fue de cinco personas muertas, entre ellas dos policías, y 140 heridos. A dos años de los hechos, el Departamento de Justicia confirmó que ha detenido a 950 personas que participaron en el ataque, de las cuales, 192 ya recibieron penas de prisión; las autoridades buscan a otras 350. El Buró Federal de Investigaciones (FBI) ofrece hasta 500 mil dólares por información que permita capturarlos.

“No hay un calificativo ni una lógica que pueda explicar lo sucedido hace dos años; no hay antecedente inmediato en la historia moderna en Estados Unidos”, dice a EL UNIVERSAL el analista político Hernán Molina.

Ante la gravedad de lo sucedido, se creó un comité bipartidista en el Congreso, compuesto por cinco demócratas y dos republicanos, para investigar la responsabilidad legal de Donald Trump en los hechos. De acuerdo con el informe que presentó el presidente del comité, el demócrata Jamie Raskin, el 19 de diciembre, Trump es presunto responsable de obstruir un procedimiento oficial, conspirar para cometer fraude contra EU, conspirar para declarar falsamente e incitar, ayudar o apoyar una insurrección. El final del informe asegura que “ninguno de estos hechos hubiera podido ocurrir sin él [Trump]”.

Además está la pesquisa que realiza el Departamento de Justicia. “El comité que encabeza Raskin no es vinculante, es más de corte político. La única autoridad que podría levantar cargos criminales a Donald Trump es el Departamento de Justicia, que también está haciendo su propia investigación y tiene muchas coincidencias con el comité”, explica Molina, quien considera que no falta mucho para que el Departamento de Justicia presente un informe final del caso y se conozca si Trump será llamado a responder a la justicia. El tiempo apremia, porque Trump ya está buscando la candidatura republicana a la Casa Blanca en 2024.

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