Madrid.— Para muchos la conmemoración del 12 de octubre ha perdido gran parte de su simbolismo como celebración de alcance nacional para convertirse en una más de las jornadas festivas del calendario.

Sin embargo, con la llegada de la efeméride también aflora cada año la división que existe en ciertos sectores de la sociedad española a la hora de calibrar el impacto de La Conquista y valorar sus repercusiones, mientras en la orilla americana crecen las protestas contra la conmemoración del 12 de octubre, lo que pone en evidencia que la fecha no cuenta con la adhesión de la gran mayoría de los actores implicados.

“España tiene unas raíces múltiples, una mezcla enorme debido a tantas conquistas realizadas por diversos pueblos en la historia de nuestro territorio, cada una de ellas violenta. No debemos negar esa mezcla en el siglo XXI. Creo que el continente americano tampoco debe hacerlo, por lo que el 12 de octubre se debería celebrar con respeto a los habitantes originarios americanos y también a las poblaciones actuales, fruto de un mestizaje innegable”, agrega el especialista.

“Creo que la disputa se debe a no entender la realidad actual, las composiciones múltiples de nuestras poblaciones. Según mi punto de vista, cada pueblo invasor debería poder pedir disculpas por la violencia ejercida a los pueblos que invadió sin tanta polémica, estableciendo una relación cordial fundamentada en el siglo en el que estamos, pero deberían hacerlo todos. Hay que ver por dónde empezamos. En América Latina muchos pueblos originarios invadieron y esclavizaron a otros, ¿también deberían pedir disculpas? Es un tema complejo que se trata con demasiados tabúes”, señala.

Alentado sobre todo por las proclamas de los dirigentes conservadores del Partido Popular (PP) y los líderes de la extrema derecha encarnada en Vox, un sector de la ciudadanía española sigue defendiendo las acciones más controvertidas de los conquistadores bajo la premisa de que se aportó mucho más de lo que se arrebató.

Estos grupos emulan a los políticos más tradicionales para reivindicar las gestas del Imperio de los Austrias, minimizando sus excesos en la ocupación de América y resaltando su labor civilizadora y evangelista.

En contraste, el gobernante Partido Socialista Obrero Español (PSOE) mantiene una línea mucho más moderada sobre la celebración del 12 de octubre, absteniéndose de entrar en discusiones y apostando por la construcción de un futuro común para Hispanoamérica.

“En los años 80 hubo un intento de cambiar la obsoleta conmemoración imperial por la fecha de 6 de diciembre, de la Constitución, pero no prosperó por diferentes razones. Hubiera sido lo lógico esa fecha como fiesta nacional, en recuerdo del referéndum español que aprobó la Constitución. Y en esta como en otras muchas cuestiones España resulta una clara anomalía con respecto a otros países de nuestro entorno”, agrega el docente, columnista habitual del diario Nueva Tribuna.

En los últimos tiempos las posturas sobre La Conquista y la conveniencia de festejar el 12 de octubre se han ido enconando, como consecuencia sobre todo del discurso populista que están esgrimiendo algunos dirigentes políticos de España y América Latina para defender sus respectivos enfoques sobre un acontecimiento que incomoda en distintos ámbitos. Mientras en España se mantiene como Día de la Hispanidad, en varios países latinoamericanos ha sido rebautizado para exaltar la resistencia indígena, la descolonización o la diversidad cultural.

“Desde España no tenemos que pedir perdón, pero tenemos que dar las gracias a una historia común que ha sido el mayor hito de la humanidad después de Roma: la Hispanidad”, señaló recientemente el expresidente José María Aznar (PP), en una convención del partido derechista.

Por su parte, el líder del PP, Pablo Casado, reivindicó el lazo histórico entre México y España y subrayó que el mestizaje, el aprendizaje y la aportación mutuas construyeron sociedades mejores, en referencia a las derivadas positivas de la conquista.